Silbar al
rey es decirle en la cara lo que no podemos decirle en las urnas
Javier Parra
UCR 30
de Julio de 2009
El rey está preocupado.
Quienes lo conocen lo saben y quienes no, podemos intuirlo y desearlo.
No está preocupado por sus lentejas – si es que este señor come lentejas
-, y tampoco por su puesto de trabajo. Está preocupado por lo único que
le ha importado a los Borbones a lo largo de la historia: la Corona.
Está preocupado porque vaya
donde vaya pocos le reciben ya con los brazos abiertos, y aumenta día a
día el sonido cada vez más atronador de los silbidos y los abucheos.
Ahora la contradictoria justicia española, que últimamente nos tenía
acostumbrados a decisiones que nos hacían llevarnos las manos a la cara
de la vergüenza, da la razón a quienes sonreímos y nos regocijamos
cuando el pueblo le dice en la cara al Borbón lo que muchos pensamos, y
a quienes el día que pase ante nosotros ese individuo al que hace 40
años un asesino dictador designó como sucesor, también silbaremos y
abuchearemos.
Según el juez Pedraz, esas
acciones ”están amparadas por la libertad de expresión y no pueden
considerarse difamatorias, injuriosas o calumniosas, ni mucho menos que
que propugnen el odio nacional”. Evidentemente, los republicanos no
necesitamos que una decisión judicial nos dé permiso para abuchear a un
personaje no electo por los ciudadanos para la Jefatura del Estado que
ostenta, designado rey por Francisco Franco, que juró los principios del
Movimiento Nacional, y que durante 30 años no ha dejado de ingresar una
cantidad inimaginable de millones procedente del bolsillo de todos los
españoles y españolas. El Borbón, quien vino a España con una mano
delante y una detrás, hoy es uno de los monarcas más ricos del mundo.
Por eso, y mientras a los
españoles no nos dejen la opción democrática de elegir a nuestro Jefe de
Estado, nos queda la opción de gritarle a la cara lo que no nos dejan
decirle en las urnas.