Hipótesis de guerra
Ramón Rocha
Monroy
Bolpress
11
de Noviembre de 2009
Ojalá no suene a profecía sobre el desastre, pero las
hipótesis de guerra son ejercicios comunes entre
geopolíticos, historiadores y estudiantes de altos
estudios nacionales, para no hablar de los estudios
propiamente militares.
Una de ellas ha sido formulada por el Presidente
venezolano puestos los ojos en la franquicia
estadunidense para instalar bases militares en Colombia,
país rival de Venezuela, quién lo diría, desde que
juntos integraron una sola república fundada por el
Libertador.
Habría que vivir allí para sentir incomodidad frente a
un vecino enfrentado, que goza de la protección de una
gran potencia al punto de ceder territorio para la
instalación de bases militares. Pero lo curioso es que a
los bolivianos nos ocurre lo mismo y no nos alarmamos:
los Estados Unidos han instalado en Paraguay la que
hasta hoy es la mayor base militar norteamericana a
pocos cientos de kilómetros de nuestra frontera. Con lo
rápidos que son los gringos para inventar pretextos
diplomáticos que justifiquen sus invasiones, esas
fuerzas podrían desatar una blitzkrieg, una guerra
relámpago sobre el Chaco boliviano, para así controlar
nuestros pozos de gas, con el disimulado o franco
interés de grupos económicos de los países limítrofes.
Como son territorios poco habitados y peor defendidos
(pese al sacrificio de los militares que han sido
destinados a esas lejanas y calurosas guarniciones), la
invasión se desarrollaría en menos de seis días, al cabo
de los cuales el objetivo más probable sería el Trópico
cochabambino, con el argumento de controlar el
narcotráfico. En esas condiciones, el país se reduciría
al polo de occidente, con un severo corte de suministros
que llegan del Oriente.
¿Qué impide la ejecución de esta hipótesis? Las sólidas
convicciones democráticas de nuestros vecinos, en
especial de Brasil, Argentina y Chile, por ser países
desarrollados, y de Paraguay, porque tiene un gobierno
popular. El Presidente venezolano ha dicho varias veces
que no se quedará cruzado de brazos si hay una
pretendida solución de fuerza en Bolivia contra el
actual proceso, pero justamente la instalación de una
base militar tendría entre sus objetivos la reducción de
sus intervenciones en Sudamérica, proyectándolo hacia el
Caribe, donde es más fácil controlarlo.
No hay que olvidar, por último, un factor siempre
presente en casos de invasión: que hay sectores sociales
siempre dispuestos a colaborar con el ejército invasor,
los cuales incluso esgrimen argumentos éticos,
democráticos, históricos, lo que fuere, para justificar
su actitud. Si la invasión triunfa, ellos son
catapultados a posiciones de honor y se convierten en
Manes de la Patria; si la invasión fracasa, son
traidores a la Patria.
La historia enseña sin variaciones que los
colaboracionistas pertenecen a los sectores
privilegiados que temen perder sus privilegios, mientras
los sectores populares son los que ponen el pellejo y la
sangre para defender la soberanía y la integridad de su
país.
Un italiano diría: Si non é vero e ben trovatto; si no
es cierto, está bien contado. Así son las hipótesis de
guerra.