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consiento que se hable mal de Franco en mi presencia. Juan Carlos
«El Rey»
www.estrelladigital.es 3 de Marzo de 2005
Aunque la Casa Real “ni confirma ni desmiente rumores”, esta semana lo ha hecho saliendo al paso de un rumor creciente, sobre la extrema delgadez de Letizia que, aun sin estar anoréxica, “hechuras anoréxicas tiene” (Carmen Rigalt dixit). Y esto, como dice la columnista de El Mundo, “es objetable”. Y opinable, digo yo.
Pienso que el jefe de Relaciones con los Medios de la Casa de Su Majestad se ha precipitado, con esa carta al director de El Mundo, a propósito de una información que se hacía eco de lo que la revista italiana Oggi publicaba sobre el aspecto físico de la consorte del Príncipe Felipe.
Me preocupa que se vuelva a los tiempos del franquismo, cuando se recurría a lo que la prensa internacional publicaba sobre lo que sucedía en España.
El que se haga hoy no quiere decir, en modo alguno, que se comparta, en su totalidad, lo que se publica, y en muchos casos, ni parcialmente.
Si aquí, en nuestro país, se reproduce lo que de positivo tienen algunos sucesos españoles, en la prensa extranjera ¡por qué no se va a comentar lo negativo!
Cierto es que la carta de la Zarzuela no es un comunicado oficial, sino una puntualización, tal vez precipitada y gratuita, a un término, el de anorexia, que sólo se utiliza, tal vez inadecuadamente y de una forma genérica, para referirse a una visible delgadez de Letizia.
Don Juan González-Cebrián dice, en su misiva, que tal informe (el publicado por la revista italiana), “en ningún momento ha sido contrastado con la Zarzuela. Hay rumores que ni lo merecen, porque de antemano se conoce la respuesta. De ser cierto, que no lo es, nunca, jamás, iba a ser confirmado.
Hay que admitir que ni España es Suecia ni la familia real española la sueca, donde la transparencia de la monarquía, del Rey Carlos Gustavo, es tal que no hace mucho tiempo la propia Reina Silvia compareció ante la televisión pública para reconocer no sólo que la Princesa Victoria, la heredera, padecía anorexia, de la que ya se encuentra totalmente restablecida, sino que el soberano y su hijo el Príncipe Carlos Felipe padecían de dislexia.
Pienso que una información transparente como la que ha hecho el señor González-Cebrián siempre es positiva, ya que acaba con los rumores recogidos por la prensa, incluso la responsable, con todas las reservas, con la sencilla razón de que el rumor está en la calle.
No es de agradecer la preocupación de los medios por todo lo que sucede en el seno de la familia real?
Dando por buena la nota de la Zarzuela, se ha despejado lo de la anorexia, no creo se moleste la Casa si yo pregunto: ¿la Princesa está muy delgada?¡Qué tendrá la Princesa!
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