¡HARTOS DE PALABRAS... QUEREMOS HECHOS!                    

Miguel Jordá    Criterios Republicanos Enero 2004

          Consecuencia del despropósito que ha provocado la Constitución de 1978 durante un cuarto de siglo, hemos sido entre otras cosas, y con razón desconfiados y retóricos, del presente y del pasado.

          Por fin esto ha terminado, por lo menos para nosotros, basta de retórica del pasado. La confianza en nosotros mismos es un hecho. Por eso somos convincentes, sobre todo para la juventud, cuando pasamos a los hechos. Con EL MANIFIESTO POR LA III REPÚBLICA, se acabó la retórica.

          Después del largo período de perplejidad – miedo – complejo de inferioridad – sentirse traicionados, ya es hora de superarlo todo y decir con claridad lo que pensamos en público.

         Es la forma de que la República salte a la actualidad, superando los complejos. Transladando todo lo negativo a los responsables de lo ocurrido... que al fin y al cabo, de forma oportunista han jugado con ventaja, mintiendo y engañando todos estos años primero con amenazas militares, coacciones con prepotencias financieras y corrupciones sin límite, mediáticas, borrando la cultura y memoria histórica... dejándoles en evidencia el Pueblo abrirá los ojos y asumirá el protagonismo que le corresponde. Todo es cuestión de Cultura y dignidad colectiva.

          Se puede ser republicano y de derechas, lo que no se puede ser es de izquierdas y monárquico. Claro que hoy, esto de derechas y de izquierdas muchos tratan de borrarlo... pero, la verdad es que hay millones de personas en esta sociedad, en la que vivimos, que malviven con menos de 300 € al mes. “En el umbral de la pobreza dicen” mientras el Gobierno reparte miles de millones a la Iglesia Católica ( es un robo que hacen al Pueblo los herederos del Caudillo).

          Mientras, muchos ejecutivos de los partídos políticos, sindicatos, grupos financieros, parece que de esto no se enteran, no tienen idéa, su cerebro no ha llegado a tanto. Lo de la Transición les satisfizo de tal manera que les obnubiló aquello de que la “bandera solo es un trapo”.

          El Estado Español y su Transición Monárquica ha llegado a un final de etapa. Solo del diálogo, de la discusión dejando hablar y escuchando atentamente al otro. De la innovación surgen avances positivos. Partimos de una base racional, intelectual, también emocional, que viene del pasado humano Greco-romano, con capacidad de análisis, del ¿por qué? y ¿cómo? de lo que ocurre y sus consecuencias. Incorporando nuevas idéas, la ciencia, la técnica para el desarrollo social, la República es el resultado, porque es la Democracia del Pueblo.

          Los que tenemos AUTOESTIMA de ser republicanos somos conscientes de que no vivimos en un país normal, que fue arrasado material y espiritualmente, asesinando en pueblos y ciudades con saña y menosprecio a maestros de escuela y médicos que eran los profesionales intelectuales más cercanos a la gente humilde. Los poetas y líderes políticos y sindicales tuvieron que huir durante décadas... cosas que todos sabeis y que jamas deben repetirse. Queremos la Paz, pero nuestros padres y abuelos merecen la memoria de su pensamieto, sacrificio y deseos de justicia y libertad. Es cuestión de dignidad.

          LA AUTOESTIMA, nos abre los ojos ante la falta de Democracia y ver como se burlan de las libertades colectivas. Continúa la marginación de la cultura para el Pueblo. La imposición de leyes heredadas del Nacionalcatolicismo, y Una, Grande, y Libre – del Imperio hacia Dios – falangismo puro y duro, amparado por la Monarquía e Iglesia Católica.

          El sentimiento de la voluntad popular está secuestrado, la ignorancia impuesta, privada del margen necesario para la expresión de lo que es fundamental en un país normal. El Referendum, el Plebiscito, el manifestar de forma colectiva lo que se piensa y desea. Los que “mandan, que no gobiernan” están deslegitimados  por su irresponsabilidad al persistir en leyes – la Constitución de 1978 – establecida sin libertad plena, con coacciones, enmudeciendo la voluntad popular... solo permitir como máximo que se vote cada cuatro años con la ley electoral actual es el secuestro de la Democracia.

          Decíamos en Septiembre de 2002 en el Círculo de Bellas Artes parodiando al poeta que por la República todo está por hacer, pero todo es posible.

          Hoy, después de la II Jornada Republicana de Unidad Cívica por la República, celebrada el día 15 de Noviembre en Madrid, de puertas abiertas con el MANIFIESTO POR LA III REPÚBLICA ya hemos dado un paso muy positivo. Mucho más de lo que ilusionadamente pensábamos. Hoy  hay mucha gente que nos conoce y apoya. Nos admiran, la autoestima es contagiosa, nos tienen en cuenta, más que a nosotros a la República que es de lo que se trata. Otros siguen callando, pero por dentro se rebotan para bien o para mal, otros “ladran...luego cabalgamos”.

          ¿Qué hacer ahora?.

          Decir lo que se piensa, que precisamente no es lo que impone el “poder”, los “políticamente correctos” según ellos, los “demócratas de toda la vida”. se necesita coraje para enfrentarse a la involución que ejercen los que niegan el diálogo imponiendo la “Razón de Estado”. Los de “el fin justifica los medios” provocando un verdadero terrorismo emocional y al más puro estilo falangista de los años 30/40.

          Nuestro referente es la REPÚBLICA: Punto de encuentro para analizar y dialogar, aunar esfuerzos y pasar a la acción para la conquista de las libertades que no sería bueno que los poderes fácticos concediesen, con aquello tan sabido de que “todo cambia para que no cambie nada”. La Justicia, Igualdad y Fraternidad, social y política se conquistan y deben ser patrimonio de todos los Pueblos de la Península e Islas dentro de la Europa del futuro.

          LO ATADO Y BIEN ATADO SE DESMORONA, las mismas razones que había para plantar cara en los tiempos negros del franquismo las hay ahora.

                                                                   ¡Viva la III República!

           Enero 2004       

                                                                            Miquel Jordá.

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