Óscar Soto Guzmán
nuevatribuna.es 21 de Enero de
2010
En una elección binominal, uno gana y el otro pierde.
En Chile el 17 de enero, la Derecha (Piñera) obtuvo
una estrecha victoria sobre el Centro- Izquierda
(Frei); sin embargo, más que ganar, quienes han
hecho todos los méritos para perder han sido los
Partidos políticos de la Concertación por la
Democracia que durante 20 años han recibido el apoyo
de los chilenos. Son demasiadas las asignaturas que
esta coalición ha dejado pendientes. Sin política
decidida por los Derechos Humanos, han sido las
organizaciones de base quienes han impulsado los
juicios y condenas de los responsables de sus
violaciones, con tímido y vergonzante apoyo del
centro izquierda gobernante; han sido incapaces de
cambiar los elementos esenciales de la Constitución
pinochetista de 1980, que todavía permite un sistema
electoral binominal que garantiza el statu quo,
otorgándole a la Derecha con sólo el 36% de los
sufragios la paridad en el Congreso y Senado, en una
manifiesta tergiversación de la voluntad popular;
igualmente los quórum que la Constitución especifica
impiden que el Estado, ya reducido a su mínima
expresión, pueda impulsar iniciativas
económico-empresariales. Todo está entregado por ley
a la iniciativa privada. No hay país en el mundo con
disposiciones semejantes. Teniendo, en estos últimos
20 años, varias oportunidades legales para derogar
el decreto de amnistía de 1978, con el que Pinochet
dejaba sin culpa todos los crímenes cometidos a
partir del 11 de septiembre de 1973, ningún líder o
Partido hizo suya esta iniciativa reclamada por
todos los Organismos Internacionales de Derechos
Humanos. A última hora Bachelet envió proyectos para
que las Fuerzas Armadas no se beneficiaran de la
venta del Cobre de Codelco, y para que los
tribunales civiles se encargaran de los juicios en
que algún militar estaba comprometido. Tardía y poco
creíble iniciativa, que dados los resultados
electorales conocidos hoy dormirán el sueño de los
justos.
Chile mantiene, en la región, una
macroeconomía optima, con excepción del 2009 su PIB
ha crecido todos los años en forma importante. Sin
embargo también mantiene uno de los peores índices
de distribución de la riqueza. La tremenda falta de
credibilidad de los políticos, lleva a un
escepticismo enorme. Frei proclamaba “Estado y más
Estado”, pero su anterior gobierno privatizó el agua
y los puertos. Todo este panorama se refleja en un
padrón electoral de 8.285.186 personas, restándose
la posibilidad de opinar a más de 2.500.000
electores que no se inscriben en los Registros. Solo
el 9,2% de los electores registrados tiene entre 18
y 30 años. No hay interés, no hay motivación para
participar, en particular entre los jóvenes que se
auto marginan.
Los medios escritos de comunicación están
en manos de dos grupos empresariales de categórica
definición ideológica de Derechas, el Mercurio y la
Tercera. Estos grupos forman la opinión pública y
definen los temas a tratar. La Concertación no
solamente ha sido incapaz de oponer alguna
alternativa democrática a esta situación, sino que
ha torpedeado cualquier iniciativa tendente a un
órgano independiente y critico, al margen de esta
dualidad. Lo ocurrido con el Diario El Clarín, que
no logra aparecer después de 36 años de expropiación
por la dictadura militar, lo ejemplifica con
claridad.
La Concertación ha perdido la
elección por su falta de iniciativa, querellas
internas, incapacidad para renovarse y despertar en
la juventud esperanza en un país mejor. Ahora deberá
hacer su autocrítica, asumiendo la responsabilidad
de entregar la Presidencia de la República a la
Derecha, que por vía electoral no lo lograba desde
1958.
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Óscar Soto Guzmán es cardiólogo y fue el
médico personal de Salvador Allende. y testigo
de excepción de los acontecimientos que se
desarrollaron en el Palacio de La Moneda el 11 de
septiembre de 1973, cuando un golpe de Estado
dirigido por los militares derrocó al legítimo
gobierno chileno. Es autor de "El último día de
Salvador Allende" (RBA Libros, 2008), donde narra
todo lo sucedido aquél nefasto día.