Perú: Los indígenas
contra el Estado y compañías petroleras
Yvon Le Bot y Jean-Patrick Razon
Traducción: Guillermo
García Espinosa
Los indígenas agrupados en la
Asociación Interétnica para el Desarrollo de la Selva Peruana se han
movilizado contra la destrucción y la contaminación de su espacio vital
y, después de varias semanas, la tensión no termina. El gobierno
manifestó su voluntad de pasar a toda costa, de abrir la vía a las
compañías, burlándose de los derechos reconocidos a las comunidades
desde los años 1970 protegidos por las convenciones de Naciones Unidas.
Enfrentamientos entre indígenas amazónicos y fuerzas armadas han
dejadado decenas de muertos y numerosos heridos el viernes 5 de
junio en el norte de Perú. Los nativos, que bloqueaban la ruta
transamazónica, retuvieron como rehenes a varios policías. Las
fuerzas del orden dispararon contra los manifestantes,
utilizando helicópteros para ello, según algunas fuentes.
Estos
enfrentamientos son resultado de un conflicto entre indígenas de la
selva y el gobierno de Alan García, a causa de la explotación de las
riquezas petroleras. Inmensas reservas han sido descubiertas en años
recientes en la región. Un milagro , según el presidente
García, que multiplican las iniciativas favorables a su explotación
por las empresas extranjeras, incluido Perenco, un grupo
franco-británico. Esto tiene consecuencias trágicas para las
comunidades de cazadores-recolectores que obtienen sus recursos del
bosque y de los caudales de agua.
Los
indígenas agrupados en la Asociación Interétnica para el Desarrollo
de la Selva Peruana se han movilizado contra la destrucción y la
contaminación de su espacio vital y, después de varias semanas, la
tensión no termina. Ellos han recibido el apoyo de numerosos
sectores de la población en todo el país. Antes de los
acontecimientos de los últimos días, una movilización general había
sido programada para el jueves 11 de junio.
El
gobierno manifestó su voluntad de pasar a toda costa, de abrir la
vía a las compañías, burlándose de los derechos reconocidos a las
comunidades desde los años 1970 (por parte del gobierno militar
progresista de Juan Velasco Alvarado), protegidos por las
convenciones de Naciones Unidas.
Esto
que pasa en Perú es una ilustración dramática de un problema que se
ha hecho crucial en toda América Latina: la explotación del subsuelo
y la devastación del medio ambiente en detrimento de los pueblos
autóctonos y de la biodiversidad. En Brasil, Chile, Colombia,
Guatemala... los grupos indígenas se oponen a las empresas de
explotación de recursos petroleros, mineros o forestales. En
Ecuador, las comunidades amazónicas abrieron un proceso histórico
contra la empresa trasnacional Texaco, que ha provocado un verdadero
desastre ecológico en una vasta región. No se había visto jamás que
las comunidades amazónicas intentaran un proceso contra una gran
multinacional y todavía menos que los tribunales se mostraran
sensibles a sus argumentos (una decisión final se espera
próximamente).
Varios
gobiernos latinoamericanos le han tomado la medida al problema y se
esfuerzan por avanzar hacia las soluciones negociadas. Ese es el
caso de Bolivia, donde el presidente indígena Evo Morales ha
renacionalizado las reservas de hidrocarburos y renegociado con las
empresas extranjeras las condiciones de su explotación, a fin de
asegurar una redistribución más equitativa de los beneficios,
notablemente por medio de programas de desarrollo, de educación y de
salud para las poblaciones que lo requieren. El presidente
ecuatoriano, Rafael Correa, ha propuesto, en tanto, congelar la
explotación de una región entera de la Amazonia por razones
ecológicas y a cambio de contrapartidas financieras de parte de la
comunidad internacional. En Brasil, una decisión reciente de la
Corte Suprema de Justicia ha venido a confirmar una orden del
presidente Luiz Inacio Lula da Silva que reconoce un inmenso
territorio de los grupos indígenas en el norte de la Amazonia y
frena así la penetración de buscadores de oro o de traficantes de
madera (en total, 13 por ciento de la superficie de Brasil está hoy
constituida como territorio indígena).
Los
movimientos indios que se han desarrollado en América Latina en las
últimas décadas han obtenido avances importantes en nombre del país
y han incluido el reconocimiento de los derechos territoriales. Sin
embargo, el subsuelo queda como propiedad de la nación y la mayoría
de las veces su explotacion es confiada a compañías nacionales o
multinacionales que pillan y saquean sin consideración de los
ocupantes ni del medio ambiente.
* Yvon
Le Bot, director de investigacion del Centro Nacional de
Investigacion Científica (CNRS, por sus siglas en francés), es autor
de La grande révolte indienne, ediciones Robert Laffont,
2009.
*
Jean-Patrick Razon es director de Survival International (France),
movimiento mundial de apoyo a los pueblos indígenas (www.survivalfrance.org).
Traducción: Guillermo García Espinosa
|