La guerra de Iraq y el silencio del Rey
Cartón Morales
Entradilla
al uso: dicen que los españoles supieron transitar desde una dictadura hasta
una monarquía parlamentaria sin que se escuchara un solo tiro. Falso elogio.
Deberían decir: sin que hiciera falta pegar un solo tiro. ¿Qué país de memos
o cobardes acepta a estas alturas de la Historia® que les cuelen una
"monarquía parlamentaria" como si de un gran avance se tratara?
Lo peor de vivir aquí es verse obligado a soportar un circo que además de ridículo
y anacrónico se hace más chapucero cada día que pasa. ¿De verdad no hay nada
que pueda decir Borbón sobre la invasión de Irak? Que hable, hombre. Que diga
algo. Que suelte lo que sea. Que toque la bocina, como Harpo. Cualquier cosa será
mejor que ese estúpido miedo escénico tan grotesco como inoportuno –y sé
que habrá quien piense que este silencio no es en absoluto inoportuno, que en
momentos tan cruciales como éste lo más indicado es mantenerse en un discreto
segundo plano, como cuando Franco, preparando el siguiente movimiento –o
esperando a que se lo preparen. ¿Pero cómo puede nadie pensar algo así, dónde
queda entonces el Sacrosanto Honor de la Corona? Ni siquiera se molestan ya en
disimular que Borbón, "el rey de España", no es más que un pobre
hombre a quien se le dice cuándo debe callar y cuándo debe hablar.
¿Acaso los españoles no merecen siquiera un rey mínimamente creible, uno que
por lo menos dé la cara? Habrá quien me diga que se trata precisamente de eso,
el rey sólo puede hablar de lo que puede hablar, y es verdad: se trata
precisamente de eso, el rey sirve de ejemplo al resto del país: aquí sólo se
puede hablar de lo que se puede hablar. La Nueva España es esta Gran Máquina
Democrática que una vez diseñada, construida y puesta en marcha funciona por sí
sola. Los votos -y eso ya lo sabe todo el mundo- son aceite. Lo hemos
conseguido.
A lo que vamos: 1. Cualquier rey es un cobarde por definición porque si no lo
fuera se negaría a llevar una vida de fantoche. 2. Borbón es un cobarde
reincidente porque nunca se ha atrevido a condenar el régimen que lo lanzó a
la fama, régimen responsable del horror más sangriento jamás sufrido por este
país, su país. 3.
Al mostrarse incapaz de pronunciarse ante la inminente implicación de su país
en otra guerra sangrienta, Borbón se ha convertido en el campeón de los
cobardes.
Inútil esperar a que Borbón nos envíe señales de vida desde el otro lado de
su monigote: el pobre es solamente monigote. Pasemos adelante. Lo que habría
que preguntarse ahora es lo siguiente: ¿qué país de insensatos tolera que le
sea impuesto un rey-robot? Admitámoslo: algo tan chapucero no puede
funcionar -no está funcionando- no parece que vaya a funcionar.
¿Para qué seguir fingiendo indiferencia? Quizás ha llegado el momento de
ensayar una recogida de firmas a favor de un referéndum monarquía/república.
La sorpresa puede ser muy agradable.
Cantón Morales, Marzo
2003