Colombia- Venezuela. Vecindad Letal
José Vicente Rangel
RNV
12 de Noviembre de
2009
Todo cuanto ocurre últimamente en la relación
Venezuela-Colombia se veía venir.
Para utilizar la manoseada expresión
de García Márquez, se trata de la
agonía anunciada de una relación.
Consecuencia de un proceso de
acumulación por el Gobierno de
Álvaro Uribe —no del pueblo
hermano—, de innumerables agravios,
deslealtades, provocaciones veladas
o abiertas y conductas hipócritas.
Para completar este deplorable cuadro, está la
estrategia conjunta del Estado
colombiano con el sector
pentagonista del Gobierno de los
Estados Unidos contra el proceso
bolivariano, destinada a socavar la
soberanía de Venezuela.
Uno de los objetivos de esa alevosa
estrategia es, sin duda alguna, la
primera reserva de petróleo del
mundo ubicada en la Faja del
Orinoco. Un manjar demasiado
apetitoso para el imperio y sus
vasallos.
Dicen que el dictador mexicano Porfirio Díaz
exclamó una vez: "¡Pobrecito México:
tan lejos de Dios y tan cerca de los
Estados Unidos!". Cierto o no, hay
vecindades que son un suplicio. Con
Colombia la situación siempre fue
incómoda.
La oligarquía de ese país, su clase
dirigente, sus mandos militares,
mantuvieron una constante hostilidad
hacia Venezuela que se traduciría en
despojo territorial, ventajas
económicas, vaciamiento en nuestro
país de la violencia que anida en su
seno: paramilitares,
narcotraficantes y delincuencia
común.
En más de una oportunidad el núcleo de
poder colombiano montó contra
Venezuela provocaciones descaradas.
Sin ir muy lejos está la emblemática
experiencia de la corbeta ARC
Caldas, colocada en agosto de 1987
en el golfo de Venezuela por el
entonces presidente Virgilio Barco.
Este acto artero, realizado con el
propósito de probar la capacidad de
respuesta de Venezuela, estuvo a
punto de desatar un conflicto armado
de impredecibles proporciones.
Con el cual se atentó contra la soberanía
nacional, lo mismo que a través de
otras acciones con similares
características como el secuestro
por efectivos de la inteligencia
colombiana de Rodrigo Granda; y
ahora lo complementa la trama de la
"Operación Falcón", urdida por el
DAS —con anuencia de Uribe—, para
infiltrar agentes y promover la
desestabilización del Gobierno de
Chávez. Uribe y su equipo saben lo
que buscan: apuntalar una relación
privilegiada con los sectores de la
ultra derecha norteamericana y sacar
provecho al vínculo de excepción con
el Pentágono.
Su conexión con el dispositivo militar de
EE UU es directamente con el
Secretario de Defensa, Robert Gates,
y el Comando Sur. Consecuencia de
semejante nexo es la instalación de
las 7 Bases Militares, "y otro
número indeterminado de unidades
colombianas", como lo reconoce el
Consejo de Estado de esa nación. Así
como la inmunidad para los efectivos
militares y los contratistas
civiles.
Por cierto, el referido pronunciamiento del
Tribunal de la justicia contencioso
administrativa, deja mal parado al
Gobierno uribista cuando afirma que
el acuerdo "relega a Colombia a la
condición de cooperante de los EE UU,
y desequilibra las obligaciones
entre los dos Estados de manera
unilateral". ¿Por qué Uribe paga tan
elevado precio, en detrimento de la
soberanía de su país? La respuesta a
esta pregunta corresponde a los
colombianos.
Pero yo, como latinoamericano, diría que ningún
otro Gobierno de la región sería
capaz de suscribir tan ignominioso
documento. Uribe lo hace para
apuntalar la condición de satélite
privilegiado; de cuña del imperio en
la región.
También encubre los crímenes de lesa humanidad
cometidos por la Fuerza Armada y los
paramilitares bajo la consigna de
"seguridad democrática", con lo que
Colombia pasa a ser modelo en
materia de violencia y
militarización de una sociedad.
Convirtiéndose en un peculiar enclave donde el Estado
de derecho abdica no solo ante
ominosos factores internos de poder,
sino que lo hace ante los designios
de EE UU, que asume plenamente la
discrecionalidad en la relación
bilateral. Como vemos, la vecindad
con Colombia, que es mandato de la
geografía, se torna para Venezuela,
por obra de aquellos que controlan
el poder en esa nación, en
fatalidad.
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Fuente: http://www.rnv.gov.ve/noticias/index.php?act=ST&f=15&t=112794