Venezuela, Honduras, Perú, Ecuador:
«pequeños» olvidos
y «grandes» mentiras
Eric Toussaint
Argenpress
7 de Octubre de 2009
Conviene
tener en cuenta el peligro que constituye la actitud sistemáticamente
hostil adoptada por la gran mayoría de los grandes medios periodísticos
europeos y norteamericanos (así como la organización Reporteros sin
Fronteras) respecto a las experiencias en curso en Ecuador, Bolivia y
Venezuela. Esta hostilidad sólo es igual al silencio embarazoso y
cómplice con respecto a los golpistas hondureños o a la represión
ejercida por el ejército peruano contra los indios de la Amazonia.
Para ilustrar esta
afirmación, he aquí algunos hechos recientes:
1.- El 5 de junio de 2009,
el ejército peruano asesinó en Bagua a más de 50 indios de la
Amazonia que protestaban contra las concesiones de tierras otorgadas
por el gobierno de Alan García a unas transnacionales extranjeras,
principalmente europeas. Y esto no provocó la reprobación de los
grandes grupos de prensa mundiales. En ese momento daban casi en
exclusiva la prioridad a las protestas en Irán. No sólo la prensa no
reprobó la represión en Perú sino que estos hechos apenas tuvieron
eco. Sin embargo, el descontento en Perú era tal que el gobierno
tuvo que anunciar la derogación del decreto presidencial contra el
que los indios del Amazonas estaban en lucha. Y otra vez más, la
cobertura mediática de esa derrota del gobierno peruano fue casi
nula. Planteemos la pregunta siguiente: Si una intervención del
ejército venezolano o ecuatoriano hubiera provocado la muerte de
decenas de indios del Amazonas, ¿cuál hubiera sido la cobertura
mediática?
2.- Cuando el presidente
constitucional Manuel Zelaya fue destituido por los militares el 28
de junio, la gran mayoría de los media declararon, deformando
totalmente la verdad, que los militares habían reaccionado a la
voluntad del presidente de modificar la Constitución con el fin de
mantenerse en el poder. Muchos medios agregaban que así seguía el
ejemplo de Hugo Chávez, presentado como un dirigente populista
autoritario. En realidad, Manuel Zelaya sólo proponía a sus
conciudadanos pronunciarse a favor de la organización de elecciones
generales a una Asamblea Constituyente, que habría representado un
verdadero avance democrático en ese país. Lo que es explicado muy
bien por Cécile Lamarque y Jérôme Duval, de vuelta de una misión del
CADTM a Honduras: «El golpe de Estado tuvo lugar el mismo día en el
que Manuel Zelaya organizaba la «consulta», de carácter no
vinculante, en la se preguntaba a los hondureños si deseaban, o no,
la convocatoria de una Asamblea Nacional Constituyente, después de
las elecciones previstas para el 29 de noviembre de 2009. La
pregunta era la siguiente: ¿Está usted de acuerdo con que en las
elecciones generales de noviembre 2009 se instale una cuarta urna
para decidir sobre la convocatoria a una asamblea nacional
constituyente que apruebe una nueva Constitución política? Si esta
consulta hubiera recogido una mayoría de «sí», el presidente habría
sometido un decreto a la aprobación del Congreso para que, el 29
noviembre, los hondureños se pronunciaran formalmente sobre la
convocatoria de una constituyente, en una «cuarta urna» (las tres
primeras estaban reservadas para la elección de presidente, de
diputados y de alcaldes, respectivamente). Para darle un matiz de
legalidad al golpe de Estado, el Congreso y la Corte Suprema,
aliadas con el golpe, decidieron que la consulta era ilegal y
dictaminaron que el presidente Zelaya había «violado la
Constitución» al intentar modificarla «para poder pretender un nuevo
mandato», como un «aprendiz de dictador chavista». Sin embargo,
Manuel Zelaya no buscaba, por la vía de esta consulta, renovar su
mandato presidencial en las próximas elecciones legislativas, ya que
éstas se realizarían en el marco de la actual Constitución, que
prevé mandatos presidenciales de cuatro años no renovables. Por lo
tanto, Zelaya no podía ser candidato a su propia sucesión.»
Mientras que los
movimientos populares de oposición al golpe de Estado multiplicaron
las huelgas y manifestaciones en julio, agosto y septiembre, los
grandes medios periodísticos les dedicaron apenas unas líneas. Las
pocas veces que los grandes diarios dedican un artículo de fondo a
la situación en Honduras, practican una política denigratoria con
respecto al presidente constitucional, en el caso en que no
presenten directamente a la acción de los militares como un golpe
militar democrático. Por ejemplo, The Wall Street Journal decía en
su editorial del 1 de julio de 2009: «el golpe militar ocurrido en
Honduras el pasado 28 de junio y que llevó al exilio al presidente
de ese país centroamericano, Manuel Zelaya, es extrañamente
democrático». El editorial agregaba que «las autoridades
legislativas y judiciales permanecieron intactas» tras la acción
militar. Por otra parte, y de forma más matizada, el conocidísimo
diario francés Le Monde participó también en esta campaña. He aquí
un ejemplo: El 12 de septiembre de 2009, Jean-Michel Caroit, su
enviado especial en Honduras, citó las palabras de una francesa
expatriada en ese país y a continuación agregó la mentira
sistemáticamente repetida sobre las malas intenciones atribuidas a
Manuel Zelaya. «Para los hondureños el retorno de Zelaya es
inaceptable ya que significaría 20 años de dictadura a la [Hugo]
Chávez», exclamaba Marianne Cadario, refiriéndose al presidente de
Venezuela, quien —como su aliado Manuel Zelaya pretendía hacerlo—
modifico la Constitución para poder ser reelegido. Madame Cadario,
una francesa instalada en Honduras desde hace 30 años, dice estar
«muy asombrada por la reacción de la comunidad internacional», que
ha condenado el golpe» (el subrayado es del autor) El tono de
diarios como Le Monde y Libération comenzó a cambiar a finales de
septiembre, después de que los golpistas subieran algunos grados en
la represión. Dicho esto, Libération merece un premio por la
utilización de eufemismos. En efecto, el 28 de septiembre de 2009
(justamente tres meses después del golpe), subtitulaba con «Perfume
de dictadura» el párrafo en el que se explicaba que el gobierno
golpista había decretado: «la prohibición de “toda reunión pública
no autorizada”, detención de “cualquier persona que ponga en peligro
su vida o la de los demás”, “evacuación” de locales ocupados por
manifestantes e interferencias de “la emisión por cualquier medio de
los programas que traten de alterar la paz”».
3.- A comienzos de agosto
de 2009, la intención de las autoridades venezolanas de cuestionar
el derecho de emisión de 34 radios y televisiones encontró un eco
importante en la prensa internacional sobre el lema: «es una prueba
más de la casi desaparición del derecho de expresión y de crítica en
ese país autoritario.» La manera como la gran prensa trata la
situación de los medios venezolanos es unilateralmente hostil a las
autoridades del país, mientras que el 90 % de estos medios son
privados y sostienen en su gran mayoría muy activamente las campañas
de desinformación. Globovisión, una de las principales cadenas
privadas, participó activamente en el golpe de Estado militar contra
Chávez del 11 de abril de 2002. Un reportaje realizado por
Globovisión dio la vuelta al mundo el 11 de abril de 2002 y los días
siguientes al golpe militar. Se trataba de un montaje que
falsificaba la realidad. Se veían civiles presentados como chavistas
disparando sus pistolas desde un puente hacia una dirección no
identificable. La voz en off del periodista de Globovisión afirmaba
que los chavistas estaban a punto de matar a manifestantes de la
oposición que desfilaban pacíficamente en la calle que pasa por
debajo del puente. La policía venezolana pudo reconstruir el
desarrollo exacto de los hechos a partir del análisis de los
reportajes y de las diferentes fotos tomadas por particulares el 11
de abril de 2009. En realidad, los militantes chavistas que, según
Globovisión tiraban a los manifestantes, respondían a un tiroteo que
provenía de un blindado de la policía metropolitana, aliada a los
golpistas. Los manifestantes de la oposición ya no estaban en la
calle hacia la que tiraban los chavistas en el momento de los
hechos. Varias fuentes pudieron demostrar de manera inequívoca que
los golpistas habían programado el asesinato de manifestantes
antichavistas, para atribuirle esos crímenes a Chávez y justificar
el golpe de Estado. El 11 de abril de 2008, los teleespectadores
venezolanos pudieron rever las imágenes de la conferencia de prensa
dada por los militares golpistas en un momento donde todavía ningún
manifestante había sido asesinado. Sin embargo, esos militares
afirmaban que tomaban el poder como respuesta a los asesinatos
efectuados por los chavistas, lo que corrobora claramente la tesis
de que se había planificado deliberadamente esos asesinatos para
justificar su acción sediciosa.
Durante los dos días
siguientes, el 12 y 13 de abril de 2002, cuando centenares de miles
de personas sin armas rodeaban los cuarteles golpistas para reclamar
el retorno de Hugo Chávez, que estaba prisionero, Globovisión no
difundió ninguna imagen de estas protestas, y explicaba que la calma
había vuelto al país y que Hugo Chávez había presentado su dimisión
y estaba de camino a Cuba. Durante las últimas horas del golpe, esta
cadena se contentaba con difundir dibujos animados y emisiones de
variedades . Globovisión fue por lo tanto cómplice de los golpistas
en varios momentos clave lo que condujo a asociaciones de padres de
víctimas y de supervivientes heridos a exigir una condena para la
cadena. Y hasta ahora el gobierno chavista se ha negado a hacerlo
para evitar que la campaña internacional desplegada en su contra no
se intensifique. Por otro lado, varias asociaciones de defensa de
los derechos humanos están descontentas con esta actitud pasiva de
las autoridades venezolanas.
Más recientemente,
Globovisión manifestó sus simpatías por el golpe de Estado del 28 de
junio en Honduras. Desde el mismo momento del golpe, los conductores
de los diversos programas de Globovisión lo apoyaron y acusaron a su
vez al gobierno de Chávez de injerencia por haber condenado el
golpe. En ese sentido, Guillermo Zuloaga, presidente de Globovisión
afirmó el 17 de julio que: «El gobierno de Micheletti está ajustado
a la Constitución, y nosotros quisiéramos, nos encantaría, que aquí
en Venezuela se respetara la Constitución como se está respetando en
Honduras», indicando con estas palabras un claro apoyo al gobierno
golpista.
Nunca Globovisión fue
objeto de ninguna prohibición de emitir. ¿Cuál es el gran medio
norteamericano o europeo que menciona este hecho? ¿Qué gran medio
europeo o norteamericano informa al público de que la gran mayoría
de medios están controlados por el sector privado? Y que representan
el 90 % de la audiencia en el nivel de la televisión. Que atacan con
extrema violencia al gobierno presentado como una dictadura y que
algunos de ellos, a pesar de haber participado activamente en el
golpe de Estado contra un presidente constitucional, continúan
emitiendo libremente desde hace siete años. ¿Podríamos imaginar que
el general De Gaulle no habría tomado medidas represivas respecto a
un diario, una radio, o una televisión que hubiera apoyado
activamente el golpe de la OAS en el momento de la guerra de
Argelia? ¿Encontraríamos normal que el gobierno español no tomase
medidas contra los medios que hubieran apoyado activamente, en
tiempo real, al coronel Tejero cuando, a la cabeza de un grupo de
militares golpistas, amenazó con su arma a los diputados presentes
en las Cortes? Si Manuel Zelaya fuera restituido como presidente
constitucional, ¿acaso él mismo y su gobierno no tendrían todo el
derecho de pedir cuentas y de tomar medidas contra los propietarios
de los medios de Honduras que apoyaron en forma sistemática a los
golpistas, deformando la realidad y encubriendo las múltiples
violaciones de los derechos humanos cometidos por las fuerzas de
represión?
4.- Los gastos de
armamento: Si leemos la prensa europea o de América del Norte, se
tiene la impresión de que Venezuela está por hacer importantes
gastos en armamento (en especial con Rusia), lo que constituye una
amenaza para la paz en la región. Pero si creemos a la CIA, la
situación es totalmente diferente: el presupuesto militar venezolano
es el 6º de la región en orden de importancia, y viene después de
los de Brasil, Argentina, Chile (mucho menos poblado que Venezuela y
considerado un modelo), Colombia y México. En términos relativos,
considerando el producto interior bruto de cada país, el presupuesto
venezolano sería el noveno de Latinoamérica.
¿Hemos podido leer esta
información en la gran prensa? Por el contrario, habremos leído en
agosto de 2009 que Suecia le pedía cuentas a Venezuela porque el
gobierno colombiano había denunciado a su vecino, una vez más, como
proveedor de armas a la guerrilla de las FARC. Suecia había
declarado en Colombia que los misiles SAAB encontrados en un campo
de las FARC habían sido suministrados a Venezuela. ¿Quién pudo leer
la respuesta detallada dada por Hugo Chávez? Los misiles en cuestión
habían sido robados en un puerto venezolano en 1995, cuatro años
antes de que Chávez accediera a la presidencia de la República...
Conclusión : Es necesario
ser concientes de esta asimetría con la que los medios tratan a los
acontecimientos y mantener un espíritu muy crítico. El descrédito
volcado sobre Hugo Chávez, Rafael Correa y Evo Morales es de tal
magnitud que prepara a la opinión pública internacional a la
pasividad para el caso en que una nueva tentativa de golpe de estado
se produjera o a la aprobación de medidas agresivas tomadas por un
gobierno como el de Estados Unidos. Entre las acusaciones insidiosas
sin ningún fundamento, podemos leer en la prensa española (entre
ellos El País) que la campaña electoral de Rafael Correa fue
financiada por las FARC. También podemos leer que las autoridades
venezolanas no combaten el narcotráfico. El descrédito que la prensa
otorgó al presidente Zelaya trata de impedir una movilización de la
opinión internacional en favor a su restitución como jefe de Estado.
Traducido por Griselda Pinero y Raul
Quiroz.
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