Aquí están los nombres
del Poder, quiénes son, dónde están, qué
hacen. Así los podréis reconocer y saber
quién decide realmente en la actualidad cómo
vivimos. Os podréis quitar ese aire de
despiste que tenéis cuando alguien os
pregunta: “Pero, ¿quién es exactamente el
sistema?” y respondéis sin demasiada
convicción: “las multinacionales, el
imperio, los políticos…”. Después de haber
contado cuándo y dónde nació el Poder (en ‘Así
fue como morimos’)
es hora de hablar de la actualidad. Pero
antes hay que hacer una breve premisa.
Generaciones de ciudadanos se han criado con
la convicción absoluta de que el poder
estaba en los coches negros que salen de los
ministerios y en los parlamentos nacionales.
Desgraciadamente este hábito mental es tan
profundo que hablar de algo distinto se ve
con incredulidad y burla. Pero es cierto: lo
que todo el mundo cree que es el Poder no es
más que un puñado de títeres a los que el
auténtico Poder deja que jueguen en un
pequeño patio suministrándoles un poco de
dinero, pero que tienen que cumplir las
órdenes que les imparten. Dichas órdenes son
las verdaderas decisiones importantes que
dictan cómo tenemos que vivir todos. En
resumen, la cuestión es la siguiente: luchar
contra los equipos de segunda (los políticos
que están en el parlamento, sus corrupciones
y escándalos) es útil, nadie puede negarlo,
pero no cambia los problemas capitales de
nuestra vida (trabajo, salud pública,
economía...), porque los orígenes de estos
problemas no están en los parlamentos. O
entendemos esto, o nos quedaremos
bloqueados.
Está en el aire
En
primer lugar hay que comprender que
actualmente el Poder es sobre todo una idea
económica. El Poder está en el aire, tenéis
que imaginar que existe algo metafísico, esa
idea, que nos envuelve y que dice: “Pocos
elegidos deberán recibir el poder otorgado
por muchos. Esos muchos estarán en los
márgenes esperando confiados en que
recibirán el bien desde arriba. Que los
gobiernos se aparten y dejen que eso
ocurra”.
Alguien la habrá reconocido: es la vieja
teoría del Trickle Down Economics de
Ronald Reagan y Margaret Thatcher, o sea el
neoliberalismo, la escuela de Chicago, el
mercado libre. Esta idea económica gobierna
todos los actos del Poder, y
consecuentemente nuestras vidas, y está
presente en cada actuación de los gobiernos,
administraciones y empresas. Esta idea
condiciona tu vida, está en los lugares
donde vives, en tu trabajo y no es algo
lejano. Su fuerza nos envuelve desde hace 35
años, exactamente como el aire que
respiramos. A ver si me entendéis: la
respiran sin parar los hombres y mujeres de
Poder, desde que empiezan el colegio hasta
la muerte, porque la encuentran en cualquier
lugar que frecuentan, en los parlamentos, en
los consejos de administración, en los
bancos, en los debates y foros a los que
acuden, donde se conocen y colaboran. Están
subyugados por él, hipnotizados. En torno a
esa ideología se han creado órganos muy
poderosos cuya tarea es que la idea se
vuelva realidad, nada más. Esos hombres y
mujeres son la parte física del Poder.
El Club
El
primer órgano del Poder es el Club, o sea,
la agrupación de los poderosos en lugares
exclusivos. ¿Quiénes son? Financieros,
industriales, ministros, abogados,
intelectuales, militares y políticos
elegidos cuidadosamente. El Club nunca está
en los lugares donde pensamos que está, en
los parlamentos, las fiscalías, los
ministerios o los negocios. Está formado por
personas procedentes de esos lugares que sin
embargo se reúnen siempre lejos de ellos y
en privado. Esto quiere decir que cuando
esas personas se sientan en las
instituciones democráticas sólo ejecutan las
decisiones que han tomado en el Club. El
Club tiene nombres distintos dependiendo de
donde se reúna. Toma el nombre de Comisión
Trilateral si los miembros se reúnen en
Washington, Tokio, Paris o Ginebra. La
Trilateral nació en 1973 como un grupo de
poderosos estadounidenses, europeos y
japoneses; en dos años diseñó las reglas
para la muerte de la izquierda y de la
democracia participativa y dictó el
predominio de la élite sobre las masas de
ciudadanos a las que hay que reducir a
consumidores apáticos. Tiene 390 miembros,
entre los más conocidos están (y estaban)
Henry Kissinger, Jimmy Carter, David
Rockefeller, Zbigniev Brzezinski, Giovanni
Agnelli, Arrigo Levi, Edmond de Rothschild,
George Bush padre, Dick Cheney, Bill
Clinton, Alan Greenspan, Peter Sutherland,
Takeshi Watanabe, Ferdinando Salleo;
académicos (Harvard, Corea University, Seúl,
Universidad Nova de Lisboa, Bocconi,
Princeton…); banqueros (Goldman Sachs,
Banque Industrielle et Mobilière Privée,
Japan, Development Bank, Mediocredito
Centrale, Bank of Tokyo-Mitsubishi, Chase
Manhattan Bank, Barclays…); embajadores,
petroleros (Royal Dutch Shell, Exxon…),
ministros, industriales (Solvay, Mitsubishi
Corporation, Coca Cola, Texas Instruments,
Hewlett-Packard, Caterpillar, Fiat,
Dunlop…); fundaciones (Bill & Melinda Gates
Foundation, The Brookings Institution,
Carnegie Endowment…). Esta gente decide cada
año sobre temas como “el sistema monetario”,
“el gobierno global”, “cómo gobernar el
comercio internacional”, “enfrentarse a
Irán”, “energía, seguridad y cambio
climático”, “fortalecimiento de las
instituciones globales”. O sea, todo. Y
basta con leer sus informes (públicos) para
comprender que sus decisiones se hacen
realidad en las políticas de cada país.
Cuando el Club necesita más intimidad se
cita en lugares menos visibles que las
grandes capitales y toma el nombre de Grupo
Bilderberg, aunque éste sólo es el nombre
que le dieron los medios de comunicación por
el hotel holandés donde se reunieron por
primera vez en 1954. Esta organización está
compuesta por las mismas personas de arriba
más otras que rotan, con una diferencia: a
este grupo acceden políticos y monarcas
actualmente en el poder, mientras que en la
Trilateral son casi siempre ex políticos y
ex monarcas. Desde luego hablamos siempre de
la misma raíz, dado que la Trilateral nació
de una costilla del Bilderberg. El
Bilderberg es mucho más secreto que la
Trilateral porque en sus orígenes trataba
temas militares. De hecho, por este grupo
pasan muchos generales de la OTAN. Esto le
ha dado la peculiaridad de que en su
interior los poderosos pueden, digamos,
despojarse de sus disfraces y sentirse
libres, expresar sin miedo lo que piensan o
quisieran sin obligaciones. Aquí está el
peligro de este grupo, porque los deseos más
inconfesables del Poder no encuentran ningún
freno institucional y de aquí viene la
tradición de mantener en torno al Bilderberg
un secretismo absoluto. No existen listas
oficiales, aunque una lista de miembros
(siempre desmentida) se puede encontrar en
Wikipedia. Algo que no se puede desmentir es
una relevante declaración del vizconde
Etienne Davignon, presidente del grupo
Bilderberg en 2005, que en una entrevista en
la BBC dijo: “En los debates anuales
sistemáticamente tenemos en nuestra mesa a
los internacionalistas, o sea los que apoyan
la OMC (Organización Mundial del Comercio),
la cooperación transatlántica y la
integración europea”. Mejor dicho: los
teóricos del mercado libre con poder
supranacional y los padres del Tratado de
Lisboa, que es el golpe de Estado europeo
que nos convertirá en ciudadanos gobernados
por burócratas. Otra vez decisiones
inapelables sobre el mercado del trabajo,
pensiones, servicios sociales, impuestos…
tomadas en Bruselas y en el BCE después de
que se tomaran en el Bilderberg.
Para que tengáis una idea de cómo estos
clubes y otros órganos son en realidad un
único bloque que comparte los mismos
personajes, tenemos el ejemplo de Peter
Sutherland, un don nadie a nuestros ojos.
Esta persona ha dirigido la petrolera
British Petroleum, el banco Goldman Sachs,
la universidad The London School of
Economics (una de las canteras de ministros
de Economía del mundo). También fue Alto
Representante de la ONU para Inmigración y
Desarrollo, Director de la OMC, miembro de
la Comisión Europea (el gobierno de Europa)
y ministro de Justicia de Irlanda. Por
supuesto le encontramos en la Comisión
Trilateral y en el grupo Bilderberg.
La Organización Mundial del Comercio
Se
llama World Trade Organization en
inglés, nació en 1994 y es más poderosa que
cualquier Estado o parlamento. Agrupa a 153
países en una única sede en Ginebra, donde
se deciden las reglas del comercio
internacional. Hablamos, prácticamente, de
toda la economía mundial, de la producción,
de nuestros puestos de trabajo, de lo que
compramos, lo que comemos, los fármacos que
tomamos, lo que nos interesa directamente.
Todas esas decisiones se toman allí, y lo
mismo que las reglas que impone el Tratado
de Lisboa, los convenios de la OMC son
supranacionales, es decir, más poderosos que
las reglas y leyes de cada Estado. Es
imprescindible que dichas reglas tan
fuertes se tomen de la manera más
democrática posible. En la OMC, igual que en
la Unión Europea, no lo son. Su organización
está a favor de los países más ricos porque
los países más pobres no tienen recursos
económicos y humanos suficientes para
controlar el inmenso trabajo de diseño de
los convenios (27.000 páginas de legislación
internacional muy complicada, 2.000
reuniones anuales) y de hecho no tienen voz
sobre el proceso de legislación.
El
timonel de todos los convenios es el
denominado grupo QUAD, formado por EEUU,
Japón, Canadá y Europa. Pero el conjunto de
Europa está representado por la Comisión
Europea que ningún ciudadano europeo ha
elegido, y para ser más precisos, la
realidad es que quien decide por 350
millones de personas es un puñado aún más
pequeño de burócratas: el misterioso comité
133 de la Comisión: apuesto a que nadie que
esté leyendo estas líneas conoce a sus
miembros. En el Parlamento italiano se
firman estos convenios sin ni siquiera
leerlos.
Si
un país se opone a las reglas de la OMC
puede ser juzgado por un tribunal interno (Dispute
Settlement Body) que posee poderes
enormes. Aquí también sería imprescindible
un control democrático de este tribunal, que
está formado por ¡tres! personas elegidas
con criterio oculto y cuyas decisiones son
inapelables. Un fallo de este tribunal puede
subvertir leyes a expensas de millones de
ciudadanos, también en los países ricos:
hace pocos años Europa fue condenada a
indemnizar a EEUU con millones de euros por
el rechazo a importar carne inflada de
hormonas. Ni siquiera EEUU tiene poder sobre
la OMC. Obama, después de la caída de los
mercados financieros y bajo presiones de su
ciudadanía, había decidido nuevos controles
más restrictivos sobre los bancos y sus
especulaciones. Una regla de la OMC lo ha
parado: el “Convenio sobre Servicios
Financieros” prohíbe al gobierno de EEUU
controlar a los grandes bancos. Y, ¿sabéis
quién, hace pocos años, llevó a debate este
convenio? Timothy Geithner, el actual
ministro de Economía de EEUU, que es también
uno de los miembros del grupo Bilderberg.
Lo
que sigue es un ejemplo del poder de la OMC:
-
Tiene el poder de sobreponerse a las
políticas de salud pública de todos los
países (Convenio Sanitario)
-
Priva a los ciudadanos del derecho a
conocer en qué condiciones se producen
los bienes comprados y obstaculiza la
comprensión de las etiquetas en los
productos, con consecuencias para los
derechos de los trabajadores y el medio
ambiente. (Convenio de Barreras Técnicas
del Comercio)
-
Impone a los países los mismos niveles
de competición para las empresas
multinacionales y las empresas locales,
perjudicando a estas últimas y en
consecuencia la creación de riqueza y
empleo en los países pobres. Estas
políticas de favorecer el desarrollo de
los países se considera una
discriminación del mercado libre.
(Convenio de Contratos Nacionales y
otros…)
-
Las patentes de la mayoría de los
fármacos, de vegetales usados para la
producción de fármacos y de semillas
agrícolas están en manos de pocas
multinacionales que se permiten patentar
formas de vida, y todo para 20 años.
Todo esto está en la base de la falta de
medicamentos en los países pobres.
(Convenio TRIPS).
-
Promueve la privatización de todos los
servicios públicos y sociales, salud,
educación, agua, sin garantizar el
derecho al acceso a estos servicios
básicos a quienes no puedan pagarlos.
(Convenio GATS, en fase de aprobación).
Os
recuerdo que todos estos convenios están por
encima de las leyes nacionales de cualquier
país, desechando así las decisiones de los
políticos locales en temas importantes.
Las ‘sugerencias’
¿Quién está detrás de los políticos que
decretan las leyes económicas, hasta la ley
de presupuestos? Los apuntadores. ¿Quiénes
son? Los lobbies, a cuyos miembros reciben
los políticos en privado y que ‘sugieren’ el
contenido de las leyes, e incluso los
programas de las campañas electorales. Las
lobbies no son una invención fantástica. Son
sociedades con nombres y apellidos,
despachos, presupuestos enormes y que tienen
como miembros a los mejores representantes
del Poder.
En
primera línea están los lobbies
internacionales, luego los europeos y los
nacionales. Hablando de los italianos, éstos
no llegan nunca al poder de los lobbies en
EEUU y Europa, pero se calcula que cuentan
con más de mil personas y que el dinero
gastado ascienda a más de 30 millones de
euros anuales. Los gastos mayores son para
los partidos más fuertes, pero sorprende que
un pequeño partido de centro derecha como la
UDC haya cobrado 2.200.000 euros en 2008,
casi todos procedentes de la constructora
Caltagirone. Os pido que reflexionéis sobre
qué libertad puede tener el secretario de
UDC a la hora de perfilar las leyes en los
campos de la construcción y el urbanismo.
Tampoco es un secreto que el controvertido
puente del estrecho de Messina no es una
idea de Berlusconi, sino del constructor
Marcellino Gavio, primero en la lista de las
empresas adjudicatarias de su construcción y
también el primer patrocinador del partido
de Berlusconi, con 650.000 euros anuales.
¿Qué se puede decir de los lobbies
estadounidenses? En EEUU, desde hace mucho
tiempo, los límites entre éstos y el poder
político son muy difusos, realmente no se ve
dónde terminan los primeros y dónde empieza
el segundo. Habría mucho que contar, una
historia muy larga que se puede resumir en
algunos apuntes:
1. El lobby del petróleo y la
administración de George W. Bush: dos
guerras ilegales y sangrientas, 2
millones de muertos, crímenes de guerra,
la comunidad internacional en peligro,
el precio del petróleo por las nubes y
las ganancias de las petroleras también.
¿Quién lo decidió? Los miembros de las
multinacionales del petróleo, energía y
armas: Dick Cheney, James Baker III,
Kenneth Lay, Frank Carlucci, Robert
Zoellick, Thomas White, George Schultz,
Jack Sheehan, Don Evans, Paul O’Neil;
todos al servicio de Shell, Mobil, Union
Carbide, Huntsman, Amoco, Exxon, Alcoa,
Conoco, Carlyle Group, Halliburton,
Kellog Brown & Root, Bechtel y Enron.
George W. Bush es el político más
“untado” en la historia de EEUU: sólo de
los lobbies citados recibió 1.700.000
dólares.
2. El lobby financiero y Barak Obama: en
2008 cayeron los bancos de EEUU después
de defraudar a millones de ciudadanos y
muchos bancos por todo el mundo, 7
millones de estadounidenses en el paro,
la economía mundial al carajo. Obama
decidió una hemorragia de dinero público
para salvar a los bancos y reactivar la
economía (5 billones de dólares y hasta
11 millones previstos) sin que ni uno de
esos banqueros delincuentes acabase en
una celda. Al contrario: el gobierno de
EEUU ha convocado, para solucionar los
desastres de la crisis, a los mismos que
la crearon. En lugar de dejarlos quebrar
y emplear el dinero público para ayudar
a las familias pobres, Obama y su
secretario del Tesoro, Timothy Geithner,
les han dado dinero para que compren las
deudas de los bancos. Funciona así: esos
delincuentes recibieron por parte del
gobierno el 85% del dinero necesario
para comprar esas deudas. Si las cosas
van bien, o sea si volvieran a tener
beneficios, las ganancias serán todas de
ellos, si van mal, las perdidas serán
mínimas porqué no tendrán que devolver
ese 85% al país (non-recurse loans).
Es el “socialismo al limón”: las
pérdidas son de los contribuyentes y las
ganancias de los inversores privados. No
basta con eso: el presidente propuso, en
el verano de 2009, una reglamentación de
los mercados financieros que el
Washington Post ha ridiculizado como
“Sin ningún análisis de las causas de la
crisis y sin ningún control sobre los
hedge funds, los equity funds
y las inversiones estructuradas”.
Pregunta: ¿Cuánto dinero recibió Obama
durante la campaña electoral de los
lobbies financieros? Respuesta: 38
millones de dólares. Entonces, ¿quién
manda? Luego están los 45 millones de
estadounidenses sin seguro médico. Obama
propone una falsa reforma de la salud
pública para asegurar a los excluidos,
de hecho esta reforma no tiene nada de
pública y es un gran regalo a las
aseguradoras. Pregunta: ¿Cuánto recibió
Obama durante la campaña electoral del
lobby de los seguros? Respuesta: 20
millones de dólares. Entonces, ¿quién
manda?
Washington está invadida todos los días por
entre 16.000 y 40.000 grupos de presión cuya
percepción del poder es tan cristalina que
uno de ellos, Robert L. Livingston, hizo
famosa la frase: “Hay negocios sin límites
para nosotros allí” pronunciada mirando el
Congreso.
Uno de los poderes más importantes en EEUU,
son los lobbies judíos. Aquí hay un debate
entre quienes piensas que ellos gestionan
realmente la política exterior de EEUU y los
que lo niegan. Yo creo más en la primera
opción, pero el sentido no cambia, de hecho
nos encontramos con que condicionan mucho al
gobierno más poderoso del mundo. Algunos
ejemplos: en la primavera de 2002, justo
mientras el ejército israelí invadía una vez
más los Territorios Ocupados con las
masacres de siempre, un grupo de
estadounidenses que apoyaba a Israel
organizó un debate en Washington y como
representante de la administración de George
W. Bush se envió al viceprimer ministro de
Defensa Paul Wolfowitz, notable conservador
ultraderechista y abiertamente a favor de la
nación hebrea. El desaparecido Edward Said,
catedrático de Inglés y Literatura Comparada
de la Universidad de Columbia de Nueva York,
y uno de los intelectuales estadounidenses
más respetados del siglo XX, contó una
anécdota de aquella reunión: “Wolfowitz hizo
lo mismo que todos, alabó a Israel y le
ofreció apoyo incondicional, pero
inesperadamente citó algo sobre el
“sufrimiento de los palestinos” y por esas
pocas palabras se alzaron protestas tan
feroces y por un tiempo tan largo que no
pudo terminar y tuvo que abandonar la sala”.
Estamos hablando de uno de los políticos más
poderosos de la época, de quien muchos
decían que estaba detrás de todas las
actuaciones del Presidente de EEUU, pero
bastaron tres palabras equivocadas para ser
humillado públicamente por personas que,
obviamente, se consideraban más poderosas
que él. Los lobbies judíos tienen muchos
nombres: AIPAC (American Israel Public
Affairs Committee), ZOA (Zionist
Organization of America), AFSI (Americans
for a Safe Israel), CPMAJO (Conference of
Presidents of Major American Jewish
Organisations), INEP (Institute for Near
East Policy), JDL (Jewish Defense League),
B’nai Brith, ADL (Anti Defamation League),
AJC (American Jewish Committee), Haddasah.
Un frente que según el citado Edward Said
“puede destruir una carrera política con
sólo firmar un cheque”. En 1992 George Bush
padre tuvo la osadía, a pocos meses de la
campaña electoral, de amenazar a Tel Aviv
con el bloqueo de 10 millones de dólares de
ayuda si no paraba la construcción de nuevas
colonias judías en los Territorios Ocupados.
Mal hecho: las lobbies dieron la espalda a
Bush y financiaron a Bill Clinton y los
electores judíos, que ya en su mayoría
votaban al Partido Demócrata, se
desvanecieron y finalmente Bush perdió el
23% de los votos judíos.
Europa. La Comisión Europea en Bruselas es
el verdadero centro de decisión del
continente. En Bruselas recorren las calles
de 15.000 a 20.000 grupos de presión que
gastan un billón de euros anuales para hacer
‘sugerencias’ a los que hacen las leyes.
Éstos son los nombres de los grupos
principales: International Chamber of
Commerce (ICC), Investment Network (IN),
European Roundtable of Industrialists (ERT),
Liberalization of Trade in Servicies
(LOTIS), European Banking Federation,
International Capital Market Association. El
Investment Network se reunía directamente en
el edificio de la Comisión Europea y el TABD
recopilaba su lista de deseos, la entregaba
a la Comisión y pretendía un informe escrito
sobre los deseos que se habían cumplido. Las
empresas representadas son miles: Fiat,
Pirelli, Barilla, Canon, Kodak, Johnson &
Johnson, Motorola, Ericsson e Nokia, Time
Warner, Rank Xerox e Microsoft, Boeing, Dow
Chemicals, Danone, Candy, Shell, Microsoft,
Hewlett Packard, IBM, Carlsberg, Glaxo,
Bayer, Hoffman La Roche, Pfizer, Merck, y
bancos, aseguradoras, inversores… paramos
aquí.
El
riesgo es perder de vista el centro de la
cuestión: el asedio al que los lobbies
someten a los políticos. Es un verdadero
delito contra la democracia. Hoy en día han
derribado el principio de un país civilizado
según el cual los representantes elegidos
por el pueblo tienen que cumplir los
intereses de quien los eligió y proteger a
las minorías.
Think Tanks
Tanques de ideas, en su traducción, y son
exactamente eso, fundaciones donde se
encuentran los mejores cerebros para
elaborar ideas. Su poder está en el asunto
que abre este mismo artículo, o sea, las
ideas de dominar la Historia y la política,
y sobre todo la idea económica. Lewis Powell
lo comprendió muy bien en 1971 cuando se dio
paso al rescate de las élites en contra de
la democracia participativa (ver ‘Así fue
como morimos’). Powel escribió: “Hay una
guerra ideológica contra el sistema de la
empresa y los valores de Occidente”. La
palabra “ideológica” es la clave de lectura
y quiere decir que si las derechas
económicas querían reconquistar el mundo y
subyugar la política, tenían que armarse de
ideas que lograsen socavar cualquier otro
sistema de vida. Y de ahí nacieron los
primeros Think Tanks como Heritage
Foundation, Manhattan Institute, Cato
Institute, o Accuracy in Academics. Su
estrategia era sencilla: recolectar muchos
fondos de gente muy adinerada, convocar a
las mentes más brillantes de las
universidades, adoctrinarlas y reenviarlas a
la sociedad para envolverla con sus ideas.
Para que tengáis una idea del impacto que
han tenido estas fundaciones, cito algunos
hechos. Sólo en el campo del libre mercado,
la idea económica del Poder, hay 336
fundaciones por todo el mundo, hasta en
África, India y China. Algunas tienen un
nombre por el cual se entiende muy bien su
programa: Minimal Government, The Boss,
Philanthropy Roundtable. Una de las más
famosas y agresivas es el Adam Smith
Institute de Londres, que tiene el siguiente
lema: “Ayer nuestras ideas estaban
consideradas a un paso de la locura, hoy
están a un paso de los parlamentos”. Esto
demuestra que la política es el títere o,
mejor dicho, la mano ejecutiva del Poder.
Los más listos de vosotros seguramente
habréis observado que a menudo encontramos a
los ministros de Economía, los jefes de los
bancos centrales y a veces a los propios
jefes de Estado en cenas y debates de estas
fundaciones (en Italia el gobernador del
Banco de Italia, Draghi y el ex primer
ministro Prodi). Parecen cenas y debates
aburridos, en realidad banqueros y
dirigentes allí dan cuenta de sus actos al
Poder. En 1982, el Adam Smith Institute
publicó el Omega Project, un informe que
tenía como objetivo “proporcionar patrones
detallados para cada gobierno basados en los
principios del mercado libre, impuestos
mínimos, reglas mínimas para los negocios y
las empresas y gobiernos más marginales”.
Todo esto está a un paso de los parlamentos
en casi todo el mundo.
El Tribunal de los Inversores y
Especuladores Internacionales
Era el 16 de septiembre de 1992, miércoles.
Aquel día una sola persona decidió hundir a
Gran Bretaña. Repito: no a Burkina Faso,
sino a Gran Bretaña. Y lo hizo. George
Soros, un especulador internacional, vendió
en un momento unos 10 billones de libras,
colapsando así la divisa inglesa que fue
expulsada del entonces Sistema Monetario
Europeo. Soros se benefició de 1 billón de
dólares a expensas de millones de ingleses
que lloraron durante meses.
En
agosto de 1998, en el caluroso verano de
Nueva York, otra persona hizo caer los
mercados. John Meriwether, un inversor y
especulador internacional, había jugado
sucio durante años vendiendo a muchos bancos
4,6 billones de dólares de inversiones de
alto riesgo. Su sociedad, Long-Term Capital
Management, era conocida en Wall Street
porque los miembros se presentaban como “Los
patrones del Universo”. Meriwether perdió
todo en un día y la Reserva Federal tuvo que
acudir al rescate con el dinero de los
contribuyentes.
El
año pasado, en un despacho londinense de la
aseguradora AIG, otra persona, otro inversor
internacional, Joseph Cassano, llamó a la
Casa Blanca y comunicó que estaba por mandar
al carajo la economía de EEUU. Y lo hizo.
Esta vez el fraude era de 500 billones de
dólares, los bancos de todo el mundo estaban
implicados. Pánico mundial, fin del crédito
a familias y empresas y comienzo de la
crisis económica más fuerte desde el año
1929. En definitiva, lagrimas amargas para
las familias de Toronto como para las de
Nápoles, en Cincinnati como en Lyon, en
Sofía como en Madrid. Por no hablar de los
países pobres…
Tres historias terribles y auténticas que
demuestran el poder de los inversores y
especuladores internacionales de los cuales
casi nunca se habla. En la actualidad existe
un puñado de individuos capaces de mover
cantidades de dinero tan grandes como para
colapsar en pocas horas la economía de un
país del primer mundo, o sea de millones de
trabajadores con sus familias y de empresas
que cierran. Sus decisiones son inapelables.
Hay que figurarse (si es posible hacerlo
hablando de números tan enormes) que en las
bolsas del mundo se mueven unos 525.000
billones de dólares sólo en productos
financieros de alto riesgo. 525.000
billones… El PIB de EEUU es de 14.000
billones de dólares. ¿Entendéis? Países en
la periferia del capitalismo como Italia y
España dependen mucho de los inversores
internacionales, que aportan hasta 40
billones de euros anuales, unos cuatro
presupuestos del Estado. Pensad lo que
podría ocurrir si desaparecieran de nuestra
economía. En 2008 en Italia las inversiones
extranjeras bajaron al 57% dando como
resultado la pérdida de muchos miles de
puestos de trabajo en 2009. El Estado se ha
visto despojado de una cifra equivalente a
un presupuesto completo. Esta tiranía del
Poder tiene el nombre de Capital Flight
y es interesante el candor que se usa en la
Web Investors.com para describir esta
práctica: “Capital Flight es el movimiento
de dinero en busca de mayor beneficio… un
flujo enorme de capitales que sale de un
país, a veces tan enorme que influye en todo
el sistema financiero de una nación…”.
Lástima que por el medio haya millones de
seres humanos. Otro ejemplo es Francia, otro
Estado poderoso castigado con una fuga de
125 billones de dólares por una ley de
reglamentación de mercados poco agradecida
al business.
Conclusión
Los órganos del Poder no se limitan a éstos:
están el World Economic Forum, el Codex
Alimentarius, el FMI, los Bancos Centrales,
las multinacionales farmacéuticas. Pero los
citados arriba son los principales. Quiero
dedicar algunas líneas a las mafias
regionales, consideradas parte del Poder (y
no puedo entrar aquí en el problema
italiano). La lucha contra ellas es por
supuesto una prioridad por la violencia que
practican, pero el poder que tienen sobre la
sociedad es poco comparado con lo descrito
arriba. Sirva de ejemplo un servicio de la
BBC. En la transmisión “Panorama” en 1994 un
infiltrado en el crimen organizado se mostró
dispuesto a guiar al periodista por el
corazón de “la mafia más poderosa del mundo”
en Londres. El coche en el que viajaban paró
en la City de Londres, uno de los
centros financieros del mundo. Señalando los
rascacielos que albergan los negocios, el
infiltrado simplemente dijo: “Están todos
allí”. Se estima que el presupuesto de las
mafias italianas es de alrededor de 80
billones de dólares, una tercera parte del
presupuesto de una multinacional del fármaco
como Pfizer.
Por fin, espero que entendáis que si tenemos
consideración para la democracia y la
justicia social, tenemos que organizarnos
para desvelar el verdadero Poder y desmontar
la inmensa maquinaria que ha montado.
Tenemos que comprender que para destruir un
monstruo de semejante tamaño la única
esperanza es oponerse a él con una
organización internacional de activistas y
comunicadores excepcionalmente unida,
compacta, financiada, disciplinada y
concienciada en todos los territorios y
lugares, trabajando día y noche durante
años. No hay otra esperanza.
------------------------
Referencias:
Trilateralism, Holly Skalar, South End Press,
1980.
Who pulls the strings? John Ronson, The
Guardian, 10 de marzo 2001
Inside the secretive Bilderberg Group, BBC
News, 29 de septiembre 2005,
Shadowy Bilderberg group meet in Greece —
and here’s their address, Timesonline, 14 de
mayo 2009
The Council on Foreign Relations and the
Center for Preventive Action, Michael Baker,
6 de marzo 2008, Znet.
OMC: I Globalizzatori,
Report RAI 3, 09/06/2000, Paolo Barnard,
www.report.rai.it;
Public Citizen: Trade Watch, USA – The
Transnational Institute, Amsterdam, Olanda –
The World Trade Organization: The Marrakech
Treaty – Corporate Europe Observatory,
Amsterdam, Olanda – The Economic Policy
Institute, Washington DC, USA – Friends of
the Earth, Bruxelles, Belgio – Corporate
Watch, USA – Oxfam UK – Global Policy Forum
Europe, Bonn, Germania – Institute for
Policy Studies USA– et al., Joseph Stiglitz,
Jeff Faux, Noam Chomsky, Greg Palast, Susan
George, Richard W. Behan, Alexandra Wandel,
Peter Rosset, Dean Baker, Barry Coates et
al.
Master in Public Affairs, Lobbying e
Relazioni Istituzionali, presso l'università
LUMSA di Roma, testi del prof. Franco
Spicciariello.
Gianni Del Vecchio e Stefano Pitrelli, Il
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