Irán:
Cacareo imperialista y frustración mediática
J. M. Álvarez
UCR
19 de Junio de 2009
De los acontecimientos que
acontecen en Irán se pueden deducir varias cosas: Si Occidente protesta
por el resultado electoral, se debe a que existen elecciones donde
concurren varios candidatos. Sin embargo- a pesar de que ya ha habido
varias citas electorales - siempre nos presentaron ese país como una
dictadura pura y dura, algo que, dejando al margen interpretaciones
subjetivas, resulta como mínimo contradictorio. Lo que les duele, lo que
les hace sangrar por la herida, es que el derrotado ha sido un candidato
a priori, afín a sus intereses y el vencedor ha sido el radical, el
enajenado, el amigo de Raúl Castro y Hugo Chávez que, para colmo,
pretende el desarrollo de su país sin tutelas imperialistas.
En Irán está presente, como en
todas partes, la lucha de clases por mucho manto religioso que envuelva
a ese país. Ahmadineyad, cuenta con el apoyo de obreros y campesinos,
porque aparte mesianismos religiosos (presentes asimismo en las
sociedades occidentales) y rezos a Alá, también desarrolla políticas
sociales vitales para los pobres, que son criticadas por Musavi, el
candidato de las clases acomodadas, que quiere eliminarlas. Musavi es un
liberal que privatizaría- si lo dejaran- todas las empresas estatales,
lo cual representa una gran tentación para Occidente. Por otra parte,
manifiesta querer más libertades civiles, algo que está bien si de
verdad fuera para todos; ese cuento ya lo conocemos en el Primer Mundo:
más libertades para la burguesía y más miseria para los pobres.
Una de las causas que alega
Musavi para repetir los comicios, es que no había observadores de los
candidatos en todos los colegios electorales. Evidentemente esa es una
cuestión compleja, pues depende de los recursos y otras circunstancias
pero si se aplicara al pie de la letra, la mayoría de las elecciones que
se celebran en Occidente serían ilegales (por no citar los pucherazos en
España o Estados Unidos). Ignoramos si hubo irregularidades en Irán,
pero no ignoramos el sondeo de opinión realizado, poco antes de las
elecciones, por los estadounidenses independientes, Ken Ballen y Patrick
Doherty, que fue publicado en el Washington Post, y que daba el triunfo
a Ahmadineyad.
Es obvio que Occidente apoya a
Musavi; por tanto no es un disparate, sospechar que esté detrás de la
insurrección de sus partidarios. De hecho, ya iniciaron la
desestabilización del país el pasado 28 de mayo en la ciudad de Zahedan,
fronteriza con Afganistán y Pakistán, donde un atentado suicida provocó
la muerte de 25 personas. El atentado se atribuyó al grupo “Soldados de
Alá” que, según Teherán, recibe financiación de Londres y Washington
(nada descabellado: Ben Laden fue parido en la Casa Blanca). Un día
después, en la misma ciudad, fue tiroteada la sede central de la campaña
electoral de Mahmoud Ahmadinejad. Además, desde hace tiempo
informaciones europeas y estadounidenses dan por hecho la infiltración
de la CIA en los sectores reformistas iraníes.
Las potencias imperialistas
han reaccionado de diferente manera. Mientras el núcleo duro de la UE lo
ha hecho con cierta severidad, Estados Unidos ha adoptado una posición
más moderada, porque ha estado con un ojo en Irán y otro en la reunión
de la Organización de Cooperación de Shangai (SCO), celebrada en Rusia,
donde Rusia, China Irán, India y Brasil, apuntan la posibilidad de
comerciar dejando al margen la fotocopia de color verde llamada dólar.
El otrora Imperio, se desmorona en los frentes económico y militar, es
consciente de ello y su flaqueza le obliga a mostrarse cauteloso para no
complicar más su gravísima situación.
Lamento la pérdida de vidas
humanas, cuya responsabilidad compete a grupos relacionados con las
injerencias estadounidenses denunciadas por Teherán (dichos grupos
instigaron el asalto de dependencias oficiales, incluido un cuartel), y
muestro mi regocijo viendo la frustración de los medios de alineación
masivos que asisten, impotentes, el incierto devenir de su “revolución”
verde, sobretodo desde que Rusia y China mostraran su respaldo al
Gobierno iraní. El terrorismo mediático (incluidas páginas de Internet
gestionadas por señoras y señores de extrema derecha) no quiere aceptar
la idea de que la época de las revoluciones de colores ha sido superada
a causa del debilitamiento imperialista, empantanado militarmente en
Oriente Medio y golpeado por la crisis. Como ha dicho Ahmadinejad en su
visita a Rusia, "la era de los imperialismos ya ha pasado”.
|