¡Ah, los
piratas!
Agustín Velloso
Tlaxcala 9 de Octubre de 2009
Qué bien suena esta palabra
y qué recuerdos nos traen de la niñez. Seres despiadados, sin
escrúpulos, taimados y hoy en día con armas de repetición. Estamos
deseando ver a los que -gracias a Garzón ¿quién si no?- nos harán una
visita esposados dentro de poco.
Que se quiten los corsarios
de la especulación urbanística y financiera, que se callen los
filibusteros de las finanzas de los partidos políticos, que se ahoguen
en el Mar Caribe los bandoleros de las SICAV, ya es hora de conocer a
verdaderos piratas.
A diferencia de los
primeros que, aunque salen en la televisión y son conocidos por todos,
siguen en libertad, no parece que estos desconocidos se les vayan a
escapar a los valientes jueces nacionales. Como se dice vulgarmente,
tienen todas las papeletas: son negros, están a la cuarta pregunta, son
musulmanes y se han atrevido a atacar a españoles.
Bien pensado quizás los
detenidos no estén tan apesadumbrados como podría parecer. En primer
lugar, por fin comerán caliente tres veces al día y verán a un médico,
probablemente por primera vez en su vida. Además, estarán a salvo de los
misiles que lanza de vez en cuando Estados Unidos sobre su país y
también de las balas que disparan etíopes y algunos compatriotas a
sueldo del imperialismo.
Aunque les pese a
los que ganan dinero y posición con el envío de barcos y aviones
de guerra hacia las costas de Somalia, la realidad no es que
este país esté infestado de piratas que quieren sacar tajada de
los pesqueros españoles que faenan en sus aguas y cercanías,
sino más bien al contrario.
Quizás los
pescadores españoles podrían perdonar a los somalíes el que no
sepan diferenciar entre los que llegan a sus mares sin aviso ni
permiso, si son pescadores de Bermeo para llevarse su riqueza,
marineros de Estados Unidos en misión militar o trabajadores
italianos para verter residuos nucleares. |
Escuela de piratas somalíes, por
barbeefish
: "Una vez más: ARG!!!" |
Según el Programa de
Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), los pescadores somalíes viven
en uno de los países más empobrecidos del mundo, cuyos habitantes tiene
una esperanza de vida al nacer de alrededor de 48 años, con más del 60
por ciento de analfabetismo y sin ley de escolarización obligatoria, con
un 36 por ciento de niños menores de 5 años que no tienen el peso que
han de tener a esta edad, con medio millón de refugiados y uno de
desplazados internos, con cientos de miles de personas en condiciones de
vida similares a las de los anteriores… y con tanta carencia de todo,
especialmente de sus derechos humanos.
La página web de Unicef
dice que “las probabilidades de que un niño somalí sobreviva hasta la
edad adulta están entre las más bajas del mundo. A esto se añade que las
probabilidades de que la madre muera durante el embarazo y el parto
están entras las más altas del planeta (debido a) enfermedades,
deshidratación, malnutrición y carencia de agua potable. Sólo un 37 por
ciento de la población tiene acceso a condiciones higiénicas adecuadas,
mientras que abunda el cólera y la tuberculosis.”
http://www.unicef.org/somalia/children.html
Quizás los somalíes
podrían perdonar a los pescadores españoles el que no sepan la
diferencia entre pescar ilegítimamente en las costas de Somalia
y en las de Noruega y que cada país tenga formas diferentes de
defender lo que es suyo.
En el año 2005 la
marina Noruega apresó un barco de arrastre gallego por pescar
ilegalmente fletán azul en sus aguas. El comunicado noruego
dice: “Durante la inspección descubrimos que el pesquero de
arrastre español tenía grandes cantidades de fletán azul pescado
ilegalmente y escondido a bordo. También descubrimos que la
embarcación arrojaba pescado por la borda, explicó Steve Olsen,
comandante-capitán y jefe del escuadrón norte de la guardia
costera noruega, en un comunicado. En declaraciones a la edición
digital del diario Aften Posten, Olsen llega a calificar incluso
al pesquero de arrastre de pirata.” |
"No nos olvide, Sr. Obama!". Ben Heine, Tlaxcala |
Y sigue: “El barco de la
guardia costera Cabo Norte apresó al Monte Meixuerio y le mandó poner
rumbo hacia la ciudad de Tromso, en el noroeste de Noruega; órdenes que,
al parecer, desobedecieron los pescadores españoles.”
http://www.skyscrapercity.com/archive/index.php/t-283890.html
Quizás se podría perdonar a
los noruegos el que sean tan pesados, ya que al día siguiente de ese
apresamiento, 20 de noviembre de 2005, “la marina noruega apresa al
segundo pesquero gallego en dos días. Es acusado de haber pescado más de
cien toneladas de fletán azul al igual que el arrastrero vigués Monte
Meixueiro detenido ayer.”
“El pesquero de arrastre
Garoya Segundo es sospechoso de haber pescado fletán azul, señaló la
marina noruega. El comunicado continúa diciendo que el capitán ha sido
denunciado por proporcionar información incorrecta sobre las capturas al
Directorio de Pesca-organismo responsable en Bergen- y por manipulación
del diario de capturas”.
http://www.skyscrapercity.com/archive/index.php/t-283890.html
Tal vez se podría perdonar
a los medios de comunicación españoles el que omitan durante estos días
la historia de los barcos españoles apresados hasta la fecha, la cual se
desarrolla en los siete mares, ya que lo han sido a mano de patrulleras
de Noruega, Marruecos, Irlanda, Canadá, Sudáfrica, Reino Unido, etc.
Es algo irónico que los
británicos se dediquen hoy a perseguir a piratas españoles, pero se les
podría perdonar porque Sir Francis Drake inspiró a Lope de Vega, a
García Márquez y a algún que otro creador de los videojuegos que tanto
entretienen a nuestros hijos.
En Somalia no hay gobierno
digno de tal nombre desde comienzos de los años noventa, casualmente la
época en que el dueño de los mares (y de la tierra y el espacio), el
pirata más grande de todos los tiempos, el presidente de Estados Unidos,
ordenó realizar una intervención militar en el país, con la que logró
quebrar definitivamente su médula espinal.
El presidente de Somalia,
Siad Barre, fue cliente de los soviéticos en los años setenta, lo que no
fue impedimento para que Estados Unidos le apoyase en los años ochenta.
Cuando la Casa Blanca decidió dar su apoyo a los señores de la guerra en
la década del 2000 para luchar contra los islamistas, tampoco tuvo
ningún problema.
Se podría perdonar a los
occidentales el que únicamente recuerden la muerte de 19 marines que
participaron en la operación militar de Mogadiscio –gracias desde luego
a que Hollywood hizo una película sobre los hechos-, pero los somalíes
no han olvidado que unos 1000 compatriotas suyos fueron abatidos por
soldados de Estados Unidos.
Somalia Pirate, por
Alexei Talimonov
A pesar de dirigir una
dictadura sangrienta, Barre contó durante años con la ayuda
internacional al desarrollo estadounidense, lo cual significa
principalmente armas para que se maten los beneficiarios entre sí y
apoyo político para justificar las muertes según la amenaza en boga en
cada momento: comunismo, tráfico de drogas, extremismo islamista, luchas
tribales, etc.
A esta actividad
típicamente estadounidense, se añade la inundación del mercado
alimentario somalí con cereales subvencionados y otras intervenciones
por intereses petroleros y geopolíticos, lo que da como resultado una
nación destrozada física y moralmente en la que sólo florece la lucha
por la supervivencia, que lógicamente gana el más fuerte.
Los mares somalíes tampoco
se han librado de la intervención extranjera. Como señala a principios
de 2009 Johann Hari en The Independent, con su artículo “Le están
mintiendo sobre los piratas”, varios países occidentales han aprovechado
la ausencia de Estado en Somalia para verter residuos nucleares en las
profundidades oceánicas. Las consecuencias para la población son como
las de las guerras que sufren en tierra, aunque de más larga duración.
Para colmo de desgracias, los pescadores
somalíes han de observar desde la costa a enormes barcos-factoría con
banderas extranjeras que se llevan toneladas de pescado, cuando ellos
apenas consiguen arrancar al mar con sus chalupas unos kilos para ir
tirando.
Quizás podrían ser
perdonados por no querer que sus hijos se mueran ante sus ojos por no
poder disponer de los recursos que otros se llevan para los suyos.
Los españoles que pescan en
aguas de Somalia y sus alrededores y los que se comen esa pesca en
España podrían ser perdonados por querer algo tan sencillo y tan
razonable como faenar en paz y comer proteínas respectivamente. También
se les podría perdonar el que voten a políticos que les garanticen a
cualquier precio, la vida otros incluida, el trabajo y la comida.
También se podría perdonar
a esos dirigentes nacionales por aliarse con sus vecinos con el fin de
enviar a varios buques de guerra apoyados por aviones de combate a
disputarles la comida a los desharrapados somalíes, en lugar de pagar
antes los derechos de pesca o incluso las multas después si se hacen
trampas, como ha sucedido en muchas ocasiones con barcos españoles.
Lo que resulta imposible de
perdonar es que, sabiendo cómo se machaca de forma inmisericorde a los
somalíes, se les culpe y persiga cuando lo que hacen es defenderse de
los verdaderos piratas.
Los piratas han sido
tradicionalmente bien considerados por el pueblo, las películas y las
novelas; desde que copan el gobierno, el parlamento y las
multinacionales dan asco.
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Gracias a Ignacio Gutiérrez de
Terán, autor de Somalia, el abismo insondable, por sus
sugerencias.
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