Prim y
Borbones
Javier-Fernando Hernández
Sánchez
UCR 13
de Junio de 2007
Los generales Prim y
Topete, arengaron a las fuerzas que iban a tomar parte en la revolución de 1868
(la Gloriosa), proclamando las dos frases que simbolizaron este hecho histórico:
¡Abajo los Borbones! y ¡Viva España con honra!. Era evidente que los
significados suponían una absoluta antítesis: no podía haber una España con
honra u honor, conviviendo con los Borbones, y por inferencia: únicamente,
prescindiendo de esa dinastía, podía España recuperar el honor perdido.
Para
comprender hasta qué punto se tenía a esta dinastía por espúrea y abyecta,
no hay más que tener en cuenta, que estos generales, además de Serrano, eran
monárquicos convencidos, pero, para ellos, los desmanes y la pésima gestión
de los gobiernos borbónicos, llegaron a un límite que no era tolerable para
este país; el general Prim fue el responsable más significado, para que España,
después de una corta regencia de Serrano, instaurara a la dinastía de los
Saboya en la persona de Amadeo I.
El general Prim creía, y así lo manifestó en unas famosísimas
declaraciones, que los Borbones jamás volverían a reinar en España:
pronunció el general los tres famosos: "jamás, jamás, jamás". Y
es posible que así hubiera sucedido, si no le hubiesen asesinado unos meses
después de este episodio. Nefastamente para España, a los seis años de la
revolución, se producía la restauración de los Borbones, en la persona de
Alfonso XII, hijo de Isabel II, a la que habían echado del país, la España
con honra de Prim y Topete.
Es fácil comprobar que hay una serie de semejanzas, entre aquéllos hechos y
los que ahora estamos viviendo los españoles: en el caso actual, también
Alfonso XIII fue despedido fulminantemente por el pueblo español, y un nieto
es "colocado en el trono", aunque en esta ocasión, no por la mano
experimentada de un Cánovas, sino por la cruel del mayor asesino de la
historia de España: Franco.
Deducciones: si tomamos al pie de la letra las conclusiones de los prohombres
de la Gloriosa, quiere decir que, actualmente, no es honra precisamente lo que
adorna a este país. Me temo que a los políticos que soportamos día a día,
esta circunstancia les preocupe muy poco, mientras estén gozando del inmenso
océano de oro que supone la función pública en este país. ¿Cómo va a
existir honor con estos políticos venales?. Sólamente hay hipocresía,
cinismo, crueldad para con los débiles (firmeza lo llama el estulto rubalcaba),
y baboseo repelente para con los poderes fácticos.
Termino gritando: "Viva el general Prim".
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