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  No consiento que se hable mal de Franco en mi presencia. Juan  Carlos «El Rey»   

¡Pobre Reina Isabel! ¡Pobre Lily Beth!

Jaime Peñafiel

La Estrella Digital 26 de Febrero de 2005

El culebrón de los Windsor, con visos de comedia de enredo, es una lógica consecuencia de casarse con quién se quiere aunque no sea la persona con la que se debe.

Si el culebrón de los Borbones salió moderadamente bien pudo deberse a la inteligente actuación del Rey Don Juan Carlos una vez conocida la decisión irrevocable del Principe de casarse con Letizia, la única preocupación del soberano fue, que los problemas familiares, ¡haber los hubo!, quedaran en la mayor intimidad. Que nada trascendiera aunque la procesión fuera por dentro.

La pobre Reina Isabel, cuya vida es un "annus horribilis" trás otro, intentando salvar los muebles de la Institución, ha perdido los papeles. Su actuación, de un tiempo a esta parte, no puede ser más catastrófica. Posiblemente, porque el tema de la boda de su hijo Carlos con Camila, le repugna.

Si así es ¿por qué la autorizó? se preguntarán nuestros internautas.

Simple y sencillamente porque no podía mantenerse, por más tiempo, la situación de su heredero, viviendo, bajo el mismo techo, con la amante y con los hijos.

Como jefe de la Iglesia Anglicana no podían amparar,por un lado, este amancebamiento ni, con su presencia la boda civil del futuro Rey cuando, al celebrarse en un Ayuntamiento tenía que hacerse con "Audiencia Pública". sin distinción alguna, a todo ciudadano que deseara asistir sin haber sido invitado. ¿No lo sabia la Reina?. No debía.

Todo lo que está sucediendo es nuevo para ella. Incluso reconocer que las leyes, las normas e incluso las formas, están por encima de su graciosa Majestad que, maldita la gracia debió hacerle la noticia.

Pero, a grandes males, grandes remedios: no asistirá a la boda.

Como advertirán nuestros internautas nada que ver Inglaterra con España. Aquí, nuestra familia Real, parece estar por encima de las leyes, de las normas y de las formas. En el Reino Unido, no.

A veces, ni en su propia casa, como ha quedado demostrado al renunciar a casarse en el Castillo de Windsor, lugar anunciado en un principio, porque si así sucediese, la Reina se vería obligada, por ley, a abrir el recinto durante tres años a todos aquellos ciudadanos que solicitaran Windsor para casarse. Igualito que aquí, donde no se permitió, por las autoridades esclesiáticas, que en la horrible Catedral de la Almudena no se casara nadie antes que lo hiciera el Principe. ¡Ridículo!.

¿Será necesario que les recuerde el día de la boda? Madrid fue una ciudad cerrada y sitiada para proteger a los novios...del populacho.

De todas formas los Windsor y los Borbones, no viven sus mejores momentos por culpa de dos divorciadas. Al menos, en Inglaterra Camila nunca será Reina.

Como dice Umbral, las dinastías no caen por conspiración de los dinásticos sino que se arruinan a sí mismas por esos repentinos reveses que la sangre azul provoca en el caudal de la sangre roja.

Cayetana Alvarez de Toledo todavía es más directa cuando escribe sobre la Monarquía y la modernidad de que sus miembros se casen como se están casando igualando a la institución por abajo. " Para instituciones igualitarias y progresistas existe otra más coherente: la República. Para sintonizar mejor con los tiempos deberíamos dejarnos de rodeos y plantear el fin de la Monarquía".

Yo no me hubiera atrevido a ir tan lejos ¡para que luego se quejen de mí!

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