La República
16 de febrero de
2009.
Mucho se ha escrito, se
escribe y se escribirá sobre el papel del Borbón durante la puesta en
escena del fallido golpe de Estado del 23F. Aunque la versión oficial es
que la mesiánica intervención del rey salvó nuestra débil democracia, no
deja de ser la más inverosímil y provoca sonrojo observar como aún son
muchos los que la pregonan y la creen.
El jóven régimen monárquico
necesitaba de una fecha épica y de un héroe o un caudillo. Esa fecha fue
el 23F - el propio Alfonso Guerra así lo afirmaba durante esos días - y
el "héroe" un tipo que heredó su cargo de manos de un dictador. Resultó
así que los héroes no fueron los millones de personas que fueron
perseguidas durante 40 años por luchar por la libertad. Las medallas se
las llevaron los más astutos del régimen anterior, como Fraga, que
supieron moverse para continuar al mando de la nave, y una serie de
políticos que supieron fraguar una carrera política a costa de las bases
militantes a las que supuestamente representaban.
Aparte de la versión
oficial, hay otras versiones, como la del Coronel Amadeo Martínez Inglés
que asegura que el 23F "no fue sino una chapucera maniobra borbónica de
altos vuelos, al margen de la Constitución y de las leyes, para cambiar
el Gobierno legítimo de la nación en provecho de la Corona".
Cada cual aceptará como
válida una u otra versión en función de su inteligencia y de las ganas
que tenga de seguir dejándose engañar. Lo que es indiscutible es que el
23F fue el dia más rentable para una panda de Borbones, con Juan Carlos
a la cabeza. Ni para los trabajadores y trabajadoras, para quienes ese
glorioso día no supuso más que una descarga controlada de adrenalina.
Tampoco para la democracia, que pasó de ser un logro de los españoles
que lucharon por ella, a una divina concesión del rey. También fue un
buen día para los grandes empresarios de este país, que vieron como su
compadre y socio, el Borbón, era encumbrado como el indiscutible
artífice de la democracia española.
Lo que aún parece increible
en un país presuntamente avanzado y supuestamente democrático es que se
pretenda, no solo seguir haciendonos tragar con un rey que en ningún
momento se jugó el culo por la libertad, sino que se quiere que
aceptemos a su hijo - cuyo único mérito es haber nacido Borbón -, como
futuro Jefe de Estado. En fin Borbones, echadle cojones y ganad unas
elecciones.