El
Muro del Silencio
Hindu Anderi
Radio Nacional de Venezuela
11
de Noviembre de 2009
Recientemente Estados Unidos, Israel, Alemania y otros países de
Europa, a la vanguardia, de los demócratas y civilizados,
celebraron dos décadas de la caída del Berliner Mauer, muro de
Berlín. Según su opinión, último vestigio del comunismo y de la
ideología trasnochada de izquierda. El fin del muro, que daría
paso a la verdadera y absoluta libertad.
Pero la hipocresía o doble moral de esos países es nauseabunda.
Mientras celebran la caída del muro de Berlín, esos mismos ojos
alejan la mirada del muro criminal que construye el estado
sionista de Israel contra la población de Palestina, a lo largo
de Cisjordania. Por lo que otros “menos civilizados” se han
visto obligados a conmemorar cada año, desde hace siete, la
Semana Internacional contra el Muro del Apartheid, desde el 09
hasta el 16 noviembre.
Este muro de la vergüenza humana, cuya construcción es
financiada por el Banco Mundial, en el año 2004 fue declarado
ilegal por la Corte Internacional de Justicia, que utilizando
términos nada comprometedores “recomendó su desmantelamiento” y
la “compensación” de los afectados y, a pesar de que ha sido
condenado por casi toda la humanidad, con insanas excepciones,
hasta la fecha ha sido construido el 60 por ciento de su
totalidad. Al terminar de ser levantado, sólo el 12 por ciento
de la Palestina histórica estará en manos de sus habitantes
originarios, quienes cuentan con más de 11 mil años en ese
espacio invadido por el sionismo desde 1947.
La infraestructura del muro cuenta con una red eléctrica que
facilitará la construcción de nuevas colonias de israelíes. Esta
red estaría financiada por la empresa Leader, propiedad de Lev
Leviv, un multimillonario, considerado en la posición 210 como
el hombre con mayor recurso económico, gracias a la explotación
de diamantes en Angola y Namibia, a través del África Israel
Investements; negocios en y bienes raíces; inversiones en el
sector petrolero con la Alona-FINA y una serie de empresas
trasnacionales como Zara, Pull and Bear y Massimo Dutt. La obra
cuenta con el apoyo de otros inverSIONISTAS.
Esta ciclópea pared que atraviesa escuelas, hospitales, patios,
calles y casas, cortando vínculos familiares, sociales y
económicos mide el doble de la extensión que tuvo el de Berlín.
Es una muralla de 760 kilómetros de largo y 8 de alto, que en
algunos lugares llega a medir hasta 11 metros.
Este insulto a la humanidad hecho de concreto, no sólo perjudica
la autodeterminación del pueblo palestino, impidiendo la unidad
de su población e interrumpiendo su continuidad territorial,
sino que además ha sido construido dentro de Cisjordania,
separando aldeas, barrios y familias.
Esta obra de la ignominia, para nada denunciada a través de las
empresas de información, que hacen alarde de su defensa de la
tan cacareada “libertad de expresión”, es una gigantesca cárcel
que supone la creación de guetos, los cuales privan a la
población del acceso a los servicios básicos. Mientras los
palestinos, niñas, niños, adolescentes, mujeres, ancianos y
hombres carecen de medicina, materiales para la construcción de
viviendas, alimentos y todo cuanto se requiere para vivir como
humanos, cada kilómetro de esta zigzagueante serpiente cuesta
3.7 millones de dólares.
La monumental fortaleza cuenta con puertas por las que pueden
pasar los palestinos, sólo si los soldados lo permiten.
Adicionalmente, a lo largo del muro se han colocado garitas
desde donde los francotiradores pueden practicar tiro al blanco
con los y las palestinas, independiente de su edad, basta que
sean considerados por ellos “objetivos terroristas”. Si esto no
es una flagrante violación a los derechos humanos ¿cómo se le
puede llamar?
A los medios, que destacan los 20 años de la caída del muro de
Berlín se les “pasa” está gigantesca evidencia de racismo, de
limpieza étnica, de colonización de ghettización, de terror que
al parecer, lamentablemente, aún no tiene freno.
Con la construcción de este muro, no sólo se anexa el 46 por
ciento de Cisjordania a Israel sino que además se impide el
acceso de los agricultores a sus tierras (las que aún no han
sido confiscadas); se talan árboles de manera indiscriminada; se
destruyen tierras aptas para el cultivo y se confiscan reservas
de agua, condenando a la población Palestina a la sed. Ya el
consumo de agua para el pueblo palestino es precario. Los pozos
que no han sido confiscados, han sido contaminados por el
sionista. En la primera fase de construcción de esta monstruosa
barrera para la paz, Israel se apropió de 36 pozos de agua. Para
cuando sea culminada esta “maravilla del mundo civilizado”, el
28.5 por ciento de la mayor reserva acuífera (el Valle del
Jordán) estará exclusivamente en manos del ente colonizador de
Israel.
La ironía es que los países y potencias que celebran hoy la
caída del muro de Berlín, están levantando muros en todo el
mundo, como los que se en Cisjordania, Corea, Chipre, México,
Sahara Oriental; el de España (Ceuta y Melilla), el ubicado
entre China y Corea; entre Sudáfrica y Zimbawe; el muro
eléctrico entre Botswana y Zimbawe; como el construido entre
China y Bangladesh; India y Pakistán, el de Yemen y otros menos
evidentes como el muro que la Comunidad Económica Europea
levanta con la Ley o directiva Retorno. Esta ley será aplicada a
unos 8 millones de inmigrantes ilegales que se encuentran en ese
continente. Ya máss de 200.000 fueron detenidos en el primer
semestre de 2007, de cuales unos 90.000 fueron expulsados.
¡Basta ya de hipocresías!