Vicenç Navarro
Fundación Sistema 5
de Noviembre de 2009
Si ustedes leen la prensa económica de mayor
difusión en España (incluyendo las secciones
económicas de los cinco rotativos más
importantes del país) apenas verán artículos
que tocan las causas reales de la Gran
Recesión, es decir, la enorme polarización
de las rentas que ha ocurrido en la mayoría
de países de la OCDE, y muy en particular,
en EEUU...
...como consecuencia de la aplicación de
las políticas liberales iniciadas por el
gobierno federal de EEUU del Presidente
Reagan y por el gobierno Thatcher de Gran
Bretaña, y continuadas por los gobiernos de
Bush padre, de Clinton y de Bush hijo en
EEUU, y de Tony Blair y de Gordon Brown de
Gran Bretaña, así como por los gobiernos de
Lionel Jospin en Francia, Romano Prodi y
Silvio Berlusconi en Italia, Gerhard
Schröder y Angela Merkel en Alemania, y José
Mª Aznar en España, así como por los
dirigentes de la Comisión Europea, Jose
Manuel Durao Barroso y por el equipo
económico de tal Comisión liderado por el
Sr. Pedro Solbes (como Comisario de Asuntos
Económicos y Monetarios). Estas políticas
incluían; 1) la reducción de impuestos y
gasto público; 2) la desregulación de los
mercados laborales, comerciales y
financieros, y 3) la reducción de los
beneficios sociales y laborales. Cada una de
estas políticas contribuyó a la enorme
polarización de las rentas, beneficiando las
rentas del capital a costa de las rentas del
trabajo. La evidencia de ello (ignorada
cuando no silenciada en aquellos medios de
información) es abrumadora (ver Navarro, V.
(ed.) Globalization, Neoliberalism and
Inequalities. Baywood. 2008).
En realidad, hay que remontarse a los años
posteriores a 1929 (del crash de Wall Street)
para encontrar polarizaciones de renta tan
acentuadas como ahora. En 1979, el uno por
ciento de la población que pagaba impuestos
en EEUU recibía el 8% de la renta nacional.
Tal porcentaje había subido en el año 2007 a
un 18% de la renta nacional. Y si se
incluyen las rentas recibidas por aquel 1%
de la población de renta superior, como
consecuencia de su propiedad de acciones,
los porcentajes aumentan de un 10% en 1979 a
un 23% en el 2007. Existe una enorme
concentración tanto de la renta como de la
propiedad, en los sectores superiores de
renta del país, alcanzando una polarización
sin precedentes desde la Gran Depresión.
¿POR QUÉ EL INCREMENTO DE LA
POLARIZACIÓN?
Las escuelas económicas dominantes han
explicado esta polarización de las rentas
como resultado de dos hechos. Uno es la
introducción de nuevas tecnologías en la
actividad económica, que ha dado mayor valor
al conocimiento y a las cualificaciones de
los trabajadores. En este escenario teórico,
el incremento de las rentas superiores se
percibe como consecuencia de la importancia
que adquiere la formación de los
trabajadores en una economía necesitada de
personal cualificado. Todo el proyecto
intelectual-político de establecer la
“sociedad del conocimiento” (promovida por
la estrategia de Lisboa del año 2000) estaba
basado en esta interpretación de la
realidad. Puesto que a mayor educación/
formación, mayor salario, había que invertir
en educación y formación. Era un esquema
fácil de entender y fácil de llevar a cabo.
Según tal argumento, lo que tenía que
hacerse para disminuir las desigualdades
sociales y prevenir la exclusión social era
dar formación a la fuerza laboral. Este
mensaje ha sido muy poderoso en estos
últimos años.
La segunda explicación que se ha dado de la
creciente polarización de rentas era el
fenómeno de la globalización, que estaba
relacionada con la explicación anterior. Los
trabajadores no cualificados en los países
ricos competían con los trabajadores no
cualificados del tercer y cuarto mundo,
forzando sus salarios y condiciones de
trabajo a la baja. Esta situación ocurría
bien a través de la globalización de la
actividad económica (incluyendo la
deslocalización de las empresas,
trasladándose a países del tercer o cuarto
mundo) o mediante la movilidad internacional
del trabajo, es decir, la inmigración. Según
tal explicación, la globalización ha llevado
a un empobrecimiento masivo de los sectores
laborales de escasa formación,
distanciándose sus rentas de los sectores
laborales cualificados menos afectados por
tal fenómeno de la globalización.
LA DESPOLITIZACIÓN DEL FENÓMENO ECONÓMICO
A primera vista parece que ambas
explicaciones son creíbles: parecen
razonables. Ahora bien, el problema que
tienen es que ambas explicaciones
despolitizan lo que es un fenómeno
profundamente político. Asumen que la
importancia del conocimiento y de la
globalización como factores causantes de la
enorme polarización de las rentas (y de la
propiedad) son factores exógenos a la
sociedad (algo que viene dado de fuera de la
propia sociedad) sin que se vean
consecuencia del desarrollo de los
conflictos internos existentes en cada
sociedad. Tales argumentos representan la
apolitización del fenómeno económico, lo
cual es un obstáculo para entender lo que
ocurre en la sociedad y, poder intervenir
para cambiarla. Tanto la introducción de
nuevas tecnologías como la globalización,
ocurren dentro de contextos políticos
específicos que configuran cómo, cuándo y
con qué consecuencias ocurre cada uno de
estos fenómenos. En otras palabras, tales
fenómenos no son las causas de la
polarización de rentas sino los síntomas de
unas relaciones de poder, que son las causas
reales de tal polarización. Veamos los
datos. La reducción de las desigualdades de
renta en EEUU que tuvo lugar desde los años
treinta a finales de los años setenta fue
resultado de la fuerza del movimiento obrero
en aquel país.
Fue en los años treinta cuando se estableció
el movimiento sindical (apoyado por la
Administración Roosevelt primero y la
Administración Truman después) que organizó,
en los años cuarenta y cincuenta, a la
mayoría de los trabajadores industriales, la
fuerza mayor dentro del movimiento obrero.
Más tarde, el movimiento de los derechos
civiles en los años sesenta, y los
movimientos feministas, así como el
movimiento ecologista en los años setenta y
ochenta forzaron cambios, no sólo políticos,
sino también económicos tales como la
prohibición de la discriminación de raza y
de género, así como la inclusión de los
costes de destrucción del ambiente como
factor evaluador de las políticas públicas.
Todas estas medidas fueron opuestas por el
mundo empresarial que tuvieron que
aceptarlas, por fin, a regañadientes, aunque
nunca acabaron de incorporarlas
completamente en sus prácticas
empresariales. Aprovecharon cualquier
resquicio en las leyes y prácticas federales
para no llevar a cabo su puesta en marcha y
desarrollo. En realidad, la respuesta
neoliberal de los años ochenta fue la
respuesta del mundo empresarial a las
conquistas sociales del mundo del trabajo,
que habían conseguido toda una serie de
conquistas sociales y laborales en la época
1930-1970, alcanzándose en 1979 la menor
polarización de las rentas que EEUU conoció
desde los años treinta. La respuesta
empresarial se inició ya durante la
Administración Carter, cuando su ministro de
Economía, el Sr. Volker, inició una recesión
como manera de reducir el poder sindical.
Las políticas de Carter fueron continuadas y
aumentadas por Reagan. Tales políticas
representaron un ataque frontal a los
movimientos obreros y a los movimientos
sociales, y se presentaron bajo el argumento
de que eran necesarias para mejorar la
eficiencia de la economía.
El descenso del salario mínimo, la
desregulación de los mercados de trabajo, la
desregulación del comercio, la privatización
de los servicios públicos, y el aumento de
la regresividad fiscal, eran presentadas
como necesarias para recuperar la eficiencia
de la economía; en realidad estaban
orientadas a debilitar al mundo del trabajo.
Y todas ellas contribuyeron a incrementar
las rentas del capital a costa de las rentas
del trabajo, causando un enorme crecimiento
de la polarización de las rentas. La manera
como se utilizaron las nuevas tecnologías y
como se realizó la globalización era
consecuencia directa del enorme dominio del
capital que diseñó tales políticas públicas
con el fin de incrementar su poder y sus
rentas a costa de las rentas del trabajo. Y
esto ocurrió en ambos lados del Atlántico,
alcanzando su máximo desarrollo en EEUU,
donde la enorme debilidad del mundo del
trabajo y de las izquierdas (en ningún país
de la OCDE las izquierdas son tan débiles
como en EEUU), ha sido devastador para la
calidad de vida de las clases populares. Es
importante señalar que el objetivo teórico
de tales reformas no se alcanzó. Antes al
contrario, la eficiencia económica del
periodo 1980-2004 fue menor que la del
periodo 1950-1980. Pero aumentar la
eficiencia económica no era la causa real de
tales políticas. La causa real era aumentar
las rentas del capital a costa del trabajo y
esto es lo que lo consiguieron, incluso a
costa de crear la crisis mundial.
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Vicenç Navarro es catedrático de
Ciencias Políticas y Sociales de la
Universidad Pompeu Fabra (Barcelona),
profesor de Políticas Públicas en la Johns
Hopkins University (en Baltimore, EEUU) y
director del Programa Políticas Públicas y
Sociales (Universidad Pompeu Fabra- The
Johns Hopkins University).