¿Quién
teme a la memoria histórica?
Rogelio
Diz *
Xornal 15
de mayo de 2006
Hace tan solo unos días
se llevo a cabo un homenaje en la isla inglesa de Yérsey a más de mil
quinientos republicanos represaliados españoles, que fueron llevados ahí por
el ejército Nazi en situación de cruel esclavitud para que levantaran murallas
y guarniciones en defensa del lugar, enclave importante de la expansión germana
en Europa. De la misma manera que el gobierno mexicano ha rendido tributo en
cientos de ocasiones a las decenas de miles de republicanos españoles que
contribuyeron al florecimiento intelectual de este país, además del rechazo y
desconocimiento al régimen franquista con él cual se suspendieron relaciones
diplomáticas durante todo el tiempo que duraron en el poder. Argentina,
Uruguay, Venezuela, Cuba, Francia y Bélgica han reconocido a los republicanos
represaliados en su lucha contra la dictadura impuesta mediante un golpe de
Estado e incluso Alemania en los nuevos tiempos, rinde reconocimiento a los
cientos de republicanos españoles que perecieron en los campos de exterminio
Nazi.
España sigue siendo el único país en el mundo en el cual todavía no
ha existido por parte del gobierno un reconocimiento jurídico y contundente
sobre la ilegitimidad del franquismo así como la reparación de sus victimas.
¿Quién teme a la Memoria Histórica?, solamente aquel que no quiere conocer la
verdad o que le interesa ocultarla. Las voces que oímos constantemente tanto
por parte de políticos de la derecha o por los conocidos líderes de opinión
cercanos a ella, tratan de atemorizarnos con las mismas frases: “No se deben
abrir las heridas”; “Debemos pasar página en aras de la reconciliación de
todos”; nos alertan del peligro sobre la disgregación de la indivisible
patria. Ellos los herederos del fascismo vencedor por la imposición de las
armas y que muchos de ellos conocen y algunos lo vivieron cuando en el ejercicio
del poder se cargaron a todo aquel que se pusiera en su camino o simplemente
para dejar constancia de su imposición. Sin embargo durante la instauración de
la democracia y de nuevo en aras de la convivencia exigieron ante todo respeto y
tolerancia, así como enterrar el pasado en el más ignominioso olvido.
Son los mismos que se autonombran “demócratas de toda la vida” los
que pretenden darnos clases de moral y de ética, los susceptibles a todo
aquello que rompa el castillo de naipes en que sus antepasados escribieron su
historia. Son los mismos que defienden levantando el pecho a las victimas de
ETA, la unidad de España y el botín de guerra en los papeles de Salamanca.
Pero desairan a su vez a los cientos de miles de victimas que sus antepasados
provocaron, desconocen y obstaculizan con todo lo que tienen a su alcance, el
derecho de una gran parte de la sociedad que desea elegir por medios democráticos
su propio camino, y no les interesa abrir nuevas expectativas ni reparar ningún
daño, quieren que las cosas sigan donde están, el inmovilismo puro y duro que
es donde se encuentran mas cómodos.
Que más distorsión de la realidad se puede pedir cuando nos hablan de
una guerra fraticida, al que fue un conflicto provocado por los sublevados en el
Golpe de Estado en el año 36, y donde se confunden a los luchadores y
guerrilleros antifascistas que continuaron luchando varios años después del
conflicto (los Maquis) como simples atracadores y salteadores de caminos.
La iniciativa del Presidente Zapatero de crear una Comisión
Interministerial para el estudio de la situación de las Victimas de la Guerra
Civil y del Franquismo, del cual saldrá un Proyecto de Ley de la Memoria Histórica,
fue recibida por muchos como una vía de apertura para el reconocimiento de lo
que en verdad sucedió en nuestra historia reciente, quizás el hecho
reivindicado por el Presidente Zapatero que su abuelo, un capitán leal a la
Republica, había sido fusilado en León, y que los valores del régimen
republicano fueron el antecedente democrático de nuestra nueva Constitución,
no fueron precisamente bien aceptados principalmente por el PP, quienes quieren
que la historia corra una púdica cortina del 36 al 75, y solamente se
reivindique desde 1978 hacia delante que fue cuando por osmosis los españoles
encontraron la fuerza de la democracia y la hicieron suya, lo demás,
“pelillos a la mar” para que seguir insistiendo en algo que podría abrir la
caja de los truenos en donde –acusan- todos podremos salir perjudicados.
Desgraciadamente tampoco todos los socialistas están a favor de este
Proyecto de Ley, muchos de ellos empapados y emanados de la última etapa del
franquismo, temen herir sensibilidades que afecten su posición, puestos que
ellos prefieren el trato “políticamente correcto” de quedar bien con todos,
hacer solo un pequeño maquillaje que cubra las formas.
Es por eso que la Vicepresidenta Primera del Gobierno Maria Teresa Fernández
de la Vega, en su ronda de conversaciones con las principales organizaciones de
la Memoria Histórica incluyo también a la Falange Española, cuando esa
organización durante la Guerra Civil y después en la dictadura fungió como la
mayor fuerza represora de España, pudiéndose comparar con las labores que
hacia la SS y la GESTAPO en la Alemania Nazi, que fue la que sembró de
asesinatos y violaciones de todo tipo en todo el territorio nacional. Para
decirles que todas las victimas de la Guerra Civil serian tratadas en ambos
bandos por igual.
¿De que sirven entonces las expresiones del presidente Zapatero sobre la
necesidad de reparar las consecuencias de la represión franquista y de la
Guerra Civil, cuando muchos de los que le rodean, representantes con altos
cargos, presidentes autónomos y alcaldes socialistas se abstienen, obstaculizan
y echan por tierra estos laudables propósitos, insultando con sus acciones y
omisiones a la misma Memoria Histórica que Zapatero les llama a defender?, será
que ante esto, afloran sus verdaderos intereses sobre la visión histórica que
les hace retrasar e intentar ganar tiempo en espera que los pocos seres aun
vivos que pudieran contarnos lo que realmente paso, se mueran de una buena vez.
De que sigan intentando volver a enterrar sobre cemento armado (nunca mejor
dicho), todo vestigio de lo que nunca debió ocurrir, casos patentes como en la
fosa común del cementerio de Valencia y del cementerio de Os Eidos en la ciudad
de Redondela (Pontevedra), en el primero donde se encuentran los restos de al
menos 26.000 republicanos asesinados y en el segundo dos siglos de historia,
lleno de un arte funerario exquisito y obras de arte realizados por canteros
gallegos de los que seria difícil volver a encontrar, siendo además un
camposanto donde ni mas ni menos se encuentran los restos de un irlandés que
lucho contra Napoleón, un capitán general de Galicia, un gobernador Civil de
la época de Primo de Rivera, varios masones de relieve en Galicia y el primer
alcalde republicano de Redondela, un guerrillero antifranquista y don Telmo
Bernardez, todo ello solamente en aras de la especulación urbana y para volver
a despojarnos de nuestros recuerdos.
Son decenas de fosas comunes, senderos y cunetas, que valientes personas,
familiares y organizaciones, sin ninguna clase de ayuda gubernamental, han
encontrado, apoyados por desinteresados antropólogos, historiadores, médicos y
abogados que han puesto su trabajo con el fin de conocer su identidad y devolver
los restos a los lugares donde dignamente deben estar, en su real entorno y bajo
el resguardo de los suyos. Hace tan solo unos meses fue localizado un cementerio
cerca de la cárcel de San Cristóbal, en el monte Ezkaba en Pamplona con 73
tumbas documentadas, gracias a Roldan Jimeno, quien buscando en los papeles de
su padre Jimeno Jurio, encontró un folio completamente descontextualizado que,
bajo el epígrafe “Sanatorio Penitenciario de San Cristóbal de Pamplona.
Registro índice del cementerio”, recoge (desde el 15 de mayo de 1942) la
relación de los presos fallecidos y enterrados en el cementerio del fuerte.
Cotejando estos datos con otros registros, se ha averiguado su lugar de
procedencia, su estado civil, su edad y profesión, así como si eran o no católicos.
Mientras todas estas organizaciones, familiares y personas afines
trabajan sin ninguna ayuda financiera mas que la de su propio peculio, encontrándose
además con la obstaculización que diferentes estrados del gobierno les
provocan. En un artículo publicado por
El
País el 7 de mayo, resalta el siguiente titular: Dudas ante la Ley de la
Memoria. “El Gobierno tiene que optar entre declarar nulos los actos de Franco
o limitarse a un reconocimiento moral de los republicanos”.
Y volvemos a lo políticamente correcto. “Se investigaran también las
represalias en el lado republicano en la Guerra Civil”, cuando eso esta
perfectamente documentado y nadie lo niega, pero además todo quedo juzgado y
resarcido por el franquismo durante los cuarenta años que estuvieron en el
poder, mientras que lo que paso en el otro bando, no, y es de sentido común,
-que parece que algunos no tienen- que la democracia en la que tanto se
abanderan, debe hacer.
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Rogelio
Diz es analista político en México e hijo de represaliado de la Guerra
Civil (rdiz51@yahoo.com.mx)