¿Exhumaciones? Tú sí... Tú no... Tú sí... Tú no

Nieves Concostrina

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Me hubiera resultado fácil escribir del ligero de Cascos porque con él se me calienta fácilmente la tecla. Tarde llega su retirada, pero que encima pretenda salir por la puerta grande es de haber perdido la vergüenza. Es, sencillamente, un amoral. Y no lo digo por sus numerosas relaciones extramatrimoniales (todo el mundo sabe, desde

hace años, de qué pie cojea), sino por su lamentable comportamiento político. Pero no, no voy a hablar de él. Voy a hablar de Trillo, del injusto Trillo, porque manda huevos su Ministerio. 

 

Ya he dicho en este mismo espacio cibernético que optar o no por exhumar a un familiar perdido durante la guerra, cualquier

guerra, es un asunto de una intimidad indiscutible. Quienes opinan de forma vehemente a favor o en contra no me inspiran confianza, salvo si están directamente afectados. Quede, pues, la decisión de exhumar o no para quienes deseen o no hacerlo. Ocurre, sin embargo, que aquí se ayuda a unos sí y a otros no, y no se puede evitar pensar que se ayuda depende a quién. Es público y notorio que las exhumaciones de republicanos ahora localizados y arrojados en la guerra del 36 a cunetas y fosas comunes de cementerios están corriendo por cuenta de particulares y alguna que otra asociación, porque el Ministerio del Sr. Manda Huevos ha dicho que él no pone ni un duro de los de antes ni un euro de los de ahora en ayudar a las familias para recuperar a sus muertos. Ya se han exhumado en los últimos tres años decenas de republicanos, y los costes se han sufragado sin ayuda estatal. No hay día que los periódicos regionales y locales no traigan una noticia sobre un nueva fosa común localizada o un nuevo grupo de republicanos exhumados. 

 

La Prensa de Madrid, por lo visto, no se entera de nada o no le interesa enterarse. Pero si una se pone a unir noticias salpicadas, no puede evitar llegar a conclusiones desalentadoras. Ya sabrán que los soldados de la División Azul están siendo exhumados de los cementerios rusos para traerlos a España. Creo, y no quiero equivocarme, que el Ministerio Manda Huevos ha invertido en ello más de 200.000 euros. Y eso teniendo en cuenta que los soldados están enterrados con nombres y apellidos. Hay más. Un equipo de arqueólogos españoles, con el apoyo del mismo Ministerio ovíparo, está ahora mismo en Santiago de Cuba intentando localizar una fosa común con unos 200 soldados españoles muertos en la desastrosa batalla naval de julio de 1898. Los estadounidenses nos machacaron en un pis pas. Desconozco lo que costará esto, pero supongo que algunas perras. Y aún más. 

 

Leo una noticia perdida en el diario La Provincia, de Las Palmas de Gran Canaria, que dice: Defensa identifica a los caídos en Sidi Ifni y el Sahara enterrados en el cementerio de San Lázaro;. Y continúo leyendo: El Ministerio de Defensa ha iniciado actuaciones para averiguar la identidad de los militares enterrados sin identificar en el cementerio de San Lázaro que fallecieron durante la guerra de Sidi Ifni y el conflicto en el Sahara Español. En el panteón 18 de dicho cementerio yace un número indeterminado de personas sin identificar que regaron con su sangre y sudor las tierras del Sahara y Sidi Ifni, como reza en su placa. (...) 

 

La intención de Defensa es facilitar el acceso a los restos mortales de aquellos familiares que estén tratando de localizar a los militares fallecidos durante aquellos años en las antiguas colonias españolas en África, eso sí, siempre contando con las pertinentes autorizaciones judiciales que permitan realizar las pruebas de ADN. (...) El Mando de Canarias espera que, con las acciones descritas, pueda dar satisfacción a las personas que desean conocer dónde reposan los restos de sus familiares. ¡Toma ya! La noticia es del 20 de enero, y está claro que el señor Manda Huevos y su Ministerio entienden muy bien que un soldado merece el honor de ser reconocido dependiendo del bando en el que haya luchado. Quede dicho para quien lo quiera entender, y no me cuenten zarandajas aburridas y panfleteras sobre eso de pasar página y no remover el pasado. Una cosa es pasar página y otra muy distinta sepultar y no exhumar lo que no interesa. ¡Manda huevos!