Proyecto Censurado: Los “piratas”
somalíes son pescadores en lucha contra el saqueo occidental de la pesca
de arrastre y la descarga de basura tóxica
Najad Abdullahi (Al Jazeera English), Johann Hari (Huffington Post) y
Mohamed Abshir Waldo (WardheerNews)
Argenpress
3 de Octubre de 2009
Traducción de Ernesto Carmonapara ARGENPRESS.info
La comunidad internacional
condenó con fuerza y declaró la
guerra a
los
piratas-pescadores
somalíes, mientras protege discretamente las operaciones de sus flotas
dedicadas a la Pesca Ilegal No Declarada y No Reglamentada (IUU, por su
sigla en inglés) procedentes de todo el mundo, que pescan furtivamente
y, además, descargan basura tóxica en aguas somalíes desde que cayó el
gobierno de ese país hace 18 años. Cuando colapsó el gobierno de
Somalia, en 1991, los intereses extranjeros aprovecharon la oportunidad
para comenzar a saquear las fuentes alimentarias del mar del país y a
utilizar las aguas sin vigilancia como vertedero de basura nuclear y
tóxica.
Según el Grupo de Trabajo
de Alta Mar (HSTF, sigla en inglés), en 2005 más de 800 barcos
pesqueros IUU operaban al mismo tiempo en aguas de Somalia,
aprovechándose de la incapacidad del país de vigilar y controlar sus
propias aguas y zonas de pesca. Los barcos IUUs arrasan anualmente
con un estimado de 450 millones de dólares en mariscos y peces de
las aguas somalíes. Así roban una fuente inestimable de proteína a
una de las naciones más pobres del mundo y arruinan el sustento de
vida legítimo de los pescadores.
Según el Grupo de Trabajo
de Alta Mar (HSTF, su sigla en inglés), en 2005 más de 800 barcos
pesqueros IUU operaban al mismo tiempo en aguas de Somalia,
aprovechándose de la incapacidad del país de vigilar y controlar sus
propias aguas y zonas de pesca. Los barcos IUUs arrasan anualmente
con un estimado de 450 millones de dólares en mariscos y peces del
mar somalí. Al obrar así, roban una fuente inestimable de proteína a
una de las naciones más pobres del mundo y arruinan el sustento
legítimo de vida de los pescadores.
Los reclamos contra la
descarga de basura tóxica, así como la pesca ilegal, han existido
desde principios de los años 90, pero las pruebas físicas emergieron
cuando el tsunami de 2004 azotó el país. El Programa del Ambiente de
Naciones Unidas (UNEP, por su sigla en inglés) reportó que el
tsunami reventó la herrumbre de los contenedores de basura tóxica
que se vararon a orillas de Puntland, en el norte de Somalia.
Nick Nuttall, portavoz del
UNEP, dijo a la cadena árabe Al-Yazira que cuando los envases fueron
rotos y abiertos por la fuerza de las olas, los contenedores
expusieron a la luz una “actividad espantosa” que se había estado
llevando a cabo por más de una década. “Somalia está siendo
utilizada como vertedero para desechos peligrosos desde comienzos de
los años 90, y continuó desde con la guerra civil desatada en ese
país”, dijo. “La basura es de muy diversas clases. Hay desechos
radioactivos de uranio, la basura principal, y metales pesados como
cadmio y mercurio. También hay basura industrial, desechos de
hospital, basuras de sustancias químicas y lo que se desee nombrar”.
Nuttall también dijo que
desde que los contenedores llegaron a las playas, centenares de
residentes han caído enfermos, afectados por hemorragias abdominales
y de boca, infecciones en la piel y otras dolencias. “Lo más
alarmante aquí es que se está descargando basura nuclear. La basura
radiactiva de uranio está matando potencialmente a los somalíes y
está destruyendo totalmente el océano”, dijo.
Ahmedou Ould-Abdallah,
enviado de la ONU para Somalia, dijo que en la práctica el petróleo
contribuyó a la guerra civil de 18 años en Somalia, pues las
compañías pagan para descargar su basura a los ministros del
gobierno y/o a los líderes de la milicia. “No hay control
gubernamental… y sí hay pocas personas con alta base moral…, están
pagándole a gente encumbrada, pero a causa de la fragilidad del
“gobierno federal transitorio”, algunas de estas corporaciones ahora
ni siquiera consultan a las autoridades: simplemente descargan su
basura y se van”.
En 1992 los países
miembros de la Unión Europea y otras 168 naciones firmaron la
Convención de Basilea, sobre el control de movimientos
transfronterizos de desechos peligrosos y su almacenamiento. El
convenio prohíbe el comercio de basura entre los países signatarios,
así como también a los países que no hayan firmado el acuerdo, a
menos que haya sido negociado un acuerdo bilateral. También prohíbe
el envío de desechos peligrosos a zonas de guerra.
Asombrosamente, la ONU ha
desatendido sus propios principios y ha ignorado súplicas somalíes e
internacionales para detener la devastación continua de los recursos
marinos somalíes y la descarga de basura tóxica. Las violaciones
también han sido largamente ignoradas por las autoridades marítimas
de la región. Éste es el contexto en el que aparecieron los hombres
que estamos llamando “piratas”.
Hay acuerdo en que al
principio los pescadores somalíes ordinarios fueron quienes usaron
lanchas rápidas para intentar disuadir a los barcos descargadores y
rastreadores, o por lo menos aplicarles un “impuesto”. Se llamaron a
sí mismos “Guardacostas Voluntarios de Somalia”.
Uno de los líderes de los
piratas, Sugule Ali, explicó que su motivo fue “poner alto a la
pesca ilegal y a las descargas en nuestras aguas… No nos
consideramos bandidos del mar. Consideramos que los bandidos del mar
[son] quienes pescan ilegalmente y descargan basura, y portamos
armas pero en nuestros mares”.
El periodista británico
Johann Hari observó en el “Huffington Post” que, mientras nada de
esto justifica la toma de rehenes, los “piratas” tienen, de manera
aplastante, el apoyo de la población local que les da la razón. El
sitio web independiente WardherNews (1), de Somalia, condujo la
mejor investigación que tenemos sobre qué está pensando el somalí
ordinario. Encontró que el 70% “apoya fuertemente la piratería como
una forma de defensa nacional de las aguas territoriales del país”.
En vez de tomar medidas
para proteger a la población y las aguas de Somalia contra las
transgresiones internacionales, la respuesta de la ONU a esta
situación ha sido aprobar resoluciones agresivas que dan derecho y
animan a los transgresores a emprender la guerra contra los piratas
somalíes.
Un coro de países que
demanda endurecer la acción internacional condujo a una
precipitación naval multinacional y unilateral por invadir y tomar
el control de las aguas somalíes. El Consejo de Seguridad de la ONU
(algunos de cuyos miembros pueden tener muchos motivos ocultos para
proteger indirectamente a sus flotas pesqueras ilegales en aguas
somalíes) aprobó las resoluciones 1816, en junio de 2008, y 1838, en
octubre de 2008, que “invitan a los estados interesados en la
seguridad de las actividades marítimas a participar activamente en
la lucha contra la piratería en alta mar fuera de las costas de
Somalia, particularmente desplegando buques de guerra y aviones
militares…”
La OTAN y la Unión Europea
han publicado órdenes al mismo efecto. Rusia, Japón, India, Malasia,
Egipto y Yemen se han unido a la batalla, junto con un número cada
vez mayor de países.
Durante años, las
tentativas realizadas para controlar la piratería en los mares del
mundo a través de resoluciones de la ONU no pudieron aprobarse, en
gran parte porque las naciones miembro sentían que tales acuerdos
afectarían a su soberanía y seguridad. Los países son poco proclives
a ceder el control y patrullaje de sus propias aguas. Las
resoluciones 1816 y 1838 de la ONU, a las que se opusieron algunas
naciones de África Occidental, del Caribe y Sur América, por
consiguiente fueron acordadas para aplicarse solamente a Somalia, un
país que no tiene ninguna representación en las Naciones Unidas con
fuerza como para exigir enmiendas destinadas a proteger su
soberanía. Igualmente, fueron ignoradas las objeciones de la
sociedad civil somalí al proyecto de resolución, que no hizo ninguna
mención a la pesca ilegal ni a los peligros de la descarga de
basura.
Hari preguntó: “¿Esperamos
que los somalíes hambrientos permanezcan pasivamente en sus playas,
remando entre nuestra basura nuclear, y nos observen cómo les
arrebatamos sus peces para comérnoslos en restaurantes de Londres,
París y Roma? No hemos actuado contra esos crímenes. Pero cuando
algunos pescadores respondieron interrumpiendo el tránsito por el
corredor marítimo del 20% del suministro de petróleo del mundo,
comenzamos a chillar sobre esta “maldad”. Si realmente queremos
ocuparnos de la piratería, necesitamos extirpar la raíz que la causa
-nuestros crímenes-, antes de enviar a las cañoneras a despejar la
ruta de criminales somalíes”.
Actualización de Mohamed
Abshir Waldo (de “WardheerNews”)
Las crisis de piratería
múltiple en Somalia no ha disminuido desde mi artículo anterior,
“Las dos piraterías en Somalia: ¿Por qué una palabra ignora a la
otra?”, publicado en diciembre de 2008. Continúa con nuevos bríos
toda la piratería ilegal de pesca, la descarga de basura y el
tráfico marítimo ilegal. Los pescadores somalíes, convertidos en
piratas como reacción a la pesca furtiva masiva extranjera armada,
han intensificado su guerra contra toda clase de naves en el golfo
de Adén y el Océano Índico.
En una respuesta
internacional, los gobiernos extranjeros, las organizaciones
internacionales y los grandes medios de información se han unido en
demonizar a Somalia y en describir a sus pescadores como hombres
malvados que sorprenden a las naves y aterrorizan a los marineros
(aunque no se ha dañado a ninguno). Esta presentación es torcida.
Los grandes medios dijeron relativamente poco sobre las otras
piraterías, la de la pesca ilegal y la descarga de basura.
Las marinas de guerra
aliadas del mundo –con una flota superior a 40 buques de guerra, de
ellos 10 asiáticos, árabes y de países africanos, así como de muchas
naciones miembros de la OTAN y de la Unión Europea– intensificaron
su cacería de pescadores-piratas somalíes, sin importar si realmente
practican la piratería o a la pesca normal en las aguas somalíes.
Las diversas reuniones del
Grupo Internacional de Contacto para Somalia (ICGS, por su sigla en
inglés) en Nueva York, Londres, El Cairo y Roma continúan
intensificando la demonización de los pescadores somalíes e impulsan
otras acciones punitivas, sin una sola mención a las violaciones de
la pesca ilegal y la descarga tóxica de buques con bandera de
aquellos mismos países que se sientan en los foros del ICGS y de la
ONU para juzgar a la piratería.
En la reunión anti-piratería
del ICGS en El Cairo, el 30 de mayo de 2009, Egipto e Italia fueron
los países que más insistieron en pedir un castigo severo a los
piratas-pescadores somalíes. Mientras estos países ICGS se reunían
hoy en Roma (10 de junio de 2009), la comunidad local de la ciudad
costera somalí de Las Khorey retuvo a una gabarra italiana y a dos
barcos rastreadores egipcios abarrotados de peces capturados
ilegalmente en aguas somalíes, que a la vez remolcaban dos enormes
tanques sospechosos de contener basura tóxica o nuclear. La
comunidad de Las Khorey invitó a los expertos internacionales a que
vinieran a investigar estos casos, pero hasta ahora no hubo
respuesta a la invitación.
Debe señalarse que la IUU
(sigla en inglés de Pesca Ilegal, No Declarada y No Reglamentada) y
la descarga de desechos están ocurriendo también en otros países
africanos. Costa de Marfil es otra víctima importante de la descarga
tóxica internacional.
Se dice que los actos de
piratería realmente son actos de desesperación y, como en el caso de
Somalia, un hombre transformado en pirata a la vez es guardacostas.
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