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No consiento que se hable mal de Franco en mi

 presencia. Juan  Carlos «El Rey»   


 

Balance de un frente de lucha
Definición y objeto de la Recuperación de la Memoria Histórica

José Mª Pedreño Gómez

Ante el creciente desarrollo de un fuerte movimiento asociativo alrededor de lo que hemos dado en llamar Recuperación de la Memoria Histórica (RMH), hace poco más de un año empezamos a teorizar, desde la izquierda, sobre algo que entendíamos como una necesidad. Durante este tiempo de duro trabajo hemos empezado a dar a la RMH el tratamiento de 'sector de la lucha de clases', circunscribiéndolo en el frente cultural e ideológico. Hemos podido comprobar que son muchos los nuevos matices y cuestiones que se han manifestado en el desarrollo del mismo y esto nos obliga, desde la filosofía de la praxis, a realizar nuevas aportaciones teóricas que ayuden a todo el movimiento a cohesionarse y seguir avanzando. Algunas de estas cuestiones ya se han definido en algunas de los trabajos escritos que han ido viendo la luz en los últimos meses. No obstante, conforme la lucha ha ido tomando mayores dimensiones, han surgido nuevos elementos de análisis que nos pueden ayudar a corregir errores, dar mayor unidad al movimiento y ampliar el frente de lucha, siempre respetando las particularidades e independencia de los distintos colectivos que intervienen en él.

Necesitábamos una definición sobre lo que es, realmente, la Recuperación de la Memoria Histórica y la base de esta definición se encuentra en la acción social, cultural y política realizada hasta la fecha. Hoy, ya podemos decir que, la Recuperación de la Memoria Histórica, es un movimiento socio-cultural de izquierdas, nacido en el seno de la sociedad civil, para divulgar, de forma rigurosa, la historia de la lucha contra el fascismo y sus protagonistas, con el objetivo de que se haga justicia y recuperar referentes para luchar por los derechos humanos y construir la izquierda en el siglo XXI. Y cuando hablamos de justicia, hablamos de reconocimiento y reparación. Las actitudes revanchistas no tienen cabida en este movimiento, ya que la revancha sería hacer a los herederos de los verdugos, lo mismo que estos hicieron con nuestros padres o abuelos, y no es esto lo que perseguimos. Queremos hacer esta puntualización por que, en muchas ocasiones, se ha querido tildar a este movimiento de revanchista y no es lo mismo buscar la justicia y la verdad que la revancha. Además hay una necesidad de establecer la verdad histórica y, hasta ahora, tan sólo el bando vencedor de la guerra civil tuvo acceso a los medios de difusión y el apoyo institucional necesario para acometer esta tarea. Ellos tuvieron su comisión de la verdad con la instrucción de lo que llamaron 'Causa General' y aún no se ha dado a la otra parte la posibilidad de llegar a conocer y divulgar la verdadera naturaleza y magnitud de la represión que los rebeldes ejercieron sobre los defensores de la legalidad republicana. La creación de una 'comisión de la verdad' en la que estén implicadas todas las partes (la administración, el mundo de la cultura, los protagonistas y sus familias, el movimiento asociativo, las organizaciones de derechos humanos, los sindicatos y los partidos políticos), tal como se ha realizado en otros países, se hace una obligada y urgente necesidad debido a que el tiempo se transforma en aliado del olvido. Tenemos que tener en cuenta que cada día desaparecen, debido a su avanzada edad, personas que pueden facilitar su testimonio y que el estado de muchos archivos, guardados en lugares donde la humedad, el polvo y lo ácaros destruyen el papel, dificultará aún más la tarea. Una vez condenado el régimen franquista por todas las fuerzas parlamentarias, el 20 de noviembre de 2002, no deberían existir trabas para dar satisfacción a todas las reivindicaciones que estamos realizando, sin embargo, en la práctica, salvo algunas administraciones locales gobernadas por la izquierda, no se ha hecho nada. Calles, monumentos y actos de apología del franquismo -y por tanto del golpismo- se siguen dando por doquier, contradiciendo el espíritu del citado acuerdo parlamentario, que ha quedado en papel mojado al no haber dado pié a la elaboración de las leyes y los reglamentos correspondientes que garanticen la consecución de los objetivos perseguidos. En Toledo, por ejemplo, se sigue celebrando, a finales de septiembre, la entrada en esa ciudad de las fuerzas de Franco, mediante una procesión, en la que participan, activamente la Iglesia, la Academia de Infantería y el Ayuntamiento. ¡Se celebra institucionalmente el asesinato de miles de personas!

Si bien, para los historiadores, el régimen franquista no puede recibir tal consideración, debido a que muchos de los rasgos definitorios del nazismo y del fascismo no se daban en el franquismo, nosotros estamos a favor de dar a la dictadura de Franco el epíteto de fascista. Aunque el nazismo alemán y el fascismo italiano eran fenómenos de masas y se instalaron inicialmente en el poder mediante el sufragio universal, sus objetivos eran comunes a los del franquismo, que se impuso mediante una sublevación militar. Para nosotros el fascismo es un régimen de excepción que el capital utiliza cuando ve amenazados sus privilegios por las clases dominadas y que tiene como objetivo destruir sus organizaciones de clase. Ese es, desde nuestra visión, el rasgo común a todos los regímenes fascistas y, por tanto, la sublevación militar de 1936, cuyos objetivos no eran otros que acabar con el creciente poder que las clases dominadas españolas habían adquirido durante la II República, fue un levantamiento fascista. Por la misma causa, cuando nos referimos al régimen surgido de su victoria en la guerra civil, empleamos el término fascista.

En la inmensa mayoría de los casos, salvo alguna excepción, nos estamos refiriendo a un periodo histórico que comienza el 14 de abril de 1931 y termina con la muerte del dictador General Franco, aunque algunos deseamos extender este periodo a la transición. Las actividades se centran en varias y complejas cuestiones. El tupido velo de silencio arrojado sobre esta época y la aceptación generalizada de la versión 'oficial' elaborada por la dictadura, son lo que hace que pongamos el índice sobre aquellos años. Aunque, como es lógico, las personas que estamos dando esta apasionante batalla, deseamos que esta recuperación se haga extensiva a otros momentos históricos, ya que echamos en falta la divulgación, en nuestra sociedad, de la historia de las luchas sociales que a lo largo de los siglos se han ido desarrollando en nuestro País.

Durante este año se han ido sucediendo jornadas, homenajes, libros, excavaciones de fosas y un largo etcétera. Se han creado nuevas asociaciones y se han ido incorporando, cada vez, un número mayor de personas. Los temas han sido variados: el movimiento guerrillero, la represión, los desaparecidos, las cárceles, los campos de concentración, la lucha clandestina, el exilio etc... Aun quedan muchos temas por abordar y, cada día, surgen nuevas cuestiones que tratar. Para que sirva de ejemplo, un tema reciente, que nos ha llegado, ha sido el de los republicanos españoles que se vieron obligados a combatir -contra sus convicciones-, para evitar su deportación a la España de Franco, en las filas de la Legión Extranjera Francesa en Indochina y que acabaron muriendo o desapareciendo tras la derrota francesa en Dien Bien Phu (1954). Con este ejemplo sólo queremos decir que los ámbitos sobre los que trabajar, ya de por sí muy extensos, se amplían día a día.

Si hablamos de este periodo histórico es por que, a lo largo de los casi cuarenta años de franquismo y de los 28 de ésta mal llamada democracia, se han aceptado como buenos una serie de tópicos y mitos que se nos han repetido, 'machacona' y constantemente, para justificar la existencia de una monarquía en nuestro País y que las clases dominantes, emergentes de la dictadura fascista del general Franco, mantuviesen sus privilegios. Miles de familias buscan a sus desaparecidos, se he corrido un tupido velo sobre el movimiento guerrillero, los expresos antifranquistas aún no han sido reconocidos públicamente, en una gran mayoría de casos, ni siquiera han sido indemnizados y, sobre todo, se sigue tratando de hacer entender a la sociedad española que Franco fue un benefactor para este País. A nadie se le ocurriría poner una estatua de Hitler en el centro de Berlín, o dar a alguna calle de Roma el nombre de Benito Mussolini, sin embargo, hay miles de pueblos y ciudades en la geografía española que aún conservan calles dedicadas al franquismo. El caso más 'sangrante' de todos seguramente sea la gigantesca estatua ecuestre de Franco en Nuevos Ministerios, en el corazón administrativo de Madrid. El hecho de que no existan referencias al uso como esclavos de prisioneros republicanos para construir el 'Valle de los Caídos' y cientos de otras obras civiles nos parece algo abominable. Sería necesario elaborar un catálogo de injusticias históricas y de elementos de apología del fascismo para que nuestros callejeros y nuestras calles dejen de ser un constante y permanente homenaje al fascismo. Todas las personas víctimas del fascismo en España no han tenido siquiera la oportunidad de una justicia reparadora. Cientos de archivos, que deberían encontrarse en las universidades para su catalogación, organización y estudio, siguen dependiendo de la administración militar o policial, pudriéndose en sótanos y lugares sin condiciones, con el claro objetivo de que el tiempo acabe con ellos. Recientemente nos llegó la noticia de que decenas de miles de 'procedimientos sumarísimos de urgencia', correspondientes a republicanos asesinados en Andalucía, se pudren en unas antiguas caballerizas militares de Sevilla. Éste no es un caso aislado. El miedo sigue existiendo en miles de pueblos. Los herederos de los verdugos han sido, también, herederos de sus fortunas y ejercen, desde el poder económico e institucional, presiones para que no podamos realizar esta labor. Es más, no sólo niegan la existencia de la represión, sino que cuando se les pregunta por lo que opinan, respecto a este tema, responden que ellos 'ya perdonaron'... El sarcasmo más cruel que puede existir se da cita con el intento de hacer olvidar de donde procede el poder de las clases dominantes españolas: el verdugo (o sus herederos) pidiéndole a la victima (o sus familiares) que no se queje y que olvide por que él ya otorgó el perdón a sus víctimas. Casos como el de Julián Grimau o el de los anarquistas Granado y Delgado, asesinados por el régimen en el año 1963, han visto paralizada su revisión en las Cortes y en los tribunales. Las fosas comunes no están protegidas por ninguna ley y su destrucción o salvación está sometida a la buena voluntad de las personas. En Aranda de Duero (Burgos) se está llevando a cabo la excavación de varias fosas comunes en Monte Costaján; la posibilidad de recuperar más de un centenar de cuerpos de republicanos, asesinados en 1936, está dependiendo de la buena voluntad del dueño de los terrenos, que los había adquirido para construir 400 viviendas. Al no existir leyes, estas fosas comunes, de no ser por la buena voluntad del constructor hubiesen quedado -en el mejor de los casos- bajo el hormigón o el asfalto.

Normalmente los actos y eventos se refieren a conmemoraciones históricas relacionadas con hechos acaecidos durante esa época y a combatientes antifascistas, presos, exiliados, asesinados, etc. Es decir, se hace referencia directa a las víctimas del alzamiento militar fascista de 18 de julio de 1936 y a sucesos, directa o indirectamente, relacionados con la lucha antifascista. Estamos hablando, en la mayoría de los casos, de militantes, simpatizantes, votantes o personas con inquietudes de izquierdas y de la historia colectiva de todos ellos.

Conmemoraciones como la de Villalar y el homenaje, recientemente realizado a Mariana Pineda en Granada, aunque quedan fuera del periodo histórico del que estamos hablando, forman parte de la lucha del pueblo español por su libertad. Esperamos que ejemplos de estas características se vayan multiplicando y, poco a poco, la larga lucha por la libertad y los derechos del pueblo español sea conocida por toda la sociedad.

La participación de numerosos veteranos de aquella época, de familiares de desaparecidos y militantes de izquierda pone de manifiesto la importancia del factor humano y emotivo. No podemos hablar de la RMH sin hablar de derechos humanos, pero no sólo de los derechos humanos de los caídos (derecho a la dignidad y al recuerdo) sino el de los familiares (sobre todo a los de primer grado de consanguinidad) que sufrieron directamente las consecuencias de la represión. Hemos podido comprobar que se expropió, se privó de libertad, se condenó a la segregación y se maltrató con tremenda saña y odio a cientos de miles de personas. En una reciente excavación, las hijas de un alcalde republicano asesinado, seguían teniendo miedo a mostrarse ante las cámaras de los fotógrafos y a llorar en público, nos hablaron de cómo se les privó del cabeza de familia asesinándolo, fueron expropiadas de sus casas y del pequeño minifundio familiar, separadas, rapadas al cero, segregadas por el resto del pueblo y un largo etcétera de humillaciones y vejaciones. La justicia reparadora de la que todas estas personas son acreedoras y la atención y el cariño de todos nosotros deben ser uno de los objetivos principales y deben estar en el centro de toda acción en este sentido. Los años de calamidad de expresos, exiliados, guerrilleros, etc. no han sido nunca reconocidos y, muchos de ellos, morirán sin conocer la justicia. En algunas ocasiones, aunque la fosa común está localizada, nadie reclama los cadáveres, unas veces es por que el miedo sigue actuando, otras es por que se asesinó a familias enteras y nadie reclamará los cuerpos. Los familiares, en especial personas mayores en primer grado de consanguinidad, son parte fundamental y merecen especial atención por que son los que, en vida, sufrieron las consecuencias de la pérdida cruel de los suyos.

La suma, cada vez mayor, de intelectuales, historiadores y especialistas de numerosas disciplinas relaciona toda actividad de la RMH con aspectos culturales de conocimiento y divulgación de los hechos, de forma científica y rigurosa. En el modelo de sociedad al que estamos sometidos, dónde el mercado se ha transformado en un fin en si mismo, las editoriales, normalmente, sólo publican aquello que puede proporcionarles grandes beneficios económicos, no prima la calidad, ni la rigurosidad, tan sólo el sensacionalismo y la cuenta de resultados.

Existen tremendas dificultades para que los intelectuales puedan investigar y muchas más para poder publicar y difundir sus trabajos. Recientemente hemos podido asistir al bochornoso espectáculo de comprobar como un excepcional trabajo sobre los campos de concentración franquistas se hizo posible gracias a la beca de una universidad italiana. Las trabas administrativas para impedir el acceso de investigadores a los archivos son cuantiosas y cientos de tesis y tesinas duermen el 'sueño de los justos' en las universidades españolas. Muchos de nuestros intelectuales se morirán sin haber visto sus trabajos publicados y difundidos. Las dificultades para acceder a los archivos y la falta de recursos económicos transforma a los investigadores españoles en verdaderos héroes de la cultura. En este periodo hemos conocido a numerosos historiadores que financian de su propio bolsillo las investigaciones que realizan, arqueólogos que acuden a excavaciones de fosas aportando sus propios equipos de trabajo, documentalistas que no disponen de espacio para tener un archivo y un largo etcétera de especialistas en diversas disciplinas que están aportando de su propio peculio personal los recursos necesarios para poder actuar de forma rigurosa.

La insensibilidad, por parte del gobierno actual, y el olvido sistemáticamente practicado durante los últimos 28 años, implica un inexistente reconocimiento institucional que ha derivado en falta de reconocimiento social. Este hecho pone en evidencia cuestiones políticas cuyo planteamiento hay que buscarlo en la transición y en la desideologización paulatina de un sector de la izquierda española que estuvo gobernando durante más de una década en este País. Así mismo la oposición de la derecha española, unas veces de forma sutil y otras de forma frontal, nos da una mayor dimensión de la importancia política de la RMH. Si bien los recursos humanos y la implicación de la sociedad civil son amplios, la falta de interés por parte de la administración complica tremendamente la tarea, provocando un tremendo déficit de recursos materiales y objeciones administrativas y jurídicas para acometerla. Existe una necesidad de que la izquierda, en los ámbitos institucionales donde tenga presencia, realice todos los esfuerzos posibles para apoyar a las organizaciones y personas que pertenecen, en la mayoría de los casos (por no decir en todos) a su base social.

Este movimiento se está politizando, de forma paulatina, debido a la incorporación de un número, cada vez mayor, de militantes de izquierda que desean encontrar, a través de la RMH, sus señas de identidad perdidas, referentes y conocimiento para construir la izquierda del siglo XXI. Y cuando hablamos de militantes no hablamos exclusivamente de los aspectos institucionales (que tan sólo son una parte de la acción política), sino del trabajo político de base. Esto está ocurriendo así, por que la mayor parte de las personas, cuya historia se quiere recuperar, eran defensores de la República y pertenecían, en su generalidad, a la clase trabajadora o a las clases medias progresistas, es decir, eran claramente personas con una sensibilidad de izquierdas. Nuestra experiencia respecto al tema de los desaparecidos nos lleva a esta conclusión. Salvo alguna excepción en la que los restos encontrados pertenecían a personas asesinadas por causas diferentes, en la gran mayoría de los casos, nos hemos encontrado con afiliados a sindicatos de izquierdas, tanto CNT como UGT, alcaldes y concejales del Frente Popular, miembros de la Casa del Pueblo o del Ateneo Libertario o Republicano de la localidad correspondiente, militantes de Izquierda Republicana -y otros pequeños partidos republicanos-, del PSOE, del POUM, del PCE y de la JSU, maestros republicanos, etc...

El contexto histórico en el que nos desenvolvemos actualmente y que pone en evidencia el nacimiento de un nuevo fascismo en el ámbito mundial, en el que estamos encontrando numerosos paralelismos con la Historia que pretendemos divulgar, obliga a una reflexión política. Lo que hemos dado en llamar Recuperación de Memoria Histórica representa una parte muy importante de la lucha cultural entre dominados y dominantes. Hay un enemigo principal, el sentimiento fascista de una buena parte de la sociedad española que se concreta en una serie de situaciones que estamos viviendo: desaparecidos en las cunetas, olvido, desvirtuación de la verdad, monumentos, calles, libros, etc. Éste sentimiento se identifica, además, con la derecha española que, a su vez, es aliada del imperialismo norteamericano que es la contradicción principal en la lucha de clases actual. Nosotros no podemos obviar esta situación. En el movimiento por la Recuperación de la Memoria Histórica, están los partidarios de que Franco fue un benefactor para España y los que pensamos que fue un asesino despiadado que dejó destrozado a este País. Esa es la contradicción principal, en este sector de lucha y, por tanto, todas las actuaciones, deben ir orientadas a combatir el sentimiento fascista del que hablábamos anteriormente y más si ese sentimiento se identifica con el neoliberalismo, el imperialismo y la guerra.

La importancia de la incorporación de los militantes de izquierda es vital. Sin una creciente politización (entendida como aportación ideológica), a la hora de acometer el trabajo, en vez de llevarnos a vencer el sentimiento franquista del que antes hablábamos, nos puede llevar a un nuevo pacto social, respecto a este problema. Esto nos pondría en una situación en la que las victimas del franquismo sean reconocidas de forma individualizada y no colectiva. Estaríamos haciendo justicia con las personas (primer objetivo que nos debemos marcar) pero no con sus pensamientos políticos que, al fin y al cabo, son los que les llevaron a la muerte, la cárcel o el exilio, tampoco estaríamos haciendo justicia con la sociedad española y, ni mucho menos, con las organizaciones de izquierda que impulsaron la lucha antifascista.

La función de los militantes de izquierda en la RMH es impulsar el trabajo de las asociaciones y luchar por dar cohesión al movimiento buscando apuestas en común. Nuestra misión, como militantes, es intentar sumar a todas las personas que podamos a la lucha y enfrentarnos a la Fundación Francisco Franco -y organizaciones similares-, a los intelectuales de la derecha, etc.

Los militantes debemos estar presentes en este movimiento social con el ánimo de intentar aportar, desde posiciones claramente de izquierdas, dirección política. Y dar dirección política, desde postulados marxistas, no significa dominar ni instrumentalizar, si no de transformarnos en un referente mediante el trabajo propio y la aportación de propuestas.

Nuestros objetivos son luchar por el reconocimiento de las personas, sumar para multiplicar el trabajo, enfrentarnos a la derecha, construir sociedad civil y fortalecer a la izquierda.

Hay un problema que nos recuerdan a menudo: la avanzada edad de muchas de las personas de las que estamos hablando. Debemos cambiar este pensamiento. En vez de pensar, de forma negativa, en los que, como consecuencia de su avanzada edad, van a morir antes de ser reconocidos, debemos pensar, de forma positiva, en todos los que hemos rescatado del olvido gracias a que hayamos iniciado esta lucha. En la medida que todos entendamos que lo importante es construir y fortalecer todo el movimiento, salvaremos del olvido cada vez a más.

Hemos empezado con retraso, pero, lo importante es que hemos iniciado el camino y debemos seguir avanzando hasta llegar al final. Estamos hablando de un proceso dialéctico de construcción y de combate contra la derecha, los diferentes matices sobre como realizar esta tarea se irán resolviendo conforme la lucha se vaya desarrollando. Tenemos que ser conscientes de que el enemigo no va a estarse quieto y que tiene muchos más recursos que nosotros. Posiblemente podemos perder esta batalla, pero tenemos que tener muy claro que si no la damos, estaremos irremisiblemente perdidos.
 

 

 

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