Monarquía, República y lucha de clases
Diego Farpón
Kaos en la Red 3 de septiembre
de 2009
Cuando en 1931 se proclamó la II República, y las capas populares
la celebraban en
las calles,
el Partido la enfrentaba frontalmente: abajo la república burguesa.
Esa era su consigna. El Partido, izquierdista, no era capaz de
valorar el enorme avance democrático que suponía la caída de la
monarquía y las expectativas que abría la República.
Era, aquella, una República burguesa, pero su llegada suponía un
marco en el que poder desarrollar las luchas populares y elevar la
conciencia de la clase trabajadora, que bajo la monarquía no podría
desarrollar su proyecto para emanciparse.
Hoy, la monarquía representa, simboliza, la unidad del Estado
Español y, plasmada en la Constitución del 78, es garantía del
capital. La monarquía aparece en la cúspide de un sistema en el que
la burguesía es la clase dominante.
Por ello, la lucha por la República tiene una doble vertiente. Por
un lado, la lucha republicana en sí, por otro, la lucha contra la
monarquía. No basta, pues, con ser republicanos, en la medida en que
somos revolucionarios y no es cuestión de cambiar al monarca por un
jefe de estado con legitimidad democrática: es necesario enfrentar
la monarquía y todo aquello que representa.
Es cierto, naturalmente, que la República será sólo un avance
táctico de la clase trabajadora dentro de su marco estratégico en la
lucha por el poder. Sabemos, claro, que la República no será el fin
de la crisis, ni la llegada de medidas sociales: que la República,
de por sí, no solucionará ni aliviará la situación de la clase
trabajadora. Y no sólo por otras repúblicas que podemos observar
hoy, sino porque así nos lo enseña nuestra propia experiencia
histórica.
Apuntado esto, ¿por qué luchamos por la República? República, como
hemos señalado, no sólo para enfrentar la institución monárquica,
sino el sistema que sustenta. República para romper la impuesta
unidad del Estado Español, para que los pueblos, libres, puedan
elegir qué relaciones quieren mantener, si las quieren mantener, con
el resto de pueblos con los que hoy comparten el Estado. República
porque bajo la monarquía nunca podrán los pueblos decidir sobre su
futuro.
República como avance hacia el socialismo, porque si los pueblos no
serán libres bajo la monarquía, la clase trabajadora tampoco podrá
emanciparse. República, entonces, para abrir un marco democrático
que permita a la clase trabajadora disputar el poder a la burguesía.
Como en los años que precedieron a la II República, hoy la III
República supone un elemento a conquistar por las capas populares.
Sin izquierdismos: sabiendo de su importancia y el avance que supone
aunque no sea la conquista del poder; y, también, sin elementos
reformistas: utilizándola como un instrumento al servicio de las
capas populares y no contentándonos con la lucha por la República de
una forma abstracta.
Es por ello que la República es uno de los ejes fundamentales de la
lucha de clases en el Estado Español. Naturalmente, con la consigna
de socialismo y autodeterminación, como propuesta a la clase
trabajadora y los pueblos del Estado Español, dándole de esta forma
un contenido de clase y elevando la conciencia de las capas
populares.
Diego Farpón en Kaos en la Red