Una protesta indígena que llevaba 54 días desembocó
ayer en una matanza, cuando las fuerzas de seguridad
dispararon contra los nativos que bloqueaban una
carretera en la Amazonia. Aunque las cifras
oficiales reconocieron sólo tres indígenas muertos,
todos los reportes de la zona coincidían en que los
nativos muertos eran entre 20 y 25. También hay once
policías fallecidos. Los indígenas denunciaron que
la policía no los dejaba recoger a los muertos. Hay
más de cien heridos, la mayoría de bala. El infierno
de gases y balas alcanzó a los indígenas amazónicos
en la Curva del Diablo. Ahí se habían concentrado
unos cinco mil indígenas para bloquear una de las
vías neurálgicas de la selva peruana. La policía los
atacó ayer por la mañana para despejar la vía, lo
que logró varias horas después, a un alto costo de
vidas. El enfrentamiento se repitió en la cercana
ciudad de Bagua, unos mil kilómetros al noreste de
Lima, donde la población salió a las calles en apoyo
a los indígenas. Ahí fueron incendiados locales de
instituciones públicas y del oficialista partido
aprista. Al momento del envío de esta nota, los
nativos, según informó el gobierno, mantenían
secuestrados a 38 policías. El gobierno impuso el
toque de queda en Bagua.
El
presidente Alan García respaldó la acción policial y
culpó a los indígenas de lo ocurrido, a quienes
acusó de estar “manipulados”, según él por enemigos
políticos del gobierno y por “intereses extranjeros”
que buscan que el Perú no explote sus recursos
naturales (de la Amazonia). Alberto Pizango, líder
de los indígenas amazónicos, acusó al presidente
García de “ordenar un genocidio” y pidió la
intervención de organismos internacionales para
“detener esta matanza”. El opositor Partido
Nacionalista, del ex candidato presidencial Ollanta
Humala, anunció que pedirá en el Congreso la censura
del gabinete ministerial. El ex presidente Alejandro
Toledo (2001-2006) también criticó duramente al
gobierno. Por su parte, el primer ministro, Yehude
Simon, acusó a Pizango y a la dirigencia indígena de
“complotar contra la democracia”. “Las víctimas son
los policías, no los indígenas. Nosotros hemos
defendido la democracia”, dijo Simon, tratando de
justificar la represión policial. La ministra del
Interior, Mercedes Cabanillas, que calificó la
represión policial como “serena y prudente”, pidió
la captura del líder indígena Alberto Pizango, a
quien llamó “delincuente”. La bancada parlamentaria
oficialista salió a defender al gobierno y acusó a
Humala, a dirigentes políticos de izquierda, a los
líderes indígenas y a medios de comunicación de la
Amazonia, de “haber azuzado actos de violencia para
que los nativos ataquen a la policía” y amenazó con
demandarlos por el delito de terrorismo.
Los
indígenas denunciaron que la policía los atacó a
balazos y con gases lacrimógenos desde helicópteros
y desde tierra. El gobierno, por su parte, asegura
que fueron los nativos quienes dispararon primero
contra la policía. “El gobierno miente. Nosotros no
hemos matado a los policías. No tenemos armas de
fuego, solamente tenemos lanzas y flechas. Nos están
metiendo bala como si fuéramos delincuentes o
animales. Culpamos a Alan García de este genocidio”,
denunció Alberto Pizango, en una conferencia con la
prensa extranjera dada en la mañana de ayer, en el
mismo momento que se producía el ataque policial
contra los indígenas. Pizango señaló que denunciarán
al gobierno de García por genocidio ante la Corte
Interamericana de Derechos Humanos y otros
organismos internacionales.
Las
comunidades indígenas de la Amazonia, que reúnen a
más de 300 mil nativos, se levantaron contra el
gobierno el pasado 9 de abril exigiendo la
derogatoria de nueve decretos leyes dados por el
Ejecutivo que facilitan el ingreso a las tierras
indígenas de la Amazonia a las compañías petroleras
y la venta de bosques selváticos a empresas
madereras y para la producción de biocombustibles.
El
gobierno dio estas leyes en el marco de la
implementación del Tratado de Libre Comercio con
Estados Unidos. En su protesta, los indígenas
tomaron carreteras y algunos tramos de los ductos de
gas y petróleo, lo que en los últimos días había
originado problemas de abastecimiento de
combustible, alimentos y energía eléctrica en varias
ciudades de la Amazonia.
La
situación se agravó el jueves, cuando en el Congreso
el oficialismo se negó a debatir la derogatoria de
una de las nueve leyes cuestionadas por los
indígenas, a pesar de un dictamen de la comisión de
constitución que declaraba inconstitucional esa ley.
Los indígenas habían anunciado que si esa ley era
derogada, ellos levantarían su protesta sin esperar
la anulación de las otras ocho leyes que los
afectan. Pero el oficialismo se negó a debatir el
tema en el Congreso y al día siguiente el gobierno
ordenó el ataque a los indígenas.
“Nosotros estamos luchando por defender nuestras
tierras, nuestra vida, nuestros derechos. Nos
quieren tapar la boca matándonos. Nuestros hermanos
están muriendo por defender la Amazonia, que es el
pulmón del mundo”, dijo Pizango en la conferencia
con la prensa extranjera. A medida que avanzaba la
conferencia de prensa, los cinco líderes indígenas
presentes recibían constantemente llamadas
telefónicas informándoles lo que ocurría en Bagua.