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No consiento que se hable mal de Franco en mi

 presencia. Juan  Carlos «El Rey»   


 

Cayo Lara traiciona la República

 
Manuela Trasobares
Kaos en la Red  3 de Septiembre de 2009
 

Cuando el trece de Octubre del pasado año vi la portada del periódico “El País” con la foto de Gaspar Llamazares haciendo cola detrás de Mariano Rajoy para rendir pleitesía al rey, sentí haber hecho el más espantoso de los ridículos al presentarme en una candidatura electoral encabezada por un comediante de tal calibre. En campaña, como segunda de la lista por Castellón de Esquerra Unida i Republicana, recorrí toda la provincia pagando de mi bolsillo los desplazamientos y las dietas para que luego Don Gaspar diera al traste con tanto esfuerzo fotografiándose como súbdito de la Monarquía. Al ver la foto de Cayo Lara de nuevo con el Borbón, no puedo más que sentir el más profundo de los desprecios. !Que pandilla de traidores se apropian vilmente de las ideas republicanas mientras besan la mano real! Son dignos herederos de quienes durante la contienda civil provocaron incertidumbre en el bando republicano por miedo a que tomaran el mando los anarquistas y tras la derrota esquivaron los campos de concentración para abrazar el estalinismo dictatorial y volver a España a cultivar también la amistad de Don Juan Carlos. Los mismos errores que se repiten pues la izquierda española carece de una tradición de líderes dignos. ¿Qué ha cambiado entre Santiago Carrillo y Cayo Lara, el pin en la solapa y la camisa desabrochada? El gesto principal sigue siendo detestable.

Con estas actuaciones serviles y ridículas estos señores se desvirtúan por completo como representantes del republicanismo. Escenifican un ejemplo bochornoso paras los jóvenes, colaborando a su preocupante atolondramiento social e incapacidad crítica, ofenden la memoria de quienes dieron su vida por la República, en los campos de batalla o de concentración, en las cárceles o en los pelotones de fusilamiento de los facciosos. Además, nos tratan descaradamente de idiotas a quienes en algún momento les hemos apoyado, a quienes nos hemos jugado todas las cartas a favor de la República, arriesgando nuestra proyección profesional, nuestro pequeño patrimonio, nuestro lugar en la sociedad y hasta nuestra seguridad personal. Y tampoco consiguen éxitos electorales, pues con mensajes tan contradictorios y confusos, ¿cómo van a diferenciarse de los partidos monárquicos?

¿Acaso alguien se imagina a Vicente Blasco Ibáñez acudiendo a saludar al rey? En vez de eso dedicó todos sus esfuerzos, su talento literario y su patrimonio a explicar al pueblo las tropelías de la monarquía y las injusticias que se cometían en aquella época. Todos los esfuerzos de un líder republicano se han de dirigir a educar al pueblo. Los planes para llegar a la Tercera República hay que explicárselos a los ciudadanos y conseguir su apoyo en todas las capas de la sociedad, excepto precisamente la representada por la Monarquía: las grandes fortunas, las grandes empresas y la grandeza de España. Ellos son el contrario e ir a explicar los planes al jefe del contrario solamente tiene un calificativo:  ALTA TRAICIÓN.Un republicano con un mínimo de dignidad no visita el despacho de un rey.

Jamás se me ocurriría acudir a un acto que contara con la presencia de un miembro de la familia real, de la aristocracia o de la Iglesia Católica, ni a título personal ni muchísimo menos como concejala republicana que soy de mi municipio. Muy al contrario, en mis intervenciones públicas como política y en mis espectáculos líricos he criticado duramente el papel de la monarquía en España, como creo que es mi deber de artista, de política y de ciudadana que ha visto pisoteados sus derechos fundamentales en un estado donde los privilegios de clase siguen haciendo mella, donde el caciquismo campa a sus anchas, donde se predica la solidaridad mientras se protege a los afortunados y se abandona a su suerte a los desfavorecidos. Quienes hayan tenido ocasión de ver en directo o en You Tube mi espectáculo “Trasobarismo en Estado Puro” sabrán que mi compromiso personal, artístico y político con la República, con los desfavorecidos y contra la Monarquía es muy claro y punzante, sin ambigüedades ni dobles mensajes. Las actitudes políticamente correctas y las sutilezas me son muy ajenas. A pesar de tener una voz dramática privilegiada y de ser un animal de escena, si no me produzco mis propios espectáculos ningún teatro de Europa se atreve a contratarme, por que uso la garganta para denunciar las desigualdades y la injusticia social además de para cantar ópera.

No os quepa la más mínima duda de que Cayo no le ha hecho ningún favor a la República acudiendo a la Zarzuela, muy al contrario se lo ha hecho a la monarquía, pues le ha permitido al rey seguir interpretando su papel. La excusa de explicar al rey los planes de transición a la República es una falacia. Cuando tuvo ocasión de explicarlos a los ciudadanos en un programa de televisión, se los calló, a pesar de que un joven participante lleno de ilusión le animó a difundirlos. Cayo prefirió decir que la prioridad en estos momentos es salir de la crisis. Sin embargo, es precisamente la corrupción enquistada en el sistema de monarquía parlamentaria, con su nefasto ejemplo para el pueblo, su nefasta educación y su nefasta gestión de los recursos públicos y medioambientales lo que nos ha llevado a la crisis.

Por lo tanto es AHORA O NUNCA cuando hemos de reclamar la República, no en el Palacio Real, sinó en la calle, no como una utopía situada en un futuro idílico, sinó como una solución de presente ante la incapacidad de los partidos monárquicos para enfrentar la situación, enzarzados en discusiones puramente electoralistas y sin visión, con la única intención de atontar a todo el público y seguir esquilmando al trabajador y al patrimonio común. Que duda cabe de que el rey es el líder de todo el sistema, el pilar en el que se asienta una trama bien encajada de políticos que, renunciando incluso a los origenes de las ideas que dicen representar, luchan solamente por encontrar un asiento en el que hacerse un culo bien gordo. Este es el ejemplo que el sistema monárquico transmite a los jóvenes, que adormecidos por la propaganda mediática cuando no por las drogas, se desilusionan al ver como el esfuerzo individual obtiene escasas recompensas y se favorece aún, como en el siglo XIX, la procedencia familiar y las amistades con el poder.

Para que mis palabras no sean tildadas de pura teoría pondré un ejemplo bien concreto y reciente. En la última admisión para la Facultad de Medicina de la universidad pública de Valencia la nota mímima era de un 8,5.- A causa de unas pruebas de selectividad con preguntas fuera de temario, un buen número de estudiantes con notas brillantes en el bachillerato se ha quedado fuera del mínimo exigido y habrá de cursar una carrera ajena a su vocación. Sus familias no pueden sufragar los costes de acudir a una universidad privada o a la pública de otra capital. Mientras tanto los hijos de las familias pudientes tendrán ocasión de licenciarse en Medicina en la Universidad Católica de Valencia, sufragada en parte por el erario público, aunque de carácter oscuramente religioso y privado.Y lo más paradójico es que los hospitales valencianos tienen déficit de médicos y se ven obligados a importarlos de los países magrebíes y sudamericanos, especialmente de Cuba, que casualidad. Aquí, serán médicos, no los estudiantes más esforzados, sinó, en algunos casos, los hijos de las familias más acaudaladas. Luego no querrán trabajar en el turno de guardia de un hospital, preferirán montar una consulta privada

El republicanismo propone que cada ciudadano tenga la oportunidad de desarrollar un papel en la sociedad que sea útil a los demás y a él mismo como ser humano. El republicanismo ha de apoyar y promocionar el esfuerzo y el talento individuales y los ha de poner al servicio de toda la sociedad, invirtiendo los medios que se precisen. El republicanismo ha de fomentar la formación, reducir la jornada laboral e invitar al trabajador a instruirse en beneficio de él mismo como hombre y de su profesión. Solamente una mayor conciencia y un mayor conocimiento de las clases trabajadoras nos podrán llevar a una salida de la crisis, hacia un socialismo colectivista, que sería lo más deseable. En cualquier caso, mantener al pueblo en la inopia, avivando la figura de su mantenedor principal, solamente nos puede conducir al desastre en forma de un nuevo fascismo, más atroz si cabe que el pasado.

Los principios republicanos están imbuidos de las ideas de progreso y libertad. Nuestros ideales nos pueden conducir a un futuro próspero y justo. El camino pasa por derrocar a la Monarquía y a ningún rey se ha derrocado tendiéndole la mano. Cayo Lara  lo sabe y con su acto ha demostrado sus intenciones de apoltronarse en el sistema, sostenerlo y ser sostenido por él.

Un líder republicano ha de coger el martillo del socialismo y golpear la corona hasta desengastar todas su joyas, fundir a martillazos su oro y entregárselo al pueblo.

Dejemos los pins para que jueguen los niños.

!Salud y República!

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Manuela Trasobares es concejala republicana de Geldo (Castelló)  

 

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