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No consiento que se hable mal de Franco en mi

 presencia. Juan  Carlos «El Rey»   


 

El Guantánamo australiano


Stéphane Bussard

infoapdha 24 de Noviembre de 2009

 


      Canberra "acoge" a los inmigrantes clandestinos en una isla en pleno Océano Índico, a más de 1000 kilómetros del continente.

 

     Encajado entre el bosque tropical, abruptos acantilados y el mar, el Centro de retención de refugiados de Christmas Island aparece como una anomalía.

 

    Según el New York Times, costó 370 millones de dólares y tiene una capacidad de 1200 personas. Christmas Island es una isla australiana del Océano Índico situada a 350 km de Indonesia y a 1600 km de Australia, la madre patria.

 

     El centro abrió en Navidad, hace algo menos de dos años. Pero ya está casi saturado. Barcos llenos de refugiados procedentes de Afganistán y de Sri Lanka no dejan de llegar.

 

     Este año, 2000 “boat people” han sido enviados a la isla. Hasta el punto que el Primer Ministro australiano Kevin Rudd, “acusado por la oposición de ser demasiado suave en cuanto a inmigración ilegal”, contactó el presidente indonesio para que este último hiciera interceptar un buque de carga procedente de Malasia que se dirigía hacia Australia con 260 Srilanqueses a bordo.

 

El vuelco de Kevin Rudd

 

     El estacionamiento de migrantes clandestinos en una isla tan distante suscita la ira de las organizaciones de defensa de los Derechos Humanos, las cuales se indignan al ver que se pueda tratar cuestiones tan graves a millares de kilómetros de distancia. Según el diario newyorquí, Kevin Rudd sigue siendo impasible: “No presentaré en absoluto ninguna excusa con relación a la dura línea adoptada en cuanto a inmigración clandestina en Australia”.

 

     Las ONG, abogados y medios de comunicación piensan que esta manera de hacer tiene por objeto mantenerlos a distancia de esta política “de la vergüenza”. El Gobierno australiano hasta ahora prohibió a todo periodista llegar a la isla.

 

Paralelo con Guantánamo

 

      Elegido en noviembre de 2007, el laborista Kevin Rudd había prometido que iba a modificar la política llevada a cabo por su antecesor, el conservador John Howard. En febrero de 2008, parecía haber materializado su promesa poniendo fin a la “solución Pacífica”. Introducida en 2001, esta medida consistía en aparcar a los solicitantes de asilo en campos de retención en las islas del Pacífico de Nauru y de Manus, en Papouasia Nueva Guinea.

 

      El vuelco de 180 grados de Kevin Rudd había sido saludado. En la actualidad, la gente se extraña del vuelco de un Primer Ministro. Se pensaba que se había distanciado mucho de John Howard. Cuando aún era jefe del Gobierno, este último había procurado que los solicitantes de asilo paguen su estancia para el tiempo que habían pasado en centros estatales. El desencanto es perceptible. Algunos comparan ya a Christmas Island con Guantánamo o con Port Arthur, en la isla australiana de Tasmania, una cárcel de la triste época del Imperio británico.

 

 

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