ENTREVISTA
A JULIO ANGUITA, EX- ALCALDE DE CÓRDOBA Y EX-COORDINADOR GENERAL DE IZQUIERDA
UNIDA
"...Mientras haya en frente un pirata como EEUU, el Comandante Fidel y yo
disparamos en la misma trinchera..."
Alejandro Massia/Julio
Otero.
Tiempo
de Cuba.
Julio Anguita
no parece haber perdido las buenas costumbres porque llega a nuestra cita con
puntualidad militante. Durante la entrevista, comprobamos que el que fuera
coordinador general de IU durante muchos años, mantiene la pasión por la política
y conserva la misma lucidez y perspectiva crítica de siempre, aunque eso sí,
parece más pesimista con la situación mundial actual. Asegura que Cuba es una
aportación indiscutible a la historia de la revolución y opina que apoyarla
significa hoy "compromiso contra la globalización". Fustiga a los políticos
de izquierdas que tienen miedo a presentarse "como lo que somos,
rojos," y augura un porvenir sombrío para el Estado Español si no se
reconoce a los distintos pueblos que lo integran. Al término del encuentro,
pudimos darnos cuenta de lo que se echa en falta una figura de su talla en estos
tiempos de tanta mediocridad política.
Para empezar,
nos gustaría que hablara de las veces que ha estado en Cuba y las impresiones
que le causaron sus distintos viajes.
Bueno, yo he
visitado Cuba en 5 ocasiones y he visto el país en distintos momentos de su
historia reciente. Las primeras 2 veces, allá por los años 80, vi una revolución
muy pujante, donde hasta los propios cubanos que estaban en contra me reconocían
que la formación política que tenían para combatir el régimen se la había
proporcionado el propio Castro. Me llamó mucho la atención la tremenda
libertad de la gente corriente, el alto nivel político y cultural de la población,
la participación de la sociedad en los asuntos del país... Vi un sistema
democrático, no de partidos, que me gustó muchísimo.
Después,
tras la caída de la URSS, he viajado en otras tres ocasiones y he visto los
problemas derivados de la escasez de petróleo, el tener que admitir el tema del
turismo y los empresarios españoles, el desencanto de parte del pueblo, el
tener alguna que otra emisora de radio permanentemente bombardeando los oídos
de los cubanos sobre un supuesto paraíso americano... Todo esa perspectiva
también la tengo. Pero aun así he de decir que Cuba, a pesar de todo, ha
seguido conservando su personalidad.
¿A qué se
refiere exactamente?
Sí, a que
hay sectores de la población, por ejemplo el colectivo de las personas negras,
que saben que es el único sitio donde son iguales que los blancos. Y otros que
mirando a su alrededor se dan cuenta que viven mejor que su entorno si se
atienen a la calidad de vida en cuanto a sanidad, educación, acceso a los
libros o posibilidades de participar se refiere. Lo que pasa es que esto a veces
no es valorado lo suficiente por los propios cubanos, porque las generaciones
que hicieron la Revolución y levantaron el país van muriéndose poco a poco.
Entonces, entra gente que eso que es tan importante le suena a las batallitas de
papá y así es como se van minando las resistencias.
¿Qué
balance global haría de estos 45 años de Revolución?
Para mí Cuba
constituye una aportación fundamental a la historia de la revolución mundial,
guste o no guste a los EE.UU o a una cierta izquierda europea, por llamarla de
alguna manera. Yo me dirigiría a los que no estamos en Cuba y les diría que
observemos el proceso, veamos cómo arrancó y tengamos el valor suficiente para
afirmar que aquello sigue siendo una vía válida con todas su fuerza y con
todos sus fallos. Para mí el apoyo a la Revolución Cubana hoy es compromiso
contra la globalización. Mientras haya un pirata en frente como EE.UU, violando
el derecho internacional y apretando a una pequeña nación llamada Cuba, el
comandante Fidel y yo, en la misma trinchera, disparamos contra él. Y después,
entre tiro y tiro, podemos discutir ciertas cosas en las que a lo mejor no
estamos de acuerdo.
Lo que acaba
de afirmar no es muy políticamente correcto que digamos, sobre todo en estos
tiempos que corren...
Sí, sé que
no está bien visto hablar así, pero eso es un problema de los que tienen miedo
al que dirán, el mío no lo es desde luego. En la vida uno tiene que tener
sentido de la propia estima. Por eso, intentar medir con los parámetros de
cualquier otro país a Cuba, olvidando la Ley Torricelli o la Helms-Burton, los
más de 500 atentados montados por la CIA y reconocidos por el Senado
norteamericano contra Fidel, los bombardeos con ciertas bacterias sobre campos
de caña de azúcar, el bloqueo que la Asamblea General de Naciones Unidas
tantas veces ha condenado, etc, etc. me parece indecente, indecoroso y además
suicida. Tengan en cuenta que yo soy de un partido con una ideología que nunca
fue fuerte en el mundo y cuando nos apuntamos a esta fuerza política sabíamos
lo que era y que íbamos a contracorriente.
Sin embargo,
entre los partidos políticos españoles tradicionalmente de izquierdas hay
mucho miedo a la hora de pronunciarse sobre Cuba.
Hay mucho
miedo y a veces, perdonadme la expresión, muy poca vergüenza también. Yo hace
poco he visto algunas declaraciones de ciertos dirigentes que cuando se les ha
preguntado por el tema de Cuba se han asustado. Y lo que no saben es que eso les
hace perder votantes y encima no ganan a los otros. No son ni siquiera buenos
compradores.
¿A qué achaca esa
actitud? ¿Afán de respetabilidad quizás?
¿Pero de qué
respetabilidad hablamos? Será la respetabilidad del usurero, porque para mí,
por ejemplo, ni Aznar ni Solana tienen ninguna respetabilidad. Son ilustres
delincuentes que no pueden ser detenidos y juzgados simplemente porque no hay
una correlación de fuerzas que lo permita. Yo llamé en su día a Javier Solana
criminal de guerra y lo sigo manteniendo. Además, estamos viviendo unos
momentos en que parece que las cosas están dormidas y es precisamente ahora
cuando hay que tener las posiciones claras, lo que no quiere decir
irreductibles. Yo no creo que haya que encastillarse en la defensa de unas
posiciones sin argumentarlas, eso es un numantinismo que no entiendo.
¿Se equivoca
entonces la izquierda cuando condena al régimen cubano?
Claro que sí. La
izquierda, si algún día quiere revitalizarse, tiene que acudir a la historia y
aprender lo que supuso el régimen de Batista y lo que ha supuesto el intento
permanente de EE.UU por hacerse con la isla porque era un enclave perfecto para
sus intereses. Pero resulta que de pronto le sale una Cuba que le dice
"mire usted, yo soy independiente". Entonces, esa bandera de
independencia es lo que le jode verdaderamente a EE.UU, no que Castro sea
comunista. A partir de ahí han ido construyendo la idea de que Cuba es la mala
oficial, un lugar siniestro donde hay un dictador sangriento, etc. Todo esto,
además, enmarcado dentro de una filosofía muy de El Corte Inglés, ensalzadora
de lo joven, y claro, Fidel no es ningún chaval. Ahora bien, la juventud es
algo extraordinario, por supuesto, pero por sí misma no es garantía de que sea
lo mejor.
De sus
encuentros con Fidel ¿qué es lo que destacaría? ¿con qué se queda?
Lo que más
admiro es su gran preparación y su capacidad didáctica. Los discursos que yo
le he visto dar están siempre impregnados de humor, de acercarse con cierta
sorna a la gente, pero al mismo tiempo si uno se fija puede apreciar que han
sido concienzudamente preparados y que están hechos desde la precisión y el análisis
marxista más ortodoxo.. No se me olvidará nunca un discurso que dio en Managua
(Nicaragua), en la toma de posesión del presidente Daniel Ortega, a la que
acudió sorpresivamente y allí dijo: "los americanos me han criticado
porque yo me he presentado de manera sorpresiva y sin avisar, ¡cómo si no
supieran ellos que yo no puedo avisar de mis viajes!". Fue bastante
gracioso la verdad. Por cierto, en aquel viaje Fidel vino acompañado por el
entonces director de El País, Juan Luis Cebrián, quien estaba totalmente
obnubilado. Sí, sí, parecía la novia arrebatada de amor al lado del
comandante. Vivir para ver.
Antes ha
dicho que había cosas de Cuba con las que no estaba de acuerdo. ¿Podría
decirnos alguna?
Por ejemplo
los últimos fusilamientos. Yo no estoy de acuerdo con la pena de muerte, venga
de Castro o de quien sea. Pero independientemente de eso, es que creo que se
cometió un error con esos tres fusilados. Si lo que se pretendía era dar un
escarmiento, en ese caso pienso que hubiera bastado con condenarlos a trabajos
forzados o algo por el estilo. De todos modos, esa es mi visión desde aquí,
habrá que ver lo que está sucediendo allí. Dicho esto además, estoy seguro
que hubo materia de sobra contra ellos y que en Estados Unidos por cosas 100
veces menores están tostando a cientos de personas... Y, por supuesto, como
hice público en su día, estar en contra de la pena de muerte para mí no
equivale a estar en contra de la Revolución. Volviendo a la metáfora que usé
antes, éste sería el debate en la trinchera que yo mantendría con Castro
mientras los dos le disparamos a los hijos de puta de en frente. Porque, vuelvo
a repetir, nos la estamos viendo con la cara más fea del capitalismo y del
imperialismo y, ante esto, hay que tener las cosas claras y no confundir al
enemigo.
Sin embargo,
mucha gente aprovechó el momento para romper definitivamente con Cuba. El mismísimo
José Saramago hizo una condena pública al día siguiente en el periódico El
País. ¿Cómo valora ese gesto?
Bueno, es que
siempre que sucede una cosa así suele venir acompañada de una provocación a
las fuerzas de izquierdas para que éstas se posicionen. Y la campaña que se
desató fue tremenda. Yo no es que pretenda disculpar a Saramago pero no puedo
ocultar una especial debilidad por él. Saramago es rojo de verdad. Quizá fue
la presión del momento lo que le llevó a pronunciarse asi. No lo sé.
¿Se podría
decir que la posibilidad de una intervención militar en Cuba puede ser ahora más
real que nunca?
Sin duda. Hasta
ahora no lo había dicho nunca, pero para que entendáis hasta qué extremo
puede llegar el poder os contaré que antes de emprender mi último viaje a
Cuba, en el año 97 o 98 -no recuerdo bien ahora-, el entonces Ministro de
Exteriores, Abel Matutes, me llamó por teléfono y me vino a decir algo así
como: "Mire, estoy aquí con Más Canosa y nos hemos enterado de que vas a
ir a ver a Castro. Oye, me ha dicho Más Canosa que le digas a Castro que si
permite unas elecciones libres, o con cierta sordina en la isla, estará
dispuesto a que no haya problemas con Cuba".
¿Se lo
comentó a Fidel?
Ni se lo
mencioné. Yo a Fidel con cosas de gángster no le voy. Pero para que veáis,
esto es sólo un ejemplo de como se mueve todo un Ministro de Relaciones
Exteriores de España. Por eso os digo que a estas alturas del partido no me
parecería extraño que Bush, con tal de ganar las próximas elecciones y
mantenerse en el poder, fuera capaz de atacar a la isla. Ya sabemos los favores
que este pirata le debe a la mafia de Florida. Y Cuba, además, es apetitosa
porque con ella el emperador podría colgarse el trofeo de haber acabado con el
"Mal".
Pero, ¿no
cree que una agresión de ese tipo levantaría un gran rechazo a nivel mundial?
Miren,
precisamente en estos momentos la capacidad de aguante y de encallecimiento de
la conciencia, tanto de periodistas como de medios de comunicación o de
dirigentes políticos, no tiene parangón donde quiera que estén. Tengan en
cuenta que la libertad de información no existe y que lo alternativo llega a
poca gente. Si se produjera una invasión, habría seguramente protestas, pero
la gran mayoría miraría para otro sitio.
Cuando se
habla de Cuba, al final la pregunta de qué pasará cuando muera Fidel casi
siempre termina apareciendo por algún lado. Nosotros no le vamos a pedir que
juegue a ser adivino pero...
Yo se lo
agradezco. No quisiera contestar a esa pregunta para no transmitir desánimo,
porque la cosa está muy difícil, la verdad. El adversario es muy poderoso y
los aliados que pueda tener Cuba son hoy por hoy muy sui generis, aunque yo sea
un gran defensor de Hugo Chávez y su causa. Por otro lado, ni Raúl Castro ni
los demás son como Fidel. Ese es el problema de contar con una personalidad tan
excepcional, pero que es finita, y tener en frente lo que se tiene. Yo no quiero
parecer pesimista, simplemente pretendo ser realista. Y ahora nos va a tocar
pasar una fase muy dura de hegemonía del Imperio, de Bush o del que venga después,
eso da lo mismo. Y la única que podría jugar un papel de contrapeso importante
sería la Unión Europea, pero ésta no está por la labor, no tiene ninguna
dignidad. De todos modos, cuando llegue ese día que habéis mencionado, la
partida se jugará, cada uno tendrá que mover sus peones y ya veremos que es lo
que pasa. Por ahora lo único que puedo desear es que Fidel Castro dure mucho
tiempo.
Sin embargo,
paralelamente a esa crisis de la izquierda que usted ha señalado, asistimos
también al renacer de ciertas opciones progresistas en América Latina, al
tiempo que crece el movimiento antiglobalización...
Sí pero en
nada comparable, a mi modo de ver, con los movimientos que se dieron en torno a
Mayo del 68, cuando había figuras de la talla de Tito, Nehru, Lumumba o el
propio Fidel Castro, o cuando se creó la Conferencia de los Países No
Alineados. Pero es que además también se ha perdido la figura del intelectual
comprometido. Algunos de ellos fueron seguidores de lo que pasaba en la URSS sin
espíritu crítico; otros se situaron en un mundo de construcciones teóricas y
se alejaron de la realidad de la gente; mientras que el resto abrazó el
neoliberalismo y por tanto dejaron de ser intelectuales.
Para mí el
hecho de que un partido como el Laborista británico tenga de secretario general
a un tal Tony Blair y que Thomas Giddens sea su teórico oficial me indica mucho
de hacia donde vamos. Y lo mismo digo del Partido Socialista Obrero Español,
que tiene entre sus filas a gente como Javier Solana, con lo que ha hecho este
tipo. O lo que está pasando en Rusia, donde hoy vemos cómo muchos de los burócratas
que manejan las finanzas y el dinero sucio son antiguos miembros de la dirección
del Partido Comunista. En fin, no me gustaría transmitiros una imagen
pesimista, porque no me considero así, pero ante esta realidad inmediata no
puedo mostrarme de otra manera.
Y mientras el
movimiento obrero siga en esta postración, que yo creo que no va a cambiar
porque ha perdido totalmente su sentido de clase, me temo que esto va a tener
que bascular sobre otros colectivos. Estoy diciendo algo que para un marxista
puede significar una especie de herejía, pero qué le voy a hacer.
Cambiando de
tema, estamos cerca de las próximas elecciones, ¿qué le parece cómo se está
desarrollando la precampaña?
La precampaña
se está centrando en las políticas de imagen, del insulto, de ordenadores sin
cuenta en el instituto. ¡Serán estúpidos! Los institutos lo que necesitan es
mil y una particiones clónicas de Sócrates. Asistimos también a una carrera
loca por ver quien rebaja más los impuestos, presentándolo como si fuera una
propuesta de izquierdas. ¡Serán imbéciles!. Existe un miedo tremendo en la
izquierda a decir claramente que somos rojos. A mí, sinceramente, me causa risa
esa tontería de la izquierda plural como si fuera una gaseosa. Por eso, salvo
una excepción que voy a hacer con el compañero Rejón -con quien tengo una
afinidad personal y política importante-, este año no pienso hacer campaña en
ningún sitio. Yo no puedo hablar de la izquierda plural sin que se me corra el
maquillaje porque es que no me lo creo; ni tampoco puedo decir eso de que hay
que acabar con la derecha con el apoyo del PSOE. No sirvo para eso, se me nota,
me da ataque de risa.
¿En que
espacio dentro de IU se siente más cómodo Julio Anguita? Últimamente se le ha
visto en algún que otro acto de la llamada "corriente crítica" que
se impulsó en Andalucía.
Yo he ido a
todos los sitios donde me han llamado para que hable y siempre he procurado dar
mis intervenciones por escrito para que no se me malinterpretase. No, no estoy
enmarcado en ninguna familia ni en ningún cuartel. Mi posición está en los
informes que se han hecho y en lo que se ha ido aprobando durante mucho tiempo.
Es decir, yo reivindico el discurso de las dos orillas, estoy escandalizado de cómo
los nuestros han asumido la mentira de la pinza y creo que el discurso de IU
actualmente, pues no sé... cuando pase la noche del 14 de marzo ya hablaremos.
¿Qué crees
que dirá al final IU con respecto al referéndum de la Constitución Europea?
La manita de
Julio Anguita González desde luego va a votar que no. Si mi fuerza política
optara por defender un sí crítico, con todos los respetos al mundo homosexual,
estará cometiendo una mariconada. Eso no se puede votar desde la izquierda. Y
los sindicatos, con todos mis respetos, cuando están diciendo que eso es una
maravilla están demostrando que no sólo han perdido el norte sino también el
sur, el este y el oeste, definitivamente están desnortados.
Están dentro
del pensamiento único...
Joder, es que
eso ni siquiera es pensamiento. Un sindicato no puede anunciar que va convocar
manifestaciones y luego decir que Maastricht es bueno. Eso es como gritar ¡viva
la virginidad! y hablar después del amor. Esa estupidez de mensaje, propia de
los que no tienen alma ni conocimiento ni sentido, es lo que está delirándose.
Me dicen que soy muy duro pero más dura es la realidad. Es que están votando
aquello por lo cual mañana van a salir a la calle a protestar. Porque cuando
dijeron que sí a Maastricht estaban también diciendo que sí al Pacto de
Estabilidad, al déficit cero, a la reforma del mercado laboral, a la
competitividad vía rebaja de salario y a acabar con el sector público. ¿O es
que no han leído lo que firmaron?
Lo mismo que
hablábamos antes. De nuevo el temor a señalarse lleva a la izquierda a adoptar
posiciones de derecha...
¡Pero como
no te vas a señalar! Cuando uno entra en el PCE, en IU o en CC.OO ya se está
señalando en el momento que decide coger ese camino. ¿Cómo tú puedes
pretender pertenecer al partido comunista, por ejemplo, sin señalarte? Cuando
uno decide formar parte de una determinada cofradía tiene que saber a lo que se
expone.
Otro de los
temas tabú aquí en España puede ser el del País Vasco, ¿no cree?.
Sí. Sobre el
País Vasco se podrían decir muchas cosas. Yo tuve que arrostras parte de las
siglas de mi organización para traer a Córdoba a Juan José Ibarretxe
simplemente a hablar, y fueron bastantes cosas feas las que se nos dijo. Yo, la
verdad, cada día estoy más seguro de que la ETA actual está teledirigida por
las cloacas del Estado. Por otro lado, existe una gran manipulación en los
medios de comunicación. Un ejemplo lo encontramos en el último fallo del
Tribunal de Estrasburgo, que nos lo han vendido como un gran espaldarazo a la
Ley de Partidos y lo único que dictó es que el Gobierno Vasco no podía
interponer ese recurso porque no era competente. A la gente hay que decirle, por
tanto, que ha sido un problema de procedimiento y no de contenido. Y lo que están
consiguiendo es que cada vez más gente se haga del PNV. Querían ir a las
bravas y así no van a conseguir nada. Sinceramente creo que España está todavía
por hacer. por manifestar su voluntad. Yo me siento español, creo que podemos
hacer este proyecto, pero sabiendo quienes son las partes que lo componen. Sin
embargo, mientras haya esa imposición, los otros seguirán radicalizándose y
así no vamos a ningún lado. En concreto con el País Vasco el gobierno se ha
encerrado como el toro en el burladero. Y van a perder.
Echando un
poco la vista atrás, ¿cuál cree que ha podido ser su mayor error político
Julio?
Uno muy
gordo: creer que lo que yo veía lo podían ver también los demás. Yo me
imaginaba que las cosas estaban claras y que lo que se aprobaba en el partido
era para ser asumido pero no era así. Quizá tenía que haber tenido menos de
esa ilusión optimista y haber pensado más en la condición de la naturaleza
humana.
¿Y su mayor
acierto, aquello de lo que se siente más orgulloso?
Pues que dije
lo que pensaba, defendí lo que creí y, además, con el paso del tiempo los
hechos me han dado la razón.
¿Podría ser
más concreto?
Sí, por
ejemplo, cuando hubo que aguantar el tema de Nueva Izquierda y mira ahora, están
en el PSOE, como algún que otro secretario general de CCOO. O también algunas
cosillas que dije en su día sobre Maastricht o los sindicatos y mira lo que está
pasando.
Además lo
dijo en plena época del felipismo, con lo difícil que era eso entonces...
No creáis.
Felipe González era un virtuoso de las fumatas, era el Maradona del humo. Pero
es que el de ahora (refiriéndose a Aznar) es piedra berroqueña, un alcornoque
tallado en pensamiento joseantoniano. Y contra un alcornoque no cabe casi nada.
Éste además utiliza lo peor del sentido común popular y conecta con los
partidarios del miedo, ésos que no se manifiestan contra la guerra ni tampoco a
favor pero que están de acuerdo y son tan responsables como los que la hacen.
Me estoy refiriendo a ese honesto ciudadano que está en su piso y no quiere
saber nada de lo que pasa, que se santigua y todo, pero que está conforme con
que se vaya a Irak y se mate a tanta gente. El problema de la revolución es
como ir cambiando eso; ahí está la costra, la mugre. Y Aznar es un producto
que sale de esa mugre.
Bueno, centrándonos
ya en el plano personal, nos gustaría saber qué es del Julio Anguita actual.
¿A qué se está dedicando ahora?, ¿tiene algún proyecto en mente?
Pues hago una
vida normal en casa y voy al gimnasio tres veces por semana. En lo que se
refiere a mi actividad productiva, os diré que los lunes suelo escribir un artículo
para la revista La Clave, donde comparto sección con el ex ministro Pimentel y
Pablo Castellanos. Los martes voy al Instituto donde he ejercido como profesor
para impartir un curso sobre el tema europeo a 32 personas, entre las que hay
alumnos de 2º de bachillerato, profesores y padres. Tengo también programadas
en mi agenda varias conferencias que dar en distintas Universidades españolas;
las más inmediatas en la Autónoma de Madrid y en Alcalá de Henares. Y
además participo en el colectivo Prometeo de Córdoba y en la plataforma Unidad
Cívica por la República.¡Ah se me olvidaba! también estoy escribiendo lo que
iba a ser mi tesis doctoral, que en su día no pude acabar porque me eligieron
alcalde y la tuve que dejar aparcada. ¡Así que si hay algún jubilado que
tenga tanto como yo que me lo diga!.