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No perder una oportunidad

Jordi Oriola i Folch

Aragón digital 17 de Octubre de 2007

Nunca podemos hacer aflorar el debate sobre la monarquía en los medios de comunicación porque es tema tabú, por eso no quiero desaprovechar la estela de la quema de fotos. Que algunos puedan estar muy agradecidos al Rey Juan Carlos por su papel en la transición o en el golpe de estado (aunque no sabemos la verdad porque es tabú criticarlo...) no es motivo suficiente para mantener la monarquía.

Se dice que es la institución mejor valorada, pero me da la impresión de que es una posición muy ligera y de revista del corazón porque, en realidad, es una institución más decorativa que otra cosa. Porque ¿qué ventajas tiene? ¿Estabilidad? Francia es muy estable y no tiene rey. Más bien es que muchos piensan que, con un reino, es más inamovible la idea de España. Pero para muchos, que también nos cuentan como españoles, un rey borbón nos recuerda claramente que España es un Estado hecho a partir de la dominación.

Muchos pueblos nos sentimos conquistados por esta España del pasado. Como estamos en el siglo XXI, al Rey sólo se lo puede mantener como elemento decorativo porque, si intentara intervenir en política exterior tomando decisiones o movilizando el ejército, la población empezaría a sentirlo como un enemigo. En cambio, en el siglo XXI, todos podríamos sentirnos más cómodos en una confederación republicana de naciones: los Países Castellanos, los Països Catalans, Euskal Herria, Galeuza, Andalucía y Canarias (rememoro a Lluís Maria Xirinacs).

Temer un Estado español más democrático y más respetuoso con las naciones que lo forman y querer mantener la dominación como garante de la unidad de España es la forma más directa de empujarnos, a muchos ciudadanos, hacia el anhelo de la desintegración del país. Y ésta es la pugna actual que nos hace derrochar energías en una cuestión poco importante. Una España confederal de verdad haría sentir tenidas en cuenta las necesidades de todos, incluso en cierta medida de los independentistas, cosa que la España monárquica y centralista definitivamente no consigue, y es que los que queman fotografías del rey, no atacan a la persona, que en el fondo es una persona de carne y hueso como cualquier otra, sino que manifiestan un rechazo a lo que representa y expresan públicamente, de esta manera insolente para los monárquicos, una cuestión que precisamente estos monárquicos no permiten que se debata.

Pero ¿es democrático que no se pueda debatir? Que la Constitución apueste por la monarquía no nos tiene que impedir revisarlo, porque reconozcamos con honestidad que esta Constitución fue un paquete cerrado que la gente votó con los ojos cerrados para huir de la dictadura.

 

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