Mariátegui, el Apra,
y la cuestión del indígena amazónico
Alejandro F Loarte
Telesur
7 de Junio de 2009
Este Junio 14 se conmemora 115 años del nacimiento del precursor
socialista peruano José Carlos Mariátegui. Que mejor tributo a
su memoria que el desenlace ''creativo y heroico'' de los
socialismos contemporáneos que en Latinoamérica adquieren una
realidad que no es ''ni calco ni copia'' de sistema social,
económico y político alguno, ni siquiera de los socialismos que
realmente existieron en el pasado siglo XX. Mejor tributo aun
brindan los indígenas amazónicos con sus jornadas de lucha en
defensa de su propiedad y régimen de vida comunitarios
vulnerados por el entreguismo de un gobierno centralista que hoy
administra el Apra bajo la presidencia de Alan García.
Hoy como en los años '20s del siglo XX ('20s/XX), el Perú
enfrenta el dilema de si el modelo económico neoliberal
dominante debe continuar o hay otra posible alternativa. La
encrucijada de ayer sentó las bases de un debate ideológico
distinto al que abstractamente y con argumentos importados de
occidente sostenían liberales y conservadores. En el marco del
nuevo debate, Mariátegui baso sus argumentos en el análisis de
la estructura económica (feudal y semi-colonial) de la realidad
peruana y su correspondiente expresión en lucha de clases;
propuso el socialismo peruano basado en el colectivismo
indígena. Un argumento no socialista de tinte 'pequeño-burgués'
lo sostuvo Víctor Raúl Haya de la Torre, fundador del Apra.
Mientras aquel debate lucía el peso de ideas y discursos
sólidos acompañados con formas de acción social y política
novedosas, el Perú de hoy está casi sumergido en el oscurantismo
pragmático victima de la cultura dominante oligárquica.
En un inicio, 1926, Mariátegui adhirió al principio de frente
único de trabajadores manuales e intelectuales y el anti-imperialismo
propuesto por la Alianza Popular Revolucionaria Americana (Apra),
partido político fundado con el fin de transformar el Perú
oligárquico. Cuando Haya de la Torre convierte el Apra en
partido único a ser dirigido por la clase media y en rumbo al
modelo demo-burgués, Mariátegui percibe el peligro y se da la
ruptura (Abril
de 1928). Para Mariátegui, un marxista heterodoxo, el socialismo
peruano tenía que ser dirigido por la clase obrera teniendo como
su principal aliado al campesinado indígena. El indígena en sus
formas de vida reproduce ''los elementos prácticos del
socialismo'' que la opresión servil feudal ni las había
destruido ni las había desarrollado. De allí que, la liquidación
del feudalismo y del centralismo burocrático del estado
oligárquico constituyeron tareas políticas de primer orden. Así
pues, para Mariátegui ''la cuestión indígena arranca de nuestra
economía [y tiene] sus raíces en el régimen de propiedad de la
tierra.'' [Siete Ensayos de Interpretación de la Realidad
Peruana].
Presente
La insurgencia que los indígenas amazónicos del Perú
protagonizan desde mediados del 2008 hasta estos días, bajo el
liderazgo de la Aidesep y su presidente Alberto Pizango busca en
lo inmediato la derogatoria por el pleno del congreso peruano de
decretos anti-indígenas aprobados por orden presidencial para
adecuarse a las exigencias del Tratado de Libre Comercio (TLC)
con Estados Unidos (EEUU). Pero allí no se agota.
Pizango sostiene: ''Los pueblos amazónicos no [luchamos] solo
por la derogación de unos decretos, sino 'para defender un
modelo de vida'. La extracción de gas y petróleo, la tala de
madera y el dragado de los ríos en busca de oro, 'están
destruyendo en pocos años estructuras sociales, costumbres y
estrategias de convivencia que tienen miles de años'''. Se
refiere así a la economía amazónica, una 'micro-economía' de
carácter predominantemente comunitario tradicional, que ha
resistido el más largo embargo histórico, la postergación y el
olvido, y que por ello mismo muestra la vigencia de su eficacia
y funcionalidad para la vida de los pobladores amazónicos y para
la preservación del medio ambiente donde se desenvuelven. Pero
hay también una estructura 'macro-económica' (la economía
nacional) que, por el contrario, nunca estuvo interesada en
articular positivamente las economías regionales, y que hoy bajo
inspiración del 'espíritu santo' neoliberal y en nombre del
''interés nacional'' arremete y amenaza con destruir la economía
y vida amazónicas.
El régimen de propiedad de la tierra, por otro lado, es más que
su mera expresión jurídica, el título de propiedad. Es el
conjunto de mecanismos políticos que garantizan la integridad de
la propiedad o que permiten su usurpación y hasta su
destrucción. Estos mecanismos comprenden las formas de uso de la
tierra, del usufructo de las riquezas que allí se encuentran o
producen y que de allí se extraen, y del poder de decisión que
sobre todo ello tienen los verdaderos propietarios. Estos
mecanismos estructuran el poder que tienen las comunidades
propietarias pero pueden ser vulnerados por las presiones
adversas externas de otros grupos económicos y/o del propio
estado burocrático centralista. Es esta estructura de poder
autónomo y comunal de los indígenas amazonicos que el gobierno
del Apra desconoce y busca desmantelar en la actual coyuntura.
Cuando, por su lado, el presidente Alan García responde que
''las tierras de la Amazonia son de todos los peruanos, no de un
pequeño grupo que vive allí'' y que ''el Perú no es una chacra
de nadie'', muestra una actitud que recuerda a los 'civilistas'
de los '20s/XX. Su razonamiento es a-histórico por cuanto
desconoce que en cada región del territorio nacional habitan,
procrean y se reproducen grupos concretos de peruanos que se
relacionan social y económicamente entre sí y con el medio
ambiente donde habitan a través de formas que han hecho posible
su milenaria sobrevivencia. Nadie mejor que los indígenas para
comprehender el significado, apreciar el potencial, y defender
la integridad del hábitat amazónico donde sobreviven por siglos.
Es algo que el peruano ordinario de Tacna o de Chacarilla
(distrito limeño donde Alan García tiene su residencia privada)
jamás podrán imaginar. Pareciera que para el presidente García
los indígenas amazónicos son seres sin historia, a quienes se
puede omitir y borrar sin escrúpulo. Con sus decretos supremos
busca destruir la propiedad comunitaria sobre la tierra y el
régimen económico-social que lo sustenta.
El presidente Alan García además encubre la otra cara de la
verdad en el presente conflicto. Si es como él dice, que los
indígenas amazónicos son ''egoístas'' ¿quiénes, entonces, son
los ''bondadosos''? La mano invisible del mercado siempre ha
tenido un rostro visible: el de los grupos sociales y económicos
poderosos y dominantes que usufructúan en el pillaje. ¿Quiénes
son esos grupos que, según el presidente García, procuran el
''interés nacional'' en la región amazónica? ¿Las
transnacionales del petróleo, del gas, de la madera, del etanol,
del oro, de los alimentos balanceados, de los laboratorios
químicos? ¿Quiénes son sus aliados en el Perú? Con su demanda
para derogar decretos supremos que facilitan la aplicación del
TLC con EEUU, los indígenas amazónicos desvelan ese rostro
invisible: los intereses corporativos transnacionales de aquel
país y su vocación destructiva tanto de las formas sociales de
vida amazónica como de los recursos naturales nacionales allí
localizados. ¿Quiénes son entonces los ''egoístas''?
La respuesta del Apra recuerda también al sistema soberbio y
represivo del gamonalismo del siglo pasado. Este es un sistema
de dominación social y política que se baso en el divisionismo
territorial heredado del virreinato español, y se reprodujo con
el apoyo del centralismo burocrático del estado oligárquico. El
gamonalismo precede al estado nacional-moderno porque desprecia
sus propias leyes cuando estas son adversas a los intereses que
representa. Cuando los indígenas amazónicos acusan al gobierno
del Apra y Alan García de haber violado el Convenio de la OIT
Sobre Pueblos Indigenas No. 169, y emitido decretos supremos
anti-constitucionales, ponen en evidencia el gamonalismo estatal
presente.
Pero no solo eso, el Apra y Alan García parecen ''[nutrirse]
del más envejecido repertorio de ideas imperialistas'', diría
Mariátegui. Su desdén hacia los indígenas amazónicos a quienes
implica como 'chacreros' y a quienes criminaliza y, por tanto,
persigue por ejercer el derecho constitucional a protestar o
insurgir en defensa de la soberanía nacional, asemeja a aquel
''concepto de las razas inferiores [que] sirvió al Occidente
blanco para su obra de expansión y conquista'', agregaría
Mariátegui hoy si estuviera vivo.
En consecuencia, la cuestión de los indígenas amazónicos es una
cuestión sobre el presente y el futuro del Perú y las tesis
socialistas de Mariátegui tienen aquí una estratégica vigencia.
''[No] nos contentemos con reivindicar [y otorgar] el derecho
del indio a la educación, a la cultura, al progreso, al amor, y
al cielo. Comencemos por reivindicar, categóricamente, su
derecho a la tierra [a su región]''. ''La hora de ensayar en el
Perú el método [neo] liberal, la formula individualista
[capitalista], ha pasado ya. [Â…] la sobrevivencia de la
comunidad y de los elementos de socialismo practico en la
agricultura y la vida indígenas'', hoy multiplicadas en formas
diversas a lo ancho y largo del país, son los elementos
concretos de una alternativa socialista original que será ni
calco ni copia sino creación heroica de las luchas del pueblo y
la nacionalidades peruanas excluidos por la oligarquía y
expoliados por el imperialismo. Sostener lo contrario como lo
hace el Apra y Alan Garcia, es decir, que el problema de los
indígenas amazónicos es uno de carácter local (región
amazónica), de orden moral (son 'egoístas'), étnico (son 'chacreros'),
y policial (son 'criminales') es argumentar tanto a favor del
estatus-quo como oponerse a la historia y la posibilidad que
tiene el Perú de transformarse en una Nación inclusiva,
democrática y participatoria, y colectiva solidaria. Con su
defensa del estatus-quo, el Apra de hoy, presidido por Alan
Garcia, presidente además del Peru, se quedo mudo de argumentos;
y si el Apra de los '20s/XX al menos proclamaba ser anti-imperialista,
el Apra de esta época ha claudicado ante el neoliberalismo y el
imperialismo norteamericano (para muestra que baste un botón: el
TLC!!!).
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