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No consiento que se hable mal de Franco en mi

 presencia. Juan  Carlos «El Rey»   


 

 

Agnese Marra

Nueva Tribuna 6 de Septiembre de 2009


 


                        A tan sólo cuatro días de la llegada de Hugo Chávez a España los principales medios españoles llenan sus páginas de críticas ante la noticia del cierre de otras 20 radios en Venezuela. Los odios que suscita el mandatario bolivariano en Europa y Estados Unidos han convertido a este personaje en el principal caballo de batalla de América Latina.

                       La facilidad con la que este presidente, elegido democráticamente, es llamado dictador comienza a resultar preocupante. Mientras, vemos como las críticas contra el golpe de estado de Honduras se diluyen y la comunidad internacional ya no discute que los golpistas hondureños continúen en el Gobierno.

                       La SIP (Sociedad Interamericana de Prensa) se ha abanderado como el principal organismo que vela por la libertad de expresión en América Latina, pero su interés por este derecho se podría definir como arbitrario.

                Uno de sus objetivos prioritarios de los últimos años ha sido denunciar como Hugo Chávez y sus homólogos ecuatariono y boliviano, Rafael Correa y Evo Morales, “están acabando con la libertad de prensa en Latinoamérica”. Sin embargo, hasta el momento no se han acordado de señalar la censura que se sufre en Honduras y las decenas de periodistas que han sido expulsados de este país.

                 La SIP es una organización que nunca ha estado formada por periodistas que luchan por sus derechos. Sus miembros son grandes grupos de comunicación, en su mayoría estadounidenses.

                 Su preocupación por las dictaduras y las censuras informativas que las acompañan, no se han ubicado entre sus prioridades. Entre 2000 y 2001 el presidente de la SIP fue Danilo Arbilla, ex director de prensa durante la dictadura militar uruguaya en la que cerró 173 medios de comunicación. La ocupación de Arbilla en este cargo hizo que dos medios uruguayos denunciaran a la organización y se salieran de sus filas.

                 La SIP también ha albergado entre sus consejeros a periodistas argentinos que no se preocuparon por la libertad de prensa durante la dictadura del país rioplatense. El propio Néstor Kichner, cuando recibió críticas de esta organización sobre la libertad de los medios en su país, respondió con contundencia: “No nos vengan a decir cómo funciona la libertad de prensa los que para imponer sus ideas mataron, asesinaron y secuestraron”.

              Conocidos los orígenes y las tendencias de la Sociedad Interamericana de Prensa, se puede entender un poco más la lucha que ha emprendido esta organización contra Hugo Chávez, Rafael Correa y Evo Morales, a los que les acusa de hechos tan ‘terribles’ como el llevar a cabo proyectos de radios comunitarias.

VENEZUELA SE DEFIENDE

               Ante la intoxicación informativa de la SIP, el Gobierno venezolano ha ofrecido otros datos sobre su realidad mediática. Una nota de prensa del ministro de Obras Públicas venezolano, Disodado Cabello, señala que el 32% del espacio radioeléctrico venezolano pertenece a 27 familias, de las cuales sólo el 9% posee cierta vinculación con el Estado venezolano.

               Desde el Gobierno afirman que en Venezuela existen 794 emisoras en FM, mientras que en 1998 había 494. Actualmente 472 FM son privadas y 243 son comunitarias, mientras que 79 son públicas. Las radios privadas aumentaron en un 70% desde que Chávez llegó al poder, mientras que las públicas aumentaron un 10%, y las comunitarias se mantuvieron en el mismo número. De las 210 emisoras AM, sólo 26 son públicas y 184 son privadas, en 1988 eran 179.

              En lo que se refiere a la televisión la situación es significativa. En 1998 había 29 canales privados y 2 públicos; después de 10 años de gobierno chavista, hay 65 canales privados, 37 comunitarios y 6 públicos.

              El Gobierno bolivariano insiste que el cierre de radios no responde a ataques contra la libertad de expresión: “Sólo se aspira a democratizar el espectro radioeléctrico. 940 emisoras de radio las operan los mismos concesionarios desde hace 20 años; más del 37% del espectro lo manejan tan sólo 27 familias; 154 emisoras no dieron la información que solicitábamos porque simple y llanamente se encuentran ilegales y hay personas jurídicas o naturales que tienen 3 y 4 concesiones”, señalaba el ministro de Obras Públicas, Diosdado Cabello.

                A pesar de que los datos demuestran que los medios privados superan con creces a los estatales y a los vinculados con Chávez, sólo hace falta entrar en uno de los diarios más importantes del país, El Universal, para leer los insultos y el trato despreciativo de algunos de sus periodistas hacia el presidente del Gobierno. Sus críticas, completamente legítimas, distan mucho de ser las de un medio que sufre censura informativa.

                Sin embargo, para muchos medios europeos, Chávez tiene las culpas de todo lo que sucede en América Latina. Incluso su nombre se cita en artículos que poco tienen que ver con la región, como el que publicó el periodista Juan Luis Cebrián sobre la TDT, en el que aprovechaba para denunciar las malas prácticas del gobierno venezolano “y de otros países semejantes…”.

                 La crítica se desvanece cuando toca hablar de otros personajes bastante más preocupantes. Nuestro vecino Berlusconi es el dueño del 90% de los medios de comunicación italianos. Cientos de periodistas de este país han denunciado ser amenazados por su Gobierno y otros tantos han sido despedidos por no responder a la política de Il Cavaliere.
 

 

 

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