Alameda, 5. 2º Izda. Madrid 28014 Teléfono: 91 420 13 88 Fax: 91 420 20 04 Correo
No consiento que se hable mal de Franco en mi presencia. Juan Carlos «El Rey»
Juanlu González
Bits RojiVerdes http://www.nodo50.org/bitsrojiverdes/wordpress/
En 1976,
impulsado por los documentales de Félix Rodríguez de la Fuente, me hice
socio de Los Linces, el club juvenil de la Asociación de Defensa de la
Naturaleza, más conocida como ADENA. Fueron sin lugar a dudas mis primeros
pasos en la defensa del medio ambiente y en el asociacionismo. Como tantas
otras personas de todo el estado, a través de la potencia mediática y el
apasionamiento de doctor, en aquella lejana época sentí la llamada del
conocimiento y el compromiso con el patrimonio natural.
Años más tarde, conocimos la filiación política de Rodríguez de la Fuente
y determinadas prácticas para conseguir imágenes sobre fauna que a algunos
nos ponen los pelos de punta. Sin embargo, el conservacionismo y el ecologismo
en la Península Ibérica (y hasta en Marruecos) le debe mucho a este
investigador y divulgador. No podemos negarlo. Su imagen aún sigue viva, esta
misma semana se anuncia a bombo y platillo la reedición de una de sus muchas
obras editoriales que aún adornan mis estanterías.
Yo continué en ADENA muchos años más, en parte por tradición y nostalgia,
hasta los años noventa, cuando un escándalo relacionado con la familia real
me hizo apartarme, con cierto dolor, de la organización que me acompañó en
mi infancia, adolescencia y juventud. En aquel entonces el presidente de honor
de la asociación, el Duque de Calabria, primo hermano del rey, se vio
envuelto en un desagradable affaire cuando se encontraron en su finca cebos
envenenados para acabar con los predadores y así potenciar las poblaciones de
conejos, perdices y demás fauna considerada cazable. Mis protestas y cartas
nunca fueron contestadas ni publicadas en el órgano de comunicación de la
asociación. Así que pedí la baja y me fui.
Pero esta semana pasada, una noticia relacionada con actividades venatorias de
la Casa Real y ha saltado a muchas rotativas reales y virtuales. Juan Carlos
de Borbón estuvo la pasada semana en Rumanía en una cacería de osos, lobos
y jabalíes. Concretamente en la zona de los Cárpatos, la empresa Abies
Hunting organizó una montería especial para el rey en una zona realmente
privilegiada desde el punto de vista natural y paisajístico.
Pero mucha gente carece de la sensibilidad necesaria para relacionarse con el
medio de forma no agresiva. En la montería real, alrededor de medio centenar
de batidores fueron empleados para espantar a los animales hacia el lugar
donde se encontraban los puestos. En un acto deportivo donde los haya, los
monteros esperan a que los animales pasen por delante de ellos para asestarle
el tiro de gracia. Se dice que Juan Carlos asesinó de esta manera a nueve
osos jóvenes, una osa gestante y un lobo.
La polémica que ha suscitado el evento tiene connotaciones de muy diverso
signo. Obviamente ambientales pues Francia se ha opuesto a la matanza de osos,
especie no cazable según el convenio de Berna. Lo mismo han manifestado
organizaciones ecologistas de fuera y de dentro del país. Así que el
gobierno rumano se encontraba necesitado de algún refrendo a su “modelo de
gestión de la fauna silvestre” y han usado al rey para buscar la
complicidad de algún representante europeo. ¿Habría picado el monarca y
toda su Casa como un pardillo común (Carduelis cannabina)? O peor aún, ¿acudió
a sabiendas de la instrumentalización de la que podía ser objeto?
Pero la cacería también ha tenido lecturas políticas preocupantes. Las
simpatías hacia los españoles parece ser que han decaído mucho en los últimos
años tras conocer el trato que aquí se dispensa a los emigrantes rumanos. El
hecho de que el monarca vaya ahora a matar especies protegidas no es algo que
suscite muchas alegrías entre la población que ha usado el tema para cargar
su furia contenida contra todo lo que huela a España. Han comparado a Juan
Carlos de Borbón con dictadores rusos aficionados a la caza, o han recordado
sus visitas anteriores invitado por el mismísimo Ceaucescu.
Hace más de un década me di de baja de ADENA, ahora me gustaría darme de
baja de la Casa Real. Nunca me ha representado y nunca me representará. Lógicamente
no profeso demasiadas simpatías hacia esta institución, pero el hecho de que
entre todos y todas paguemos a escote estas salvajadas me parece —además de
muy poco ético— un hecho lamentable. ¿A dónde tengo que dirigirme para
dejar de ser súbdito del reino de España? ¿Cuándo podré votar para
hacerlo? Nunca nadie me preguntó por tal asunto.
Bits RojiVerdes
http://www.nodo50.org/bitsrojiverdes/wordpress/