El barco de la
memoria
Un antiguo vapor,
el 'Hidria', ayuda a 'descubrir' la historia olvidada de los pescadores
republicanos. Su bodega es el marco de una exposición con datos e imágenes
conmovedores
Manuel Rivas
El País
10
de Agosto de 2006
Todos los datos revelan que la forma que
la guerra adquirió en Galicia fue la de
'una cacería al hombre'.
En varios lugares de las Rías Baixas, en
especial la zona del Morrazo, el mar fue
utilizado como fosa común.
Atención. Se está acercando. Desde el muelle de Rianxo,
el porte del Hidria Segundo, con su casco de
madera, 30 metros de eslora, dos mástiles y la chimenea
humeante, confirma la teoría de Le Corbusier: los barcos
son la arquitectura más fascinante del mundo. Además, la
expectación inquieta de quienes esperan tiene otro
motivo.
El viejo vapor que
durante muchos años sirvió de aljibe en la ría de Vigo, abasteciendo de
agua a mercantes y transatlánticos, y que fue rescatado del desguace por
un grupo de jóvenes en 1997, transporta hoy una interesante carga. Su
antigua bodega, con cabida para 260 toneladas de agua, viene ahora llena
de memoria. |
Foto de Lela
Romero, esposa de un preso republicano.
(XURXO LOBATO) |
El barco
Hidria,
en el puerto de Rianxo, recuerda a las víctimas de la
Guerra Civil.
(XURXO LOBATO) |
Sí. Es verdad. Si
ahora irrumpiera un oficial de aduanas e interrogara a Pablo Caneda, de 38 años,
patrón del Hidria Segundo, sobre qué clase de flete lleva,
respondería con precisión: "Embarcamos memoria".
¿Memoria? Por
ejemplo, en la bodega del viejo vapor, entre otros muchos documentos
rescatados, puede verse una fotografía de otro barco singular llamado Nuevo
Emdem. Un pequeño pesquero de bajura, 13 metros de eslora, con matrícula
de O Grove. Pero la fotografía de la frágil embarcación está tomada hace
muchos años y en un lugar insólito: la costa del Caribe. ¿Cómo llegó
allá el Nuevo Emdem? Había salido de O Grove con 18 hombres la
madrugada del 15 de agosto de 1937. Arribó al puerto de Concarau, en la
Bretaña francesa. Al comenzar la Guerra Mundial, el Nuevo Emdem
inició otra fuga, esta vez por la red fluvial francesa hasta llegar a
Marsella. Y de allí a América, ¡con sus 13 metros de eslora! La media
docena de hombres que llegaron al Caribe, al mando de Juan Aguiño, acabaría
estableciéndose en Cuba, dedicados a la pesca del camarón. En la peripecia
europea, había caído el resto. Una parte, internados en campos de
concentración nazis; otros, retornados y encarcelados en la España
franquista. El Nuevo Emdem fue uno de las decenas de barcos de pesca
que huyeron, con republicanos perseguidos, después del golpe de julio de
1936, que dio lugar a la guerra y a la dictadura. Salvando el cerco por mar
y el asedio por tierra, en pequeñas embarcaciones, centenares de personas
con la muerte en los talones consiguieron llegar a zona republicana o a las
costas de Francia e Inglaterra.
Rescatar esa epopeya
colectiva del éxodo por mar, en gran parte desconocida, es una de las
misiones del Hidria Segundo. La bodega contiene la muestra Os mártires
do mar. La represión franquista contra los marineros gallegos. El
llamado barco de la memoria recorrerá todo el litoral de Galicia, con
parada en 16 puertos. La singladura comenzó en Cambados y finalizará en
Vilagarcía de Arousa el 6 de septiembre, después de hacer escala en Moaña,
isla de San Simón, Baiona, Marín, O Grove, isla de Arosa, Rianxo, Cabo de
Cruz, y a partir de hoy, en Ribeira (día 9 de agosto), Portosín (10 y 11),
Muros (12 y 13), A Coruña (del 15 al 18), Mugardos (del 19 al 21), Ferrol
(del 22 al 24), Cangas (del 26 al 28), Raxó (del 29 al 31), Vigo (del 1 al
3 de septiembre) y Vilagarcía. La iniciativa partió de un grupo de
investigadores, coordinado por el historiador Dionisio Pereira, y de las
asociaciones locales para la Recuperación de la Memoria, con apoyo de la
Consejería de Cultura de la Xunta de Galicia.
El viaje del
Hidria
se está convirtiendo en un "descubrimiento interior", afirma
Pereira. Las investigaciones sobre lo ocurrido en Galicia durante la
sublevación militar y el periodo posterior, la longa noite de pedra,
en expresión del poeta Celso Emilio Ferreiro, han avanzado mucho, pero la
anterior Administración, bajo el fraguismo, hizo todo lo posible por
neutralizar su difusión. Por tres veces, según denunció Santiago Macías,
se rechazaron los estatutos de legalización a la Asociación para la
Recuperación de la Memoria Histórica. El actual Gobierno progresista de la
Xunta ha declarado 2006 Año de la Memoria con el compromiso de "un
reconocimiento institucional" a los que lucharon por la libertad y
"su rehabilitación moral, política y judicial". Hace 70 años,
los golpistas se impusieron a poblaciones desarmadas y eliminaron a las
autoridades republicanas, comenzando por los cuatro gobernadores civiles
gallegos y los mandos leales. Todos los datos revelan que la forma que la
guerra adquirió en Galicia fue la de "una cacería al hombre".
Después del golpe, en una lista que se va engrosando con nuevas
revelaciones, fueron asesinados 120 dirigentes de pósitos (hoy, cofradías)
y sindicatos de pescadores. Todavía quedan secuelas del terror. Familiares
de víctimas que se acercan al barco de la memoria aportan testimonios que
habían permanecido sellados. "La historia no se puede mutilar",
dice el manifiesto con que se recibió al Hidria en Rianxo, obra de
la investigadora Aurora Marco. "Nombres, biografías, hechos, la vida,
en definitiva, de tantas y tantos represaliados deben ser conocidas, no sólo
por la recuperación de ese pasado, sino también por un futuro en
concordia".
La bodega del
Hidria,
el antiguo aljibe, no sólo es el marco de una exposición con datos e imágenes
conmovedores, sino que está funcionando, explican los promotores, como
"un espacio de catarsis". En charlas, mesas redondas, aulas, o en
encuentros espontáneos, personas que han sufrido la represión en su carne
o descendientes de víctimas explican su experiencia en público, muchas
veces por vez primera, y otros obtienen información que desconocían sobre
sus familiares. En el vientre del Hidria, la historia nunca contada,
como diría el historiador Josep Fontana, adquiere la forma de un
"presente recordado".
La novedosa y amplia
información sobre las fugas por mar, las formas heroicas del exilio marítimo,
en una Galicia costera que había apoyado con abrumadora mayoría al Frente
Popular, es una de las aportaciones que más interés despierta en los
visitantes del barco de la memoria. Ahí se cuenta la gesta de los
pescadores republicanos de Malpica, huidos en las motoras Ciudad de
Montevideo, San Adrián y Rocío, y que pasado el tiempo crearían
la colonia pesquera de Chimbote, en Perú. Allí pueden verse las noticias
del recibimiento en Bristol, en octubre de 1937, a la pequeña motora de
Corcubión El As, tripulada por 13 jóvenes prófugos del ejército
franquista que habían sobrevivido ocultos en los escarpados peñascos del
Monte Pindo, en la Costa da Morte. O el despliegue informativo en la prensa
francesa cuando, ya finalizada la guerra española, arribó al puerto bretón
de La Pallice el pesquero Ramón, con 27 militantes socialistas y
anarquistas, en una fuga desde Ares, en la comarca de Ferrol. En el puerto
de A Coruña hubo, a partir del golpe, en 1936 y 1937, más de 30 intentos
de fugas masivas por mar, 18 de ellas con éxito, organizadas por la red del
sindicato libertario El Despertar Marítimo. Entre las fracasadas, en la
propia A Coruña, figura un intento en el que participaron más de 100
personas la noche del 3 de marzo de 1937. Los franquistas fusilaron a 19
detenidos en un acantilado de las inmediaciones de la Torre de Hércules.
En Rianxo hay dos
rosas rojas para los hermanos José L. y Manuel R. Castelao. También ellos
murieron en un intento de fuga por mar. Primos carnales del artista y
escritor Castelao, autor de Sempre en Galiza, y el líder más carismático
del galleguismo republicano, José y Manuel eran jóvenes maestros en su
villa natal. Como explica el catedrático Xosé Luis Axeitos, formaban
Rianxo, un extraordinario grupo pedagógico con otra media docena de
maestros, formados en el espíritu de la Institución Libre de la Enseñanza.
José y Manuel estuvieron huidos durante meses. El 23 de abril de 1937, con
otras ocho personas, entre ellas, una joven, intentaron salir de Vigo en el
pesquero Eva. Pero hubo una delación. Los franquistas inundaron con
agua hirviendo las bodegas del Eva y, al parecer, los resistentes se
autoinmolaron. Muchos años después, en 1952, un disparo acabó con la vida
del delator.
En Rianxo, al
recibimiento del barco de la memoria, acudieron también Conchita, de 57 años,
Carmela, de 54 años, y Luis Carnero, de 51 años, hijos de José Carnero
Valenzuela. Otra rosa roja en el camposanto. Químico y farmacéutico, había
sido condenado a muerte por sus alocuciones republicanas en Unión Radio
Galicia, en Santiago. Le fue conmutada la pena y trabajó de penado en una
mina de wólfram en Silleda. Con gran fortaleza de ánimo, Carnero elaboraba
para sus compañeros tranquilizantes y somníferos con una simple fórmula:
bolas de miga de pan teñidas con trementina.
Como en otros lugares,
en las conversaciones de Rianxo surge un topónimo maldito, allí donde se
ejecutaban los paseos. También el territorio necesita una catarsis. El alto
de Paradeguas fue uno de los sitios siniestros en la geografía del terror
en Galicia. Después de un tiempo de exposición para escarmiento de vivos,
las víctimas eran llevadas para sepultar a una parroquia próxima, Asados,
hasta que el cura, Plácido Silva, se revolvió: "¡Estoy cansado de
enterrar gente de la que no sé ni el nombre!".
Hay otras víctimas de
las que se sabe el nombre, pero cuyos cuerpos se hicieron desaparecer en
episodios, desconocidos hasta hoy para mucha gente, que se prolongan en la
historia como una estremecedora pesadilla, pues métodos semejantes serían
utilizados muchos años después en operaciones criminales durante la
dictadura militar argentina. En varios lugares de las Rías Bajas, en
especial la zona del Morrazo, el mar fue utilizado como fosa común: los
cuerpos de los sindicalistas marineros asesinados fueron fondeados sujetos a
grilletes. Uno de los actos previstos, el sábado 26 de agosto, es una
concentración marítima en la ría de Vigo en homenaje a los marineros
sindicalistas asesinados y arrojados y desaparecidos en el mar.
Una de las líneas de
investigación histórica es la de la participación nazi en las actividades
represoras. Navíos de la armada del Tercer Reich atracaron ya en Galicia
pocos días después de imponerse el golpe de julio de 1936. Uno de los
nombres aportados por los historiadores es el del nazi Bruno Sveiger, al
servicio de la Falange de Marín. Los represores de esta localidad
utilizaban para sus fechorías un pesquero denominado Ave sin puerto.
Desde él fueron arrojados al mar cuatro dirigentes de La Fraternidad
Marinera de Moaña. Otra de estas embarcaciones utilizadas para actividades
de exterminio fue rebautizada, en Bueu, con el nombre de La Funeraria.
"Después de la guerra", cuenta Dionisio Pereira, "nadie
quiso embarcar en ella".
En la bodega del barco
de la memoria también entran veraneantes. Álvaro Rico, de 62 años, perito
industrial y prejubilado de Telefónica, exclama: "¡Todo este
silencio, todo este olvido durante décadas! ¡Hay que ver! ¡Fíjese que
gente extraordinaria! No entiendo como todavía hay políticos que les
niegan el reconocimiento. No es una cuestión de partidos. Se trata de
elegir entre la inhumanidad o la humanidad".
Lela
y el prisionero
También la mirada
necesita la memoria para ver mejor. La marcha que sale del Hidria
hace un alto cerca del puerto de Rianxo y se detiene ante una moderna
urbanización de chalés adosados. Un pequeño monolito, desplazado de la
propiedad, dice: "En este lugar, para mayor ignominia y desprecio de
la condición humana, existió un campo de concentración entre 1937 y
1939". (En Galicia existieron otros nueve campos de este tipo durante
la guerra y primera etapa de la dictadura). Los franquistas se incautaron
de las naves de una antigua salazón e inauguraron ese penal con 1.046
presos procedentes de Asturias. Muchos fallecieron ahogados al ser
desembarcados con maltrato. Más tarde ingresarían 900 republicanos
presos en el Ebro, otros 600 en Cataluña, además de presos políticos
gallegos. Uno de ellos, un joven peluquero, Julio López, de Paradela
(Lugo). Sus dos hermanos mayores habían sido ejecutados. Fueron muchos
los vecinos de Rianxo que se comprometieron en la ayuda a los presos. Lela
Romero, a los 20 años, fue al campo a llevar un jarro de leche. Era
hermana de un gran músico, Ángel Romero, emigrado en América, donde
grabó por vez primera en disco A Rianxeira. No podía intercambiar
palabras con los prisioneros. A Julio sólo le dio tiempo a decir:
"Si te escribo, ¿me escribirás?". Y a ella, a decir: "Si
es para ayudar a las penas, sí". Y así empezó el intercambio
clandestino a través de dos mediadores: un zapatero y un guardia. Lela
tiene 90 años y el peluquero ha fallecido. Lo recuerdo como un hombre
alegre, a pesar de las penas. Ella también lo es: "Él tenía reúma
y yo le dije que se la iba a curar, y se la curé con baños de agua de
mar de Rianxo. Caliente, eso sí".
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