Patricio Lumumba, el rostro olvidado del genocidio negro
Carlos Ml. Vega
Bolaños
Sur y Sur
3 de Febrero de 2010
"Ninguna brutalidad maltrato o tortura me ha doblegado
porque prefiero morir con la cabeza en alto, con la fe
inquebrantable y una profunda confianza en el futuro de
mi país, a vivir sometido y pisoteando principios
sagrados. Un día la historia nos juzgará, pero no será
la historia según Bruselas, París, Washington o la ONU,
sino la de los países emancipados del colonialismo y sus
títeres". (Carta escrita a su esposa e hijos por
Patricio Lumumba pocos días antes de su muerte).
El mes de enero de cada año, aunque el poder mediático
mundial hace lo posible por borrar de la memoria
histórica la existencia del genocidio negro en el
continente africano, provocado por las potencias
occidentales en su afán de hacerse por las grandes
riquezas de su pueblos, es meritorio recordar al gran
líder negro Patrice E Lumumba.
Hace ya 49 años, Patrice Lumumba, jefe del gobierno de
la República del Congo, fue asesinado por una
conspiración organizada por el gobierno de Bélgica, con
la complicidad de los Estados Unidos, de Gran Bretaña y
de las Naciones Unidas. Su cadáver condenó al Congo a la
rapaz dictadura de Mobutu y una sucesión de sangrientas
guerras civiles. Durante más de cuarenta años se ha
mantenido el silencio sobre este crimen, en donde se
rumorea que su cadáver y el de otros colaboradores,
fueron disueltos en ácido sulfúrico para no dejar
rastros.
El pensamiento de Lumumba, constituyó un peligro para
las potencias occidentales explotadoras de los pueblos
africanos, fue ministro, líder, enemigo del colonialismo
y pionero por la unidad de los pueblos africanos y por
su liberación. Buscaba la descolonización del Congo y
destruir totalmente el poder colonialista europeo
presente en África, erradicar el ultraje y el expolio
que durante siglos había sufrido el continente, una
persona así, no merecía continuar viviendo y por eso, se
fraguó su asesinado a pocos meses de haber asumido el
poder en la República del Congo.
A 49 años
del asesinato del líder africano Patrice Lumumba, en su
patria, la República Democrática del Congo, la guerra es
un genocidio oculto que ha producido más de 5 millones
de muertos en los últimos años; este genocidio puede ser
detenido, pero la comunidad internacional, las
democracias del Norte, no quieren detenerlo,
convirtiendo al Congo en un pueblo activamente
crucificado.
La
ironía: poseer grandes riquezas naturales como las que
tiene la República Democrática del Congo, se ha
convertido en una tragedia.
En
las montañas orientales del Congo hay valiosos minerales
como el coltán y niobio, además de oro, diamantes, cobre
y estaño. El coltán, abreviatura de colombio-tantalio,
está en suelos de una antigüedad de tres mil millones de
años. Se usa con el niobio para fabricar los
condensadores para manejar el flujo eléctrico de los
teléfonos celulares. Cobalto y uranio son elementos
esenciales para las industrias nuclear, química,
aeroespacial y de armas de guerra. Alrededor del 80% de
las reservas mundiales de coltán están en el Congo.
Por
el control de estos minerales escasos hay una guerra
tremenda. Los poderes multinacionales quieren controlar
la minería de la región. Conclusión: "el motivo del
genocidio son estos minerales que buscan las
corporaciones" y además están destruyendo la segunda
área verde del planeta después del también amenazado
Amazona.
Cuando se trata de actuar en África, hay una
discriminación inherente". Lo afirmó el antiguo
coordinador de operaciones humanitarias de Naciones
Unidas Jan Egeland, quien, junto con otros 15 dirigentes
mundiales de conocido prestigio, ha firmado una carta
enviada a los jefes de Estado de los países de la Unión
Europea llamando la atención sobre la falta de acción
internacional en el Este de la República Democrática del
Congo.
Jan
Egeland, que durante su periodo en Naciones Unidas
siempre tuvo una reputación de decir las cosas
directamente sin andarse por las ramas, dijo: "Nunca
hubo esta indecisión cuando se trató de intervenir en
los Balcanes, en Irak o en Oriente Medio". Ciertamente
no la hubo, pero cuando se trata de intervenir en crisis
africanas parece como si la vida humana no tuviera el
mismo valor en todas partes". Esta es la doble la moral
que practican los abanderados de los derechos humanos en
el mundo.
Zenit, agencia de noticias del Vaticano, dijo hace poco
que "la crisis humanitaria más olvidada en nuestro
planeta es la del Congo". De vez en cuando en los medios
asoma la tragedia pues ya no hay modo de ocultarla. Pero
lo que se dice de ella es todavía irrisorio e insultante
en comparación con la magnitud de la barbarie y el
genocidio. Y no hay llanto, ni pedir perdón, ni
propósito de enmienda.
En el fondo, no se trata sólo de que a África se la
discrimine cuando ocurren guerras que se ceban en los
más inocentes, sino de algo más que merece la pena
escarbar y descubrir que detrás de esta guerra se
esconden los intereses de potencias como Estados Unidos,
Inglaterra, Holanda y Bélgica, quienes apoyan al régimen
de Kagame en Ruanda, de cuyos aeropuertos salen para
estos países el preciado coltán (indispensable en la
fabricación de armamento, teléfonos móviles y
ordenadores portátiles de última generación, etc) que
los soldados extraen con el trabajo forzado de niños y
jóvenes en el Este del Kivu y envían en camiones y
helicópteros a Kigali. Es triste constatar que en muchas
ocasiones, esas "indecisiones" ante los problemas
africanos podrían ser una forma camuflada de dejar que
los acontecimientos se desarrollen de forma provechosa
para los más poderosos, aunque sea a costa de que mueran
millones de inocentes.
Hoy
entiendo más que antes las razones por las cuales, un
enero de 1961 fue atrozmente asesinado el patriota
africano Patrice E. Lumumba, un ser humano así era
imposible que continuara con vida, cometió el pecado
capital de soñar que Otra Africa era Posible, una África
unida en el desarrollo, en combatir la injusticia social
y en la cooperación entre países para la educación.
Devolver las riquezas del continente al pueblo africano,
era su más profundo Sueño. El pensamiento de Lumumba se
apoyaba sobre los siguientes tres pilares: la justicia,
la independencia y la libertad.
Hoy hace 49 años, murió como un mártir de la lucha de
los pueblos contra la injusticia, la expoliación, la
humillación impuesta por las potencias europeas que a
los cuatro vientos se proclaman democráticas. Es un
mártir de la causa popular por un mundo más justo y más
humano, por la fraternidad humana. Lumumba fue asesinado
pero vivirá siempre en nuestros corazones. Él forma
parte del genocidio olvidado de millones de hermanos
africanos que han caído en el camino para que en el
mundo blanco, unos pocos disfruten de grandes
comodidades y amasen fortunas impregnadas de sangre
inocente.
Me
enorgullezco, al igual que decenas de miles de egresados
que habitamos los cinco continentes, de haber estudiado
en la Universidad de la Amistad de los Pueblos Patricio
Lumumba, centro de estudios universitarios de clase
mundial fundado en su memoria y que en febrero próximo
cumple 50 años de vida en la preparación de cuadros
profesionales para los países en vías de desarrollo.
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*Miembro de la Universidad
Amistad con los Pueblos Patricio Lumumba
Fuente Original: http://www.surysur.net/?q=node/12774
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