NUEVATRIBUNA.ES
- 04.09.2009
La lucha contra el terrorismo emprendida por Estados Unidos cada
día acaba con la vida de cientos de civiles. Esta mañana
alrededor de una centena de afganos inocentes han sido
asesinados debido a un bombardeo de la OTAN. Acabar con Al Qaeda
es la excusa que permite que los ataques a civiles en zonas de
conflicto como Afganistán estén a la orden del día.
En el mes de julio un informe de la Unidad de Derechos Humanos
de la Misión de Ayuda de Naciones Unidas en Afganistán (UNAMA,
por sus siglas en inglés) reconocía que en el primer semestre de
2009 morían un 24% más de civiles afganos que el año anterior.
En este mes la cifra de fallecidos alcanzaba los 1.013
civiles, de los cuales el 59% de las muertes eran atribuidas
a los talibanes, mientras que el 41% a las fuerzas armadas
internacionales. Dos meses después ya son 1.200.
Las recomendaciones de ONG como Amnistía Internacional o de la
propia UNAMA solicitando a Estados Unidos un mayor rigor en los
ataques contra los talibanes para evitar los “daños colaterales”
han caído en saco roto.
Lejos de conseguir una mayor seguridad y control en la zona, el
conflicto afgano se recrudece cada año. UNAMA señalaba: "Como
el conflicto se ha ampliado y profundizado a lo largo de 2007,
2008 y lo que llevamos de 2009, casi una tercera parte del país
está ahora directamente afectada, en diferente grado, por
actividades de la insurgencia. El conflicto armado es
especialmente intenso en las regiones del Sur, Sureste, Este,
Centro y Oeste. También se está extendiendo a zonas antes
relativamente tranquilas, como el Norte y el Noroeste".
Las estrategias también se han modificado. Atrás quedan los
tiempos en los que los aviones estadounidenses centraban su
batalla en la cadena montañosa de la región. El 30 de julio,
Los Angeles Times informaba que el general estadounidense
McCrystal había dado instrucciones de que los aviones Predator,
anteriormente utilizados para cazar a los dirigentes de Al Qaeda
en las zonas montañosas, se centraran en operaciones contra
"bastiones importantes de los insurgentes en grandes áreas con
población civil".
LAS MUERTES QUE NO SE CONTABILIZAN
Las cifras que ofrece UNAMA no siempre coinciden con los datos
de la población local. Según esta unidad de la ONU el ataque
aéreo perpetrado el pasado 4 de mayo contra el pueblo de Bala
Baluk acabó con la muerte de 63 civiles, mientras que ONG de la
zona aseguran que la cifra ascendió a 144 muertos.
Las cifras de ataques aéreos tampoco recogen los cientos de
hombres, mujeres y niños que han muerto este año asesinados por
los ataques con misiles lanzados desde aviones teledirigidos
Predator sobre la frontera en las zonas tribales de Pakistán.
Amnistía Internacional también denuncia las muertes de
civiles que el Gobierno estadounidense presenta como si fueran
talibanes. Éstas se producen durante los ataques regulares
dirigidos por unidades de fuerzas especiales contra los hogares
de sospechosos de ser dirigentes o combatientes, o financieros,
de la insurgencia.
El informe de la ONU señala: "La puesta en marcha de operaciones
de búsqueda y captura (incluyendo los ataques nocturnos) son
también preocupantes, ya que hay datos sobre operaciones
conjuntas de las fuerzas militares internacionales y afganas en
las que el uso excesivo de la fuerza ha provocado, al parecer,
muertes civiles". La propia UNAMA reconoce que no tiene
capacidad para verificar de forma independiente quién y cuántos
mueren en ese tipo de acciones.
¿MISIONES HUMANITARIAS?
A la noticia de esta mañana sobre la muerte de un centenar de
civiles se une el combate que se produjo ayer entre las tropas
españolas y los insurgentes durante seis horas. A pesar de que
no hubo ninguna baja entre los soldados españoles, la ministra
de Defensa, Carme Chacón, reconoció que “fue uno de los
ataques más graves que han sufrido nuestras tropas”.
Desde 2001 existen tropas españolas en Afganistán. La ayuda
humanitaria ha sido el objetivo de su misión, y aún hoy es la
excusa que se ofrece para defender que continúen en la zona. En
la página web del ministerio de Defensa español se asegura que
se adscriben a la Conferencia de Londres sobre Afganistán en la
que los tres objetivos en el país son la seguridad, conseguir
gobernabilidad y respeto por los derechos humanos y desarrollo
económico y social en la región.
Las actividades específicas del contingente español, según
informa la web, van dirigidas a facilitar las actividades de
reconstrucción en la provincia y proporcionar los apoyos de
seguridad.
Los objetivos de la Conferencia de Londres rozan el humor negro
y en lo que respecta a los específicos de las tropas españolas,
la misión humanitaria parece cada vez más lejana, mientras los
combates se recrudecen sin posibilidad de no entrar en combate.
Esta mañana, la ministra de Defensa, Carme Chacón, reconocía en
una entrevista a Antena 3 que era “muy consciente” tanto ella
como las tropas, de que estaban “trabajando en alerta máxima” y
que era “la misión más compleja y arriesgada” que España
estaba llevando a cabo”. Sin embargo, cuando la excusa de
‘misión humanitaria’ ya es insostenible, Chacón anuncia que
estudiará las condiciones de seguridad de la región para
analizar la necesidad de un posible aumento de efectivos.
Mientras, la población civil de Afganistán se hunde en la
miseria de perder a sus familias en un país que ya no es el
suyo.