A 66 años de
la masacre de Montecubeiros
Montecubeiros
(Lugo).
"Aquí
fusilaron a mi hermana"
Daniel
Veiga
El
sábado 23 de agosto del 2003 se hace un acto e inauguración de un monumento en
Motecubeiros, municipio de Castroverde, provincia de Lugo. Es un recuerdo de los
asesinados por los franquistas hace 66 años, en la masacre de Montecubeiros.
Ante la tragedia enorme de la guerra civil española, ante el genocidio
perpetrado por el franquismo, parece un detalle menor. Quizás lo sea. Pero solo
se le puede hacer justicia a los caídos humanizándolos, tratando de acercarse
algo a ellos. Es la única forma de condenar ese crimen y recuperar la memoria
que 40 años de franquismo. y más de 20 años de gobierno de los que pactaron
con el franquismo, intentaron tapar.
"Aquí fusilaron a mi hermana Carmen" me dijo Manuel Sarille. Ibamos
muy despacio en automovil, una mañana de domingo en la primavera gallega del
2000. El campo estaba lleno de flores amarillas, los toxos, y una lluvia fina
aportaba una sensación de irrealidad. Me estremecí.
Estaba llegando al pueblo de mi padre, de mi abuelo, de mis ancestros:
Montecubeiros. Todas las contradictorias emociones estaban a flor de piel.
Escuché de boca de Manuel lo que ya, tantas veces, me contara mi padre en
Buenos Aires. Viendo el paisaje, tan dulce y melancólico, con esas suaves montañas
siempre llenas de verde, era dificil imaginar tanta muerte...
Fue en 1937. Millones de españoles podrán contar historias parecidas. Pero
esta es la de mi padre. La mia. Tan mia como la de mis propios compañeros
asesinados por la dictadura de Videla, tan parecida a la de Franco y tan acompañada
por los obispos como aquella.
El pueblo de Montecubeiros había cometido graves pecados. Había formado una
Unión de Labradores que defendía el precio de los productos campesinos, habían
formado un grupo de teatro que ofendía gravemente a la Iglesia, votaban a los
partidos republicanos y tenían un maestro librepensador que había formado el
grupo de teatro y iluminó intelectualmente a la jóven generación campesina
con su escuela en la vecina parroquia de San Bernabé. Las fiestas de
Montecubeiros en la década del 30 eran famosas en todo Lugo porque eran
alegres, porque no había peleas y porque en ellas los que se querían podían
amarse libremente.
Fue en 1937. Tantos pecados solo podrían lavarse con sangre en la mentalidad de
los fascistas.
Fueron decenas los fusilados. A Arximiro Rico Trabada, el maestro republicano y
director del teatro campesino, le arrancaron los ojos, la lengua y los testículos
y después lo mataron a palos. A Manuela Graña la violó toda la banda
falanguista, luego la llevaron a la iglesia de Sao Cibrao para que el cura
franquista la hiciera "confesar sus pecados" y después la fusilaron,
porque hablaba en las asambleas campesinas y era mujer. A Virxinia la fusilaron
porque tenía un amante. A Manuel Lopez Lopez lo fusilaron por ser dirigente de
la Unión de Labradores. Carmen Sarille Lenceiro era adolescente de 17 años y
pertenecía a una congregación religiosa, la fusilaron por ser hermana del
fugitivo Bonifacio Sarille Lenceiro de la Unión de Labradores. Igual suerte
corrió Xosé Graña Rico, Victoriano González Carballedo, Xosé Blanco, Xosé
Veiga y muchos otros.
La historia terrible está contada en el libro Polos Fillos dos Fillos,
publicado en gallego y que es uno de los primero sen ventas en Galicia, escrito
por Xosé Manuel Sarille, hijo de Manuel, hermano de Carmen la adolescente
fusilada en 1937.
Desde este sábado 23 de agosto, a 66 años de la masacre, los nombres estarán
estampados en un monumento en su homenaje en medio de la parroquia de
Montecubeiros, municipio de Castroverde, Provincia de Lugo. Los van a envolver
en una bandera republicana y quedarán mirando a lo que fuera la casa de la Unión
de Labradores.
A mi, desde Buenos Aires, se me ocurre esta noche homenajearlos con algunos
versos de nuestro poeta argentino hispánico Raúl González Tuñon
Aquí yacen, ceniza y polvo y nada,
Pero su sangre corre en nuestra sangre
Que ceniza no es, ni polvo y nada.
Pero su sueño vive en nuestro sueño
Que ceniza no es, ni polvo y nada,
Que polvo no es y no es ceniza y nada.
Y su alegría está en nuestra sonrisa
Que ceniza no es, ni polvo y nada,
Que nada no es, ni polvo ni ceniza.
.....
De la tierra vinieron y a la tierra
Volvieron y la tierra los devuelve.
Son la historia que sigue.
Son la revolución, que nunca muere.