Honduras. El escepticismo
optimista de nuestro presidente Zelaya
Galel
Cárdenas
alainet
31 de Octubre
de 2009
Todos
nos hemos desbordado de alegría y nos hemos ocupado de darle
rienda suelta a nuestras emociones de satisfacción y hasta nos
hemos relajado interiormente como si nos hubiesen quitado del
corazón, de la razón y del pecho, una carga psicológica tan
extraordinaria que dormiremos por vez primera pensando en un
mañana sin incertidumbres.
El pueblo hondureño está contento con la sabiduría del caso y
está muy animado, según se colige por las declaraciones en Radio
Globo o Canal 36, en cuyos canales han manifestado que aceptan
esta victoria, que no se renuncia a la Constituyente, pero que
ahora votarán por Carlos H. Reyes como Presidente, por los
diputados de la UD, del Pinu y del Partido Liberal que no
apoyaron al golpe, es decir por la corriente política en
Resistencia.
Veamos entonces, cuales son las tareas que enfrentan la
Resistencia en este momento. En primer lugar vigilar que la
firma del acuerdo siga la orientación correcta. Eva Golinger
dice que Washington sostuvo el golpe de estado lo más que pudo
para que ganara el régimen dictatorial la legitimidad y la
credibilidad, pero, la trama no salió como había sido
planificada ya que la comunidad internacional y la Resistencia
Nacional, nunca aceptaron el quiebre del sistema democrático en
Honduras. Por eso, dice la Golinger que mandó su trío del
imperio, algo así como los acorazados que antes enviaban y
atracaban en Puerto Cortés o Amapala, nada más que ahora son
altos ejecutivos de la diplomacia de relaciones exteriores de
Estados Unidos.
Según la analista mencionada, se aseguró todo, de tal manera que
nuestro Presidente pueda hacer muy poco en relación a sus
proyectos populares, y que los golpistas le aseguraron a
Washington que “Zelaya no va a poder hacer nada”.
Expresa Golinger lo siguiente: en qué queda entonces, ahora,
después de todo, el sacrificio del pueblo que puso heridos,
perseguidos, toleteados, desaparecidos y asesinados.
El pueblo hondureño está claro que cada cosa se irá poniendo en
su lugar poco a poco, que no se echa la carga del maíz de una
sola vez en el saco. A cada problema su solución específica.
Así que, por otro lado, en la comunidad internacional, por
ejemplo, Venezuela manifestó que “no va a comenzar a bailar
antes de que el director de orquesta haya subido a la
tarima…creemos que no es la mejor solución para la crisis que
continúa viviendo Honduras, ha habido mucho dolor, muertes,
represión”. Así mismo el embajador de Saint Kits y Nevis ante la
OEA, resaltó que “el pueblo de Honduras ha demostrado madurez
política…pero no nos vanagloriemos sobre lo que se ha logrado”.
Insulza ya pidió la autorización para el envío de la delegación
que supervisará las elecciones, entre tanto mencionó que para el
5 de noviembre, es decir el próximo jueves, deberá estar
constituido el gobierno de unidad y reconciliación nacional, así
mismo remarcó que estarán verificando el cumplimiento del
acuerdo con toda su integridad.
Es por eso que nuestro Presidente Manuel Zelaya Rosales ha
pedido al pueblo gran prudencia, y mucha paciencia, y ha
destacado su frase “soy un escéptico optimista”, es decir que
sabrá esperar los forcejeos y cabildeos para reocupar su puesto
constitucional y ya veremos después como nuestro líder irá
saliendo poco a poco, con el margen que le dio Estados Unidos
para que finalizará su gobierno, el más popular de todos los
tiempos y mejor cien veces más que el de Ramón Villeda Morales,
del siglo pasado, por que ha despertado una nueva conciencia en
el pueblo, éxito que jamás otro dirigente popular haya
alcanzado.
Y no dejemos que la brújula pierda su norte, y que nos trague
otras metas de largo alcance como la Constituyente que es
proyecto de largo plazo. Ahora las elecciones están a tres
semanas de realizarse, allí deberemos trabajar como dice Rafael
Alegría mediante tres principios: la unidad, la solidaridad y la
lucha.
Ahora debemos trabajar en dos líneas paralelas, vigilar el
traspaso de mando y lograr que la Casa Presidencial vuelva a ser
la casa de todos para que nuevamente entren y salgan por ella
los descamisados de Honduras, preparándonos con toda conciencia
para una batalla más: las elecciones generales, tales como las
han dejado amarradas los golpistas.