Subordinación nacional con el Rey a la cabeza

Ramón Canovas
Rebelión

En España, en los últimos acontecimientos acaecidos sobre política
nacional en relación con la guerra de Irak, se está poniendo claramente
de manifiesto la subordinación del mundo conservador, incluida la
monarquía, a las decisiones unilaterales del ejecutivo norteamericano.

Las posiciones europeas se han venido decantando en dos vertientes:
Una, el apoyo incondicional de primera de Blair en Inglaterra, seguido
del apoyo incondicional de segunda de Aznar en España.

La otra vertiente es la de los gobiernos de Alemania, Francia y menos
Italia, que con distintas ambigüedades se están decantando por una
posición crítica e independiente del gobierno de Bush.

En España, el 6 de enero, con ocasión del discurso del Rey en la
Pascua Militar, su Majestad D. Juan Carlos, se olvidó de que las fuerzas
armadas llegaron con un retraso de 20 días a las costas gallegas a
limpiar chapapote en comparación con la puntualidad de la sociedad
civil. Pero no se olvidó de repetir como un papagayo las consignas de su
amo Bush sobre terrorismo y seguridad (la de ellos, no la de los
accidentes mortales en la construcción). Precisamente cuando en
España, la incidencia terrorista es de las más bajas en los últimos 25
años.

Recordemos que la actividad armada más intensa de ETA se dio con los
gobiernos del PSOE entre los años 84 al 88.

Una vez más queda claro que, la monarquía no está ejerciendo como
institución neutral en política, sino que se viene decantando por las
posiciones partidistas más conservadoras y reaccionarias.

Pero la total subordinación a los designios unilaterales de Bush lo dejó
claro la Ministra de Asuntos Exteriores, Ana Palacios, en su
comparecencia del 23 de enero, en la comisión de Exteriores en el
Congreso de los Diputados diciendo literalmente: En caso de que la
guerra sea inevitable, España cumplirá sus compromisos con la
comunidad internacional. La inevitabilidad de la guerra la decide Bush, y
la ministra confunde la comunidad internacional con los intereses
petroleros de las compañías norteamericanas. Por lo tanto, traducido al
castellano significa: El gobierno de España estará a lo que ordene,
mande y decida el gobierno USA.

Difícilmente se podría encontrar en la historia una subordinación tan
escandalosa del gobierno español a los intereses de gobiernos
extranjeros. Se me viene a la cabeza el reinado de Fernado VII recluido
en Francia por Napoleón y poniendo en su lugar a José I -Pepe Botella-.
Pero incluso en este caso el pueblo salía ganando, pues el tal
Fernandito, fue de lo más reaccionario de aquellos tiempos.

Resumiendo, el gobierno español y sus clases pudientes está
ejerciendo una dejadez vergonzosa en asuntos de soberanía nacional.

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