Miguel Eduardo Castillo
Aporrea 17 de Enero de 2010
Siguiendo el manual de la doctrina
del shock, el premio Nóbel
preventivo de la Paz, pelele de Wall
Street, Barack Hussein Obama,
aprovecha el caos para colarse en
Haití y posicionarse
estratégicamente en el Caribe.
Sin tanta alharaca casi todos los países que
respondieron a la emergencia
haitiana, enviaron grupos de
expertos en catástrofes dotados del
equipo y la tecnología para el caso.
Pero ¿qué hace la imitación demócrata y
afrodescendiente de Bush? Anuncia el
aumento a diez mil del número de
soldados en Haití y el envío de un
destructor, dos buques de guerra con
misiles dirigidos y tres buques de
asalto anfibio.
Tras la cortina de las camas de hospital, las
salas de operaciones quirúrgicas, la
producción de agua potable y
comidas; EEUU infiltrará en el
corazón del Mar Caribe 3.500 marines
y aportará 100 millones de dólares
que más allá de destinarse para
ayuda humanitaria, costearán esta
inmensa movilización militar.
Y si lo anterior fuera poco, la Clinton anuncia
desde ya la participación gringa en
la reconstrucción de Haití.
“¡Qué manguangua!”, dirán en la Casa Blanca. Por un
lado, tratarán de vender esta
intervención en la isla como parte
de “la cualidad humanitaria y
pacífica” del Gobierno de Obama e
intentar así levantar su decadente
popularidad en vista del aumento de
los entuertos en Irak y Afganistán.
Por el otro, podrán meterse en el negocio de la
reconstrucción de Haití y además,
posicionarse a 90 kilómetros de Cuba
para añadir otro espacio desde donde
operar contra los países del Alba,
especialmente Venezuela (actualmente
20 bases militares de EEUU rodean a
nuestro país)
Aquí se revela lo que descaradamente opinan off
the record miembros de ONG europeas
que se lucran de su actividad “en
pro del desarrollo” en Latinoamérica
y África: “su miseria, es nuestra
riqueza”.
Apoyo total al pueblo haitiano pero aumentemos las
alertas y nuestra movilización
continental contra el imperialismo.
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(*)Periodista
miguelcastillo7@yahoo.com