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  No consiento que se hable mal de Franco en mi presencia. Juan  Carlos «El Rey»   


¿Cómo se democratiza la Corona?

Rafael Torres

ociocritico.com/ 15 de Mayo de 2005

Le traicionó el consciente al príncipe Felipe cuando, al anunciar su paternidad próxima, se apresuró a decir que no corría prisa ninguna la reforma constitucional que eliminará la preeminencia del hombre sobre la mujer en la línea de sucesión de la Corona, pero le traicionó no porque lo considere, hallado de la gran alegría de ser papá, un asunto menor, sino, yo creo, porque lo percibe como un pedazo de asunto que le puede ocasionar algunos quebraderos de cabeza. Como sabe el lector, esa reforma constitucional exigiría, además de la disolución de las Cortes, la convocatoria de un referéndum para su eventual refrendo popular, y aquí es donde la Corona, que jamás se sometió a refrendo popular alguno, no las tiene, porque no las puede tener por falta de costumbre, todas consigo.

Dicho referéndum, que necesariamente contendría una pregunta absurda, pues no puede ser democratizado aquello que en su esencia no es democrático (si una mujer puede ostentar la Jefatura del Estado, ¿por qué no cualquier mujer que lo merezca y sea elegida por ello, y no una mera pariente del Jefe actual?),situaría a la Monarquía, y al príncipe Felipe en particular, ante una posibilidad embarazosa: la defección popular escenificada ante las urnas con una abstención apabullante. Si los reyes no los elige el pueblo, sino que se les impone, ¿qué razón monárquica puede haber para que no se le pueda seguir imponiendo al pueblo en el futuro un heredero al trono varón?

Democratizar la Monarquía, que se fundamenta en el privilegio, puede equivaler, como temen algunos, a cargársela, pero malamente se puede desarrollar la democracia si permanece limitada y frenada por arriba, en el ámbito de máxima autoridad de la Jefatura del Estado, por una realidad arcaica, irracional y pre-democrática que, como si dijéramos, no predica con el ejemplo en lo tocante a la igualdad ante la ley y de oportunidades. La cuestión es que el pueblo es soberano y algo tendrá que decir. O que no decir si lo que le preguntan no le interesa.

 

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