El próximo 3 de agosto se cumplen 30 años
del golpe militar que lideró Teodoro Obiang en Guinea
Ecuatorial. Su gobierno presenta hoy lo ocurrido de esta
manera:
“En la madrugada del 3 de Agosto de 1979,
al frente de un grupo de oficiales, ante los sufrimientos,
vejaciones y el caos que el régimen dictatorial y
sanguinario de Francisco Macías Nguema había sembrado en el
país durante once años, Teodoro Obiang protagoniza los
hechos que conducirían al derrocamiento del dictador.”
¿Qué hizo Obiang durante esos once años
para detener el sufrimiento?
“En 1969 -sigue la historia oficial- es
elevado al grado de Teniente de la Guardia Nacional,
habiéndole confiado el mando de todas las tropas destacadas,
así como de todas las dependencias militares de la capital
de la Nación.”
Comandante de las Fuerzas Armadas desde
1975, “en 1979, un Decreto Presidencial le eleva al rango de
Vice-Ministro de las Fuerzas Armadas Populares”
¿Qué ha hecho en estos 30 años para
evitar una nueva dictadura?
Tras ser nombrado presidente de la
república en 1982, “en 1989, Obiang ganó la reelección (y)
ganó de nuevo la reelección en 1996. (…) Una nueva
infraestructura y viviendas comienzan a ser reconstruidas
con mayor rapidez, ya se están instalando nuevos sistemas de
agua potable, alcantarillado y drenajes, y cientos de miles
(sic) de nuevas carreteras están siendo construidas para
conectar todas las ciudades y poblados de Guinea Ecuatorial.
El cuidado de la salud y la educación son prioritarios en su
agenda, ya que se construyen nuevos y modernos hospitales y
clínicas con tecnología de punta equipados con personal, y
se capacitan profesores para que enseñen mejor a los
estudiantes.”
En este mare mágnum de promesas sobre
obras públicas, sobresale un hecho cierto: Obiang gana una
elección tras otra con más del 95% de los votos. En 2002 lo
hizo en las presidenciales con el 97%, en 2004
-parlamentarias y municipales- obtuvo 98 de los 100 escaños
del parlamento y 237 de las 244 municipalidades. En las
legislativas de 2008 obtuvo 99 escaños.
La principal diferencia entre Macías y
Obiang es que éste ha sabido leer las señales de los tiempos
y adaptarse en consecuencia. Esto le ha permitido mantener
el poder, contar con el apoyo exterior y hacerse
inmensamente rico gracias al petróleo.
Son sin duda 30 años de éxitos para
Obiang, aunque no los que anuncia la propaganda oficial para
el resto de la población. Los documentos publicados por el
Banco Mundial, la Unión Europea y las diversas agencias de
Naciones Unidas, especialmente las de derechos humanos y
desarrollo humano, por no hablar de organizaciones no
gubernamentales, presentan otra realidad muy diferente del
país.
Obiang está dispuesto a participar en el
juego de la democracia porque en cada partida marca las
cartas y en el reparto se queda con las mejores.
¿Hay que celebrar elecciones, firmar
tratados internacionales sobre derechos humanos y adherirse
a iniciativas sobre transparencia, responsabilidad y buen
gobierno? Pues dicho y hecho: se da un escaño a la
oposición, se firman tratados que luego no se cumplen y se
hace propaganda de los actos del gobierno.
Obiang cuenta con buenos amigos que
gobiernan en países poderosos, que aseguran a la opinión
pública que el juego es legítimo y que sólo le hace falta
alguna mejora. Al tiempo se ofrecen a ayudarle en ésta,
aunque sin prisa y por encima de todo sin sobresaltos. Desde
que comenzó la explotación del petróleo en Guinea Ecuatorial
a mediados de los años noventa, los amigos le son cada vez
más fieles:
En 2004 el Departamento de Estado de
Estados Unidos resumía bien con una sola frase la situación
política: “los ciudadanos no tienen forma pacífica de
cambiar el gobierno”.
http://www.state.gov/g/drl/rls/hrrpt/2004/41601.htm
En 2009 la presenta como “nominalmente
una república multipartidista con un fuerte dominio por
parte del ejecutivo”.
http://www.state.gov/r/pa/ei/bgn/7221.htm
Sin embargo, Obiang piensa que toda
precaución es poca y envía a uniformados y a mercenarios
para asesinar, secuestrar, torturar, perseguir y en general
hacer la vida difícil a sus rivales y a los que quieren
verle fuera del poder.
A pesar de ello y también de que no
faltan los que desean recibir una parte del enorme pastel
petrolífero, los hay que no se resignan. Unos participan en
el juego de la democracia de Obiang y otros han optado por
derrocarle.
Por los resultados que han obtenido hasta
hoy, se puede decir que Obiang les ha superado con creces. A
los primeros les amedrenta, persigue y entretiene según la
ocasión. A los segundos les ataca cuando puede y éstos le
han ocasionado alguna incomodidad, pero los amigos
mencionados y la suerte han estado de su lado.
Por la estrategia que utilizan se puede
decir que ninguno está hoy más cerca de conseguir sus
objetivos que hace unos años. Más bien al contrario, las
esperanzas de éxito parecen inversamente proporcionales al
incremento de sus actividades.
Participar en el juego de la democracia
no es un asunto fácil. Si un jugador no desempeña el papel
que se espera de él, los demás jugadores no le toman en
serio. El líder de la oposición parlamentaria en Guinea
Ecuatorial asegura una y otra vez ante la comunidad
internacional, medios e instituciones políticas, que su
partido juega con las reglas de Obiang y se compromete a
emplear únicamente medios pacíficos para llegar al poder.
Si la comunidad internacional no exige lo
mismo a Obiang para mantenerse en él ¿por qué piensa la
oposición que se le exige a ella para alcanzarlo? Cabe
pensar que la comunidad internacional tolera a la oposición
y que así será mientras siga renunciando a defender los
derechos humanos de los ecuato-guineanos mediante los medios
apropiados a las violaciones de Obiang.
Hace ya muchos siglos que se discutió
sobre la defensa legítima ante una agresión. Desde el siglo
XIII se sabe que “es mayor la obligación que se tiene de
velar por la propia vida que por la del otro” ante un ataque
mortal.
El que un partido de oposición a una
dictadura interminable renuncie a una defensa acorde con la
violencia de aquélla, deslegitima su actividad política
porque favorece a la dictadura a la que dice oponerse. Al
buscar ayuda en los representantes de la comunidad
internacional, a pesar del historial de éstos y de admitir
públicamente que sabe que no se la darán, se cava su propia
tumba política.
Es cierto que la otra condición de la
legítima defensa es que se cuente con probabilidades de
éxito. Nótese en primer lugar que se trata de no renunciar
sin más a aquélla. A continuación, que no puede haber
probabilidad alguna de éxito si se renuncia de entrada la
posibilidad de la acción.
El segundo campo opositor, compuesto de
pequeños grupos diversos, no renuncia a nada.. Su fracaso es
notorio y se debe, entre otras deficiencias, a la falta de
apoyo popular y militante por un lado y a divisiones y a
rencillas internas por otro.
Con el uso de las armas no han tenido
éxito y parece que no lo tendrán: la ausencia de una milicia
popular y una mala planificación cuando han contado con
mercenarios explican el fracaso. Obiang aumenta día a día su
protección, para lo que cuenta con sobrada ayuda exterior.
Parece que sólo un golpe desde dentro, como el suyo hace 30
años, lo haría caer.
Se diría que los opositores, como Obiang,
han confiado su destino a agentes externos. La diferencia a
favor de éste, sin embargo, está en que los gobernantes
europeos y norteamericanos prefieren petróleo en sus países
antes que derechos humanos en Guinea Ecuatorial.
La lucha del Movimiento para la
Emancipación del Delta del Níger (MEND) resulta ilustrativa
para la oposición de Guinea Ecuatorial. El expolio del
petróleo, más los daños que causa a la naturaleza del Delta
y a la salud de su población, así como la opresión del
gobierno, son las razones que esgrime el MEND para atacar
los intereses de las compañías extranjeras que obtienen
beneficios en la zona con el visto bueno del gobierno.
Lo que ocurre en Nigeria, a una escala
mucho mayor, es similar a lo que acontece en Guinea
Ecuatorial: “Desde 1970, el petróleo ha dado 350.000
millones dólares a Nigeria, pero el 75% de los nigerianos
vive con menos de un dólar al día. (…) El gobierno ha
negociado contratos con multinacionales desde 1958. El
resultado en el Delta ha sido la violación sistemática de
derechos humanos y la devastación ambiental.”
http://www.counterpunch.org/mistilis07172009.html
Contra esa situación, el MEND ha expuesto
claramente sus fines: reparaciones por los daños causados y
control de la riqueza del Delta. También sus medios:
“abandonen nuestras tierras o perderán su vida en ellas.
Nuestro objetivo es destruir la capacidad del gobierno de
exportar petróleo.”
http://www.corpwatch.org/article.php?id=13121
El gobierno nigeriano, a petición de las
grandes petroleras, envió al ejército a reprimir
violentamente las protestas de los habitantes del Delta, con
el resultado de miles de muertos, torturados y presos.
La resistencia popular, sin embargo,
logró salir adelante y una parte pasó a formar la guerrilla
del MEND, cuyos exitosos golpes han logrado que la
producción haya bajado de casi dos millones y medio de
barriles por día a menos de un millón y medio.
A diferencia de lo que ocurre en Guinea
Ecuatorial, el gobierno en Nigeria no desprecia al MEND.
Esto no es un regalo del gobierno, que mantiene los ataques
militares contra la guerrilla, sino que ésta se ha colocado
con su resistencia en una posición que merece el respeto de
su enemigo. Actualmente los dos bandos mantienen
conversaciones.
Mientras, Obiang persigue a la oposición
que desprecia. Al mismo tiempo, el único líder de ésta que
se sienta en el parlamento, emitió un comunicado tras el
ataque contra el palacio presidencial de Malabo del 17 de
febrero de 2009, que fue maliciosamente atribuido al MEND
por el gobierno.
En él, su partido “felicita a las Fuerzas
Armadas y de la Seguridad del Estado por su rápida y eficaz
respuesta, a la vez que les expresa su apoyo y solidaridad”.
Añade, una vez más, que “rechaza todo intento de acceder al
poder mediante el empleo de la violencia.”
http://www.cpds-gq.org/comunicados2009/noticia090217..html
Mientras que el parlamento en pleno de
Guinea Ecuatorial considera al MEND un “grupo de terroristas
y mercenarios de diabólicas intenciones y recomienda la
máxima represión”
http://guinea-equatorial.com/News/index.cfm?NewsID=599
,
el presidente de Nigeria ha ofrecido una amnistía a los
militantes del Delta. Esta oferta es apoyada por muchos,
entre ellos el premio Nobel nigeriano Wole Soyinka.
La oposición haría bien en reflexionar
sobre la posición y la trayectoria del MEND, porque Obiang
ha demostrado en sus 30 años de presidencia que el juego de
la democracia sólo lo gana él.
Todos los implicados en el juego, además,
deberían pensar sobre la admonición de Soyinka a los
gobernantes nigerianos, quienes “tienen una responsabilidad
moral y política por no actuar decisivamente para terminar
con las hostilidades en el Delta. Mucha muerte y destrucción
se pudo y se debió evitar si los presidentes hubiesen
actuado según su cargo.”