Maravillas,
Maravillas/ florecica de Larraga/ amapola del camino/ te seguiré donde vayas/
a Monreal, a Otxoportillo, a Sartaguda, a Santacara/ para sembrar las cunetas/
de flores republicanas...».
Esta canción
del navarro Fermin Valencia pone nombre a una de las miles de víctimas que
los fascistas se cobraron en Navarra tras el golpe militar del 18 de julio y
nombra también el lugar donde ese crimen se cometió. No aparecen en la copla
sin embargo los nombres de requetés o falangistas como Julio Redin, de
guardias civiles como Arana «el del puesto de Artajona», ni los de otros que
como el secretario del Ayuntamiento de Larraga en aquellas fechas participaron
el 15 de agosto de 1936 en el asesinato del vecino de Larraga Vicente Lamberto
y en la violación y asesinato de su hija de catorce años Maravillas Lamberto
Yoldi.
La omisión
de Fermin es comprensible: no querría sin duda ensuciar sentimientos tan
puros como los que refleja su canción con nombres como los de los mencionados
criminales. Mucho menos respeto y sensibilidad ha demostrado sin embargo el
PSOE, partido con el que simpatizaba Vicente Lamberto, cuando el pasado 28 de
julio presentaba el denominado “Proyecto de Ley por el que se reconocen y
amplían derechos y se establecen medidas a favor de quienes padecieron
persecución o vio- lencia durante la Guerra Civil y la Dictadura», texto en
el que la longitud de su título es inversamente proporcional a la cantidad de
justicia que para las víctimas del franquismo contienen las medidas que se
proponen. Baste señalar como ejemplo que en el caso de salir adelante esta
propuesta, el nombre de los asesinos de Maravillas y de su padre deberán ser
silenciados. Es decir, que esta Ley en ciernes protegerá el buen nombre de
estos artífices de la Nueva España y de miles de sus correligionarios. Este
es uno de los motivos por los que rechazamos de forma rotunda este
Anteproyecto de Ley presentado por el PSOE y todo lo que tras él se esta
gestando.
Razones
para un rechazo
No es esta
la única causa de nuestro rechazo. En este Anteproyecto de Ley entre otras
cosas se equiparan a los golpistas y a los asesinos con los que defendieron
la legalidad republicana elegida en las urnas por el pueblo y fueron
asesinados por ello, se sigue manteniendo la validez de las farsas jurídicas
del franquismo que sirvieron de base a miles y miles de condenas y
ejecuciones, no se mencionan las incautaciones de sus bienes a decenas de
miles de personas «no adictas» al nuevo régimen y se renuncia por omisión
a sancionar a las empresas y particulares que se enriquecieron con el trabajo
esclavo de cientos de miles de prisioneros políticos. Asimismo se deja en el
ámbito de «lo personal» la exigencia de reparación y en el de «lo
familiar» y la iniciativa privada la búsqueda y exhumación de las decenas
de miles de personas asesinadas extrajudicialmente y diseminadas aún en
cientos de fosas comunes; se olvida deliberadamente la legislación
internacional que considera no prescritos los crímenes de guerra y contra la
Humanidad con los que el régimen franquista construyó el terror por el que
logró imponerse, no se contempla ninguna acción que impida y persiga la
negación del genocidio franquista y asume en la práctica los criterios
revisionistas de quienes hoy en día siguen justificando el Alzamiento
Nacional... Desde una perspectiva global las medidas propuestas sumadas a las
no propuestas tan importantes como las primeras dan las dos razones
fundamentales por las que creemos que el rechazo a la propuesta del PSOE debe
de ser frontal:
este
Anteproyecto de Ley no desarrollará medidas encaminadas a la reparación real
y efectiva exigida por las victimas del fran- quismo, sino que echará sobre
ellas una nueva capa de fraude, de silencio e injusticia que se añadirá a la
que ya soportamos desde hace setenta años.
se anulará
con ello el objetivo fundamental de recuperación y socialización de la
memoria histórica democrática y antifranquista como elemento esencial de
verdad, de reparación y justicia.
Continuidad
y asentamiento de un modelo
A estas dos
razones pensamos que hay que sumar una tercera: de ser aprobado este
Anteproyecto de Ley u otro de filosofía o contenidos similares estaríamos
asistiendo a un paso decisivo en el asentamiento de lo que algunos denominan
el modelo español de impunidad. Cualquiera que lea el texto podrá observar
que esa declaración de intenciones que es el prólogo se constituye en una
loa a la Transición, a su forma, a su fondo y a sus resultados, y que las
medidas propuestas van en clara concordancia con ello, subrayando así la
sintonía del PSOE con el espíritu de verdadera «Ley de Punto Final» que
tuvo aquélla, con la «impunidad de los asesinos a cambio de la continuidad
del miedo de las víctimas», como alguien definió. Frente a la posibilidad
que tiene en este momento de optar por unas medidas reales de justicia el PSOE
ha elegido dar continuidad y apuntalar este modelo en el que más allá de
la escenificación del enfrentamiento coincide con el PP al igual que
coincidió con los cuadros del régimen franquista en sus postrimerías en el
diseño de la modélica transición y con UCD y AP en su aplicación a partir
de 1975.
Si algo
deja en evidencia la posición del PSOE es que la democracia española es
incapaz aún hoy a 70 años del 18 de julio y a treinta de la muerte de
Franco de ofrecer justicia a quienes fueron asesinados por defender frente
al levantamiento fascista la voluntad del pueblo expresada en las urnas. Nos
muestra también el alcance de esta democracia, hasta dónde se puede y no se
puede llegar y nos muestra que la memoria democrática y la posibilidad de
construir aquí y ahora un sistema realmente democrático sigue secuestrada
por intereses muy similares a los que se alzaron en 1936. Y esto es quizás lo
más grave: de aprobarse la propuesta del PSOE el asentamiento cuasi-definitivo
de este modelo de impunidad vigente desde la transición estaría dándonos un
elemento muy preocupante en relación al asentamiento de un modelo de
democracia en clara correlación con él, con notorias carencias e incapaz de
desechar al basurero de la Historia no sólo las estatuas del Caudillo o las
placas y calles dedicadas a los caídos por Dios y por España, sino los
valores totalitarios y profundamente antidemocráticos que se esconden tras
ellas y que en una buena medida parecen ser hoy tolerados, cuando no
compartidos, por muchos de los que, al igual que el PSOE, se dicen herederos
de la lucha antifranquista.
Memoria
y futuro
No estamos
pues en ante un problema del pasado. Es el futuro lo que nos preocupa, su
calidad democrática. Por ello nos resulta tan grave constatar cómo desde
posiciones aparentemente divergentes se intenta vaciar de contenidos de
verdad, de reparación y de justicia esa futura ley y por ello creemos tan
importante oponernos a ello. Creemos que la importancia de este «combate por
la memoria» es aún mayor por el momento en que se está dando, cuando en la
discusión política vuelven a situarse como no lo estaban desde la transición
elementos claves para un diseño democrático del Estado y la la sociedad aquí
y ahora: modelo social, modelo educativo, separación e independencia de los
poderes, laicidad del Estado, modelo territorial, derecho a decidir y respeto
a la decisión de personas y pueblos.... Creemos asimismo que los derechos no
deben de ser objeto de mercadeo, ni de situaciones jurídicas ni de coyunturas
políticas que impidan reconocerlos y justifiquen su vulneración. En los
nuestros, en las víctimas del franquismo y en su memoria, está también la
memoria de esos derechos, están los sueños de igualdad, libertad y justicia
que fueron cortadas de cuajo en las cárceles, en el paredón o al borde de
una cuneta. Están las cualidades y las calidades de la democracia, de la
sociedad, que querían y que queremos construir. Decía Josu Montalban,
miembro del PSE-EE y portavoz de este partido en las JJGG de Bizkaia, en un
artículo titulado «Memoria Histórica», en el que propone unas reflexiones
muy aplicables a sus propios compañeros de partido impulsores de este
Anteproyecto, que «la memoria histórica no es otra cosa que el
restablecimiento de la verdad de la Libertad». Nosotros decimos que es más
que eso, que es el restablecimiento de la libertad misma.
Por eso no
aceptamos este olvido, este nuevo «pacto de amnesia» que están gestando y
que otra vez nos quieren imponer. Por eso no aceptamos este Anteproyecto de
Ley y pedimos a las asociaciones y grupos «de memoria histórica», a las
asociaciones ciudadanas de todo tipo, a las víctimas y a sus descendientes, a
la sociedad, a los grupos políticos democráticos... que expresen su rechazo
abierta- mente y que contribuyan a que este rechazo se extienda. Que realicen
y apoyen cuantos actos sean precisos hasta la retirada del mismo. Organicemos
la insumisión de la memoria. Frente al silencio que quieren imponernos, que
quienes sepan algo lo digan, que hablen, que señalen. Reforcemos las
recogidas de testimonios, las investigaciones. Que no se pierda ni un dato, ni
una afrenta. Proclamemos a los cuatro vientos nuestra razones. Digamos públicamente
los nombres de nuestros muertos, de nuestros desaparecidos, de nuestros
represaliados. Digamos alto y claro los nombres de los asesinos, de los
denunciantes, de los represores. Frente a la pasividad de la simbología
franquista, realicemos un censo de la misma en cada pueblo y barrio y
elaboremos un plan social para su eliminación. Sabemos cuánto nos
incautaron, qué bienes arrebataron a nuestros padres y abuelos, o a nosotros
mismos. Sabemos quién se los llevó, quién engordó con nuestro trabajo
gratuito, con nuestra necesidad, con nuestro sufrimiento. Sabemos quién nos
impuso la soledad, la falta del ser querido, quién provocó nuestro llanto.
Sabemos mucho. Hagámoslo público. Debemos saber más. Hagámoslo posible.
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(En
recuerdo de Saturnino Calvo, Nino, militante comunista fallecido cuando
acabábamos de escribir este artículo)
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Marcelo Alvarez en nombre de Ahaztuak 1936-1977