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No consiento que se hable mal de Franco en mi

 presencia. Juan  Carlos «El Rey»   


 

El Golpe Militar Legalista.


Ulises Casas Jerez


Escuela ideológica
30 de Junio de 2009.


Cuando se pensaba que en el mundo, y concretamente en América Latina, la intervención gorilezca de los militares era cuestión de historia, se produce uno en Honduras.
 

 

El golpe de Estado que se ha producido en Honduras, aunque ejecutado por militares, posee ingredientes políticos e ideológicos nuevos. En efecto en él han intervenido instituciones que, formalmente, constituyen la estructura política constitucional de la nación. Que instancias judiciales y administrativas se hayan pronunciado en el sentido de rechazar una consulta que el Presidente pretendía llevar a cabo y con ello propiciaran el golpe, significa darle un tinte de legalidad al mismo y esto no lo habíamos visto en los golpes de mediados del siglo pasado.

La realidad que se está viviendo en América Latina, y en el mundo, posee un elevado elemento de corrupción, narcotráfico, movimientos al margen de la ley y delincuencia organizada. Los gobernantes elegidos democráticamente se ven asediados por toda esa fenomenología de violencia y crimen. Las clases sociales tradicionales, provenientes del desarrollo histórico del capitalismo se han venido degradando por la influencia del inmenso poder dinerario que genera el narcotráfico y la corrupción dentro del mismo Estado. A la vez, el narcotráfico ha elevado a la categoría de pretendientes políticos a sectores que anteriormente se encontraban marginados tanto económica como social y políticamente: surgen del lumpen proletariado y de elementales formas de delincuencia común que, gracias al poder dinerario de esa clase de delincuencia se pueden organizar y representar una fuerza con poder político como ha quedado demostrado cuando acceden a las instancias del Estado.

Cuando esas mafias y la delincuencia organizada llegan a esos niveles institucionales, éstos se corrompen y sus integrantes comienzan a tomar decisiones políticas en contra del poder que impida llevar a cabo sus intereses. El poder del dinero genera no solo poder político sino poder judicial y poder legislativo lo que, en última instancia forman espacios políticos en lo general. En Colombia vivimos esta situación cuando el narcotraficante y mayor criminal de ese momento llegó a la Cámara de Representantes de la mano de políticos tradicionales y en conjunto asesinaron a un dirigente liberal que asumía posiciones políticas e ideológicas en contra de la gran mafia del narcotráfico y la corrupción. Pero el fenómeno ha tomado diferentes formas y es por ello que a los poderes del Estado llegaron de otras maneras.

En Centroamérica se mueve el tráfico de estupefacientes como un puente hacia los mercados internacionales, particularmente, los Estados Unidos y Europa. El poder de las mafias ha penetrado diversas instancias de los Estados de esa parte del Continente como en otras partes del mundo y es por ello que necesitan un Ejecutivo, Presidentes tolerantes con su actividad delincuencial y criminal.

El poder del dinero generando poder político viene siendo un fenómeno proveniente de los más remotos tiempos de la Historia de la Humanidad. En el momento actual ese poder se ha potencializado porque el tráfico de estupefacientes, el tráfico del negocio de las armas, de la prostitución, de la corrupción administrativa, etc. etc., han crecido en forma gigantesca, como nunca antes se había dado. Sin embargo, este fenómeno caracteriza a las sociedades que han logra un elevado grado de desarrollo y comienzan a ingresar en el ciclo de su decadencia y desaparición histórica. No queremos decir que ya estamos a punto de conocer el final del capitalismo; éste puede sobrevivir aún por mucho tiempo porque le quedan muchos espacios por cubrir; la desaparición de un modo de producción tarda siglos pero dentro de su propia existencia van germinando los elementos de su liquidación.

Lo sucedido en Honduras se encuentra sostenido en los anteriores elementos económicos, sociales, políticos, culturales y militares. Si la comunidad internacional y sus diversas instituciones no asumen una actitud definida en contra de los usurpadores del poder en ese país, podría darse comienzo a una cadena de golpes militares, sostenidos ellos por una aparente legalidad expresada por funcionarios de los otros poderes infiltrados por las mafias y la corrupción; y esta situación es desestabilizante de la democracia formal que se viene desarrollando desde ya algunos años en nuestra América Latina. Creemos que no se va a repetir el fenómeno de las dictaduras del siglo pasado. En nuestro país es imposible que ello suceda pero hay peligros de otro orden para la estructura de nuestra democracia, la que nos permite expresarnos libremente y de lo cual somos testimonio quienes nos encontramos en espacios económicos, sociales y culturales al margen del sistema capitalista dominante.

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 [casasulises@hotmail.com].

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