A tan sólo cuatro días de la llegada de Hugo Chávez a España los
principales medios españoles llenan sus páginas de críticas ante
la noticia del cierre de otras 20 radios en Venezuela. Los odios
que suscita el mandatario bolivariano en Europa y Estados Unidos
han convertido a este personaje en el principal caballo de
batalla de América Latina.
La facilidad con la que este presidente, elegido
democráticamente, es llamado dictador comienza a resultar
preocupante. Mientras, vemos como las críticas contra el golpe
de estado de Honduras se diluyen y la comunidad internacional ya
no discute que los golpistas hondureños continúen en el
Gobierno.
La SIP (Sociedad Interamericana de Prensa) se ha abanderado como
el principal organismo que vela por la libertad de expresión en
América Latina, pero su interés por este derecho se podría
definir como arbitrario.
Uno de sus objetivos prioritarios de los últimos años ha sido
denunciar como Hugo Chávez y sus homólogos ecuatariono y
boliviano, Rafael Correa y Evo Morales, “están acabando
con la libertad de prensa en Latinoamérica”. Sin embargo, hasta
el momento no se han acordado de señalar la censura que se sufre
en Honduras y las decenas de periodistas que han sido expulsados
de este país.
La SIP es una organización que nunca ha estado formada por
periodistas que luchan por sus derechos. Sus miembros son
grandes grupos de comunicación, en su mayoría estadounidenses.
Su preocupación por las dictaduras y las censuras informativas
que las acompañan, no se han ubicado entre sus prioridades.
Entre 2000 y 2001 el presidente de la SIP fue Danilo Arbilla, ex
director de prensa durante la dictadura militar uruguaya en
la que cerró 173 medios de comunicación. La ocupación de Arbilla
en este cargo hizo que dos medios uruguayos denunciaran a la
organización y se salieran de sus filas.
La SIP también ha albergado entre sus consejeros a periodistas
argentinos que no se preocuparon por la libertad de prensa
durante la dictadura del país rioplatense. El propio Néstor
Kichner, cuando recibió críticas de esta organización sobre la
libertad de los medios en su país, respondió con contundencia:
“No nos vengan a decir cómo funciona la libertad de prensa los
que para imponer sus ideas mataron, asesinaron y secuestraron”.
Conocidos los orígenes y las tendencias de la Sociedad
Interamericana de Prensa, se puede entender un poco más la lucha
que ha emprendido esta organización contra Hugo Chávez, Rafael
Correa y Evo Morales, a los que les acusa de hechos tan
‘terribles’ como el llevar a cabo proyectos de radios
comunitarias.
VENEZUELA SE DEFIENDE
Ante la intoxicación informativa de la SIP, el Gobierno
venezolano ha ofrecido otros datos sobre su realidad mediática.
Una nota de prensa del ministro de Obras Públicas venezolano,
Disodado Cabello, señala que el 32% del espacio
radioeléctrico venezolano pertenece a 27 familias, de las cuales
sólo el 9% posee cierta vinculación con el Estado venezolano.
Desde el Gobierno afirman que en Venezuela existen 794 emisoras
en FM, mientras que en 1998 había 494. Actualmente 472 FM son
privadas y 243 son comunitarias, mientras que 79 son públicas.
Las radios privadas aumentaron en un 70% desde que Chávez
llegó al poder, mientras que las públicas aumentaron un 10%,
y las comunitarias se mantuvieron en el mismo número. De las 210
emisoras AM, sólo 26 son públicas y 184 son privadas, en 1988
eran 179.
En lo que se refiere a la televisión la situación es
significativa. En 1998 había 29 canales privados y 2 públicos;
después de 10 años de gobierno chavista, hay 65 canales
privados, 37 comunitarios y 6 públicos.
El Gobierno bolivariano insiste que el cierre de radios no
responde a ataques contra la libertad de expresión: “Sólo se
aspira a democratizar el espectro radioeléctrico. 940 emisoras
de radio las operan los mismos concesionarios desde hace 20
años; más del 37% del espectro lo manejan tan sólo 27 familias;
154 emisoras no dieron la información que solicitábamos
porque simple y llanamente se encuentran ilegales y hay personas
jurídicas o naturales que tienen 3 y 4 concesiones”,
señalaba el ministro de Obras Públicas, Diosdado Cabello.
A pesar de que los datos demuestran que los medios privados
superan con creces a los estatales y a los vinculados con
Chávez, sólo hace falta entrar en uno de los diarios más
importantes del país, El Universal, para leer los
insultos y el trato despreciativo de algunos de sus periodistas
hacia el presidente del Gobierno. Sus críticas, completamente
legítimas, distan mucho de ser las de un medio que sufre censura
informativa.
Sin embargo, para muchos medios europeos, Chávez tiene las
culpas de todo lo que sucede en América Latina. Incluso su
nombre se cita en artículos que poco tienen que ver con la
región, como el que publicó el periodista Juan Luis Cebrián
sobre la TDT, en el que aprovechaba para denunciar las malas
prácticas del gobierno venezolano “y de otros países
semejantes…”.
La crítica se desvanece cuando toca hablar de otros personajes
bastante más preocupantes. Nuestro vecino Berlusconi es el dueño
del 90% de los medios de comunicación italianos. Cientos de
periodistas de este país han denunciado ser amenazados por su
Gobierno y otros tantos han sido despedidos por no responder a
la política de Il Cavaliere.