La ofensiva republicana.
Algunas ideas para
mejorar la lucha por la Tercera República.
José
López
UCR
5 de
Diciembre de 2009
En momentos tan duros como los actuales, es
imprescindible que el movimiento republicano se haga oír
más que nunca. La Tercera República debe ser vista por
la ciudadanía en general como la necesidad de
desarrollar la democracia, como la alternativa concreta
realista a corto plazo que permita aumentar notablemente
las posibilidades de resolver los grandes problemas que
preocupan y afectan directamente a los ciudadanos. La
crisis sistémica actual representa una oportunidad
histórica única para que el pueblo se conciencie
definitivamente. El movimiento republicano debe
intensificar la ofensiva. Para ello es imprescindible la
autocrítica y el debate sobre cómo mejorar la lucha. Hay
que "pisar el acelerador". La lucha por la Tercera
República debe ser prioritaria, debe generalizarse y
debe hacerse en todos los frentes. Para combatir la
monarquía, hay que combatir el "Juancarlismo". La
monarquía actual se sustenta en la imagen transmitida a
la población sobre el actual monarca. Hay que deshacer
esa falsa imagen que han transmitido. No hay que pensar
que con la muerte del actual rey vendrá automáticamente
la República. El sistema de propaganda monárquico
procurará, como ya hizo con Juan Carlos, justificar la
institución por la siguiente persona que ocupe el cargo.
Debemos evitar que al "Juancarlismo" le suceda el "Felipismo".
Debemos deshacer la propaganda monárquica
desenmascarándola ya mismo, contrainformando, apelando a
la desconfianza natural de la gente hacia el poder,
haciéndola pensar. A diferencia de Felipe, su padre ha
cometido ya, presuntamente, graves errores que pueden y
deben acabar con la institución monárquica (ésta es de
hecho la principal preocupación de los poderes fácticos
y de los partidos políticos que la apoyan). No se trata
sólo de denunciar el carácter anacrónico e
intrínsecamente antidemocrático de la misma, sino que
además, y sobre todo, se trata de denunciar el mal uso
hecho de ella por el actual inquilino. En mi anterior
artículo
En busca de la Tercera
República,
ya expuse mi opinión sobre la estrategia general a
emplear en la lucha por la República. Me propongo ahora,
humildemente, plantear algunas ideas concretas y
factibles a corto plazo para que los republicanos
consigamos hacer oír nuestra voz de forma más efectiva
en estos tiempos que se avecinan de cierta agitación
social.
1) Hay
que simultanear manifestaciones y actos públicos.
Las manifestaciones por la República deben
celebrarse simultáneamente en las principales
ciudades de todo el Estado y en horas punta en las
que haya más gente en la calle. Por ejemplo, un
sábado de abril hay más gente a las 7 o a las 8 de
la tarde que a las 6 (hora casi de sobremesa). Hay
que llamar la atención de toda la ciudadanía y de
todos los medios de comunicación. Frente a la
censura Real, hay que crecerse, hay que unirse, hay
que coordinarse.
2) Hay que promocionar más las manifestaciones y
actos públicos. La mayoría de la gente no se
entera de su existencia. Los días anteriores hay que
movilizarse en todos los frentes para informar a la
ciudadanía sobre dichos actos. Hay que recurrir a
las octavillas en la calle, sobre todo en el centro
de las ciudades, a colocar pegatinas en los puntos
más concurridos de las mismas, incluidos los medios
de transporte, etc. Hay que promocionar activamente
los actos a celebrar en Internet (tanto en sitios
afines, como sobre todo en los foros de los diarios
más conocidos), en las radios libres, etc. Y hay que
hacerlo con varios días de antelación,
intensificando la campaña a medida que se acerca la
fecha.
3) En las manifestaciones conviene usar lemas más
contundentes y menos "inofensivos". Se trata de
que las personas que acudan a las mismas (muchas de
ellas quizás sólo por simpatía con la causa, pero
sin mucha información sobre la necesidad y urgencia
de traer la República a España), o de que las
personas que se las encuentren por casualidad (por
esto es importante celebrarlas en lugares céntricos
y concurridos de las ciudades), se enteren de
ciertas cosas que no hayan oído nunca. Hay que
recordar que la inmensa mayoría de los ciudadanos
está poco o mal informada sobre los graves déficits
de nuestro sistema "democrático" actual, que sólo se
informa a través de los medios oficiales, que no
conoce la prensa alternativa.
En particular:
-
Hay que resaltar que la monarquía actual es
antidemocrática,
que es heredera de una dictadura, que
practica censura, que es inadmisible que el
Jefe de Estado, además de no poder ser
elegido por el pueblo, esté por encima de la
ley y sin control.
-
Hay que resaltar que la monarquía le
sale cara al pueblo, que nuestro
rey cobra mucho más que el presidente de
cualquier república de nuestro entorno
mientras que no tiene prácticamente
responsabilidades, que mientras los
trabajadores pagan la crisis con la
congelación salarial o el desempleo, a
nuestro rey le suben su, ya de por sí
escandaloso, sueldo, etc.
-
Hay que resaltar que ha habido
denuncias públicas contra el actual rey que
no están siendo investigadas. Que se está
investigando a los acusadores en vez de al
acusado. Que los medios de
comunicación de masas ocultan dichas
acusaciones así como las propias
manifestaciones por la Tercera República.
Hay que hacerle ver al ciudadano que
curiosea alrededor de nuestros actos, que no
es casualidad que no vaya a poder ver en la
tele que se produjeron los mismos. Se trata
de informarle de que son censurados
sistemáticamente, de que en nuestra
presunta democracia hay censura, de que
la libertad de expresión, de prensa, no se
cumple. En definitiva, hay que resaltar
que la monarquía está blindada, legal y
mediáticamente, y que esto es inadmisible en
una democracia.
-
Hay que resaltar que el sistema está
podrido, que no puede aspirarse a una
vivienda digna, a un empleo digno, a una
sanidad digna, mientras el poder no sea del
pueblo, mientras no tengamos verdadera
democracia. Que no es casualidad que la
crisis golpee más fuerte en España, que no
es casualidad que tengamos más paro o más
corrupción. Menos democracia implica más
paro, más corrupción, más desigualdades, más
crisis. La falta de democracia afecta
directamente a las condiciones de vida
cotidianas de los ciudadanos.
-
Hay que resaltar los déficits de
nuestra “democracia” actual: falta
de independencia de poderes, falta de
transparencia, falta de control de la
gestión pública, falta de libertad de
prensa, falta de laicidad del Estado,
inexistencia de igualdad de oportunidades,
justicia al servicio del poder, ley
electoral injusta, represión, torturas,
incumplimiento de los derechos sociales
reconocidos en la Constitución actual, falta
de democracia en las empresas, y sobre todo
hay que resaltar que el poder económico
controla toda la sociedad. Hay que resaltar
que se reprimen, cada vez más, movimientos
populares indiscutiblemente democráticos
(tanto por lo que defienden como por cómo lo
hacen), como por ejemplo, el movimiento por
una vivienda digna. Hay que destacar los
casos de compañeros perseguidos,
encarcelados, que sufren en sus propias
carnes la desproporción de una “Justicia”
que se ceba con ellos, mientras grandes
banqueros o políticos corruptos se ríen de
ella, por no hablar de nuestro rey, que ni
siquiera es investigado, a pesar de las
graves acusaciones vertidas contra él. Hay
que denunciar la persecución de la izquierda
abertzale, pero al mismo tiempo, condenar el
terrorismo y toda complicidad con la
violencia, venga de donde venga. Hay que
reivindicar la lucha pacífica. El
republicanismo debe demostrar que es un
movimiento democrático y pacifista. Hay que
ser coherentes y, a la vez que apoyar a Cuba
en su soberanía, a la vez que condenar su
injusto y desproporcionado bloqueo, condenar
también sus déficits democráticos y
contribuir a erradicarlos por el bien de su
revolución. Un régimen donde su cúpula
permanece invariable, donde el poder es
transmitido entre hermanos, como si
perteneciera a una dinastía “monárquica”, no
puede considerarse democrático (aunque en
ciertos aspectos su “democracia” sea más
participativa que la nuestra). El movimiento
republicano debe dar imagen de coherencia
ante la ciudadanía. Si criticamos nuestra
“democracia” entonces también hay que
criticar las deficiencias de otras
“democracias”. Más nos vale solidarizarnos
con la revolución bolivariana exportada
desde Venezuela hacia otros países de
Latinoamérica. Afortunadamente, en dichos
países, la democracia sí parece estar dando
pasos importantes hacia un sistema donde el
poder resida realmente en el pueblo. La
izquierda debe aprender de sus errores para
volver a tener credibilidad ante la
ciudadanía, para dejar de ser marginal (ver
el capítulo
“Los errores de la
izquierda”
de mi libro
“Rumbo a la democracia”).
-
Hay que resaltar que los medios de
comunicación más conocidos ocultan y
manipulan sistemáticamente la verdad.
Hay que instar al ciudadano a informarse por
otros medios, hay que informarle de la
existencia de prensa alternativa en
Internet. Hay que insistirle en que para
saber la verdad, es imprescindible
contrastar entre versiones opuestas. Hay que
hacerle ver que dichos contrastes hay que
hacerlos entre la prensa oficial y la
alternativa. Que los diarios oficiales
dependen del mismo poder económico y por
tanto son poco plurales. Hay que hacerle ver
que los medios de comunicación de masas
intentan distraernos con cuestiones
secundarias para no hablar de las causas de
fondo de los problemas.
-
Hay que resaltar que organismos
internacionales denuncian a España por sus
déficits democráticos. Que Amnistía
Internacional y la ONU han instado a
nuestros distintos gobiernos (hasta ahora
infructuosamente) a poner medios para evitar
las torturas y los malos tratos policiales,
que abogados europeos han pedido el cierre
de la Audiencia Nacional, tribunal de
excepción heredado del franquismo, que
Amnistía Internacional ha denunciado la
impunidad de los crímenes del franquismo,
que la ONU ha recomendado derogar la ley de
amnistía de 1977, etc.
-
Hay que resaltar la impunidad del
franquismo. Que mientras que en
otros países se declararon ilegales
regímenes dictatoriales anteriores y se
juzgaron los crímenes cometidos por ellos,
aquí en España el franquismo no ha sido aún
declarado formalmente ilegal, ni se han
juzgado los crímenes cometidos, ni siquiera
se ha perdido perdón por los mismos. Hay que
resaltar que los crímenes contra la
humanidad nunca prescriben y no deben quedar
impunes. Que no es posible pasar página si
no se hace justicia. Que no es posible
construir un futuro mejor sin corregir los
errores e injusticias del pasado, latentes
aún en el presente. Que, como dijo Amnistía
Internacional, para pasar página primero
hay que leerla.
-
Hay que resaltar que el pueblo tiene
derecho a elegir entre república y monarquía
mediante un referéndum, que se le
obligó en su día a aceptar conjuntamente
“democracia” y monarquía sin dar ninguna
oportunidad a la república. Ésta debe ser
una de las principales reivindicaciones en
todos los actos del movimiento republicano.
-
Hay que resaltar que República
significa más democracia y por tanto más
libertad y justicia y por tanto mejores
condiciones de vida para la inmensa mayoría.
Hay que insistir en que la República es
NECESARIA. La república debe suponer la
necesaria regeneración democrática de
nuestro país. Hay que adaptar
nuestro discurso a los tiempos actuales, no
debemos empeñarnos en agarrarnos a viejas
fórmulas que, desgraciadamente, “venden”
poco ante el gran público. Si bien es
importante defender también el socialismo o
el derecho de autodeterminación, hay que dar
prioridad a ideas más aceptadas por el gran
público como libertad o igualdad.
Es imprescindible que aparezcan las palabras
democracia y referéndum en los
principales carteles de las cabeceras de las
manifestaciones. La gente debe asociar
república a democracia. La gente debe tener
claro que exigimos más democracia, que
reivindicamos la república pero no queremos
imponerla. Si somos un movimiento
democrático, debemos demostrarlo
ejemplarmente. Reivindicamos que el pueblo
pueda elegir por fin explícitamente entre
república y monarquía, en igualdad de
condiciones. Queremos alcanzar la Democracia
de forma democrática, dando el máximo
protagonismo al pueblo. Por esto debemos
reivindicar un referéndum libre y justo.
Por ejemplo, lemas más
contundentes serían:
-
Por la verdadera democracia, Tercera
República.
-
No a la monarquía antidemocrática, no a la
monarquía franquista impuesta.
-
No a la censura Real, no al blindaje
mediático y legal de la monarquía.
-
Referéndum por la República, ya.
-
Por un debate público y libre sobre el
modelo de Estado.
-
Más democracia, menos corrupción. Por la
igualdad ante la ley.
-
Libertad, igualdad, fraternidad.
-
Socialismo = democracia económica.
-
Por la democracia participativa y directa.
-
Porque los derechos humanos no sean papel
mojado.
-
Que investiguen al Rey.
Sin transparencia ni control no hay democracia.
4) En las manifestaciones hay que
repartir octavillas, especialmente a los curiosos,
no tanto a los que acuden a las mismas, no tanto a
los que ya estamos concienciados sobre el tema.
Se trata de ganar adeptos a la causa, de convencer a
ciudadanos que no están informados. Éste debe
ser el objetivo principal de estas manifestaciones,
que cada vez se apunte más gente a la causa
republicana. Sería deseable no abrumar al ciudadano
con exceso de octavillas. Sería recomendable que
todas las organizaciones que participan en cualquier
manifestación se pusieran de acuerdo para repartir
una sola octavilla con las principales ideas
(resumidas y concisas), por ejemplo con el
manifiesto conjunto, y también sería deseable
promocionar ciertos libros, ciertas páginas de
Internet (de organizaciones republicanas, de prensa
alternativa, etc) que despierten la curiosidad del
ciudadano para que se pueda informar más sobre el
tema. Pero no hay que abrumarlo de exceso de
información desorganizada, sino lo "espantamos".
Tenemos que saber "vender la causa", hay que usar
ciertas tácticas de "marketing". Además, sería
deseable que al acabar los actos, se repartieran las
octavillas por los alrededores a los transeúntes,
hasta agotarlas. En las octavillas repartidas hay
que indicar también que se celebran todos los años
manifestaciones en las mismas fechas y que dichos
actos son censurados sistemáticamente por los medios
de comunicación de masas, especialmente la
televisión.
5)
En las manifestaciones, además de a los cánticos, es
necesario también recurrir a las arengas. En
éstas, se debe informar al ciudadano sobre
cuestiones que no conoce, se debe concienciar sobre
la inexistencia de auténtica democracia, en
particular, se deben emplear los lemas mencionados
anteriormente. También es imprescindible que
estemos todos más activos en las manifestaciones.
Estamos muy "apagados", demasiado tímidos. Se ve
poco entusiasmo, poca fe en las reivindicaciones.
Debemos ser más combativos, pero siempre con métodos
pacíficos, sin extralimitarnos, sin dar excusas a
las fuerzas policiales para intervenir. Tenemos que
denunciar claramente al sistema pero con cuidado de
no caer en sus trampas, sin llegar a la "injuria",
tan deseada por él para reprimirnos, para
amedrentarnos, para desprestigiarnos. Debemos estar
más convencidos de nuestras reivindicaciones.
Debemos transmitir seriedad, ilusión y entusiasmo.
¿Cómo vamos a convencer a los ciudadanos que nos
ven, si nos manifestamos casi en silencio, si
prácticamente nos limitamos a pasear y nos
conformamos con agitar, apenas, las banderas, si nos
limitamos a poner una cinta pregrabada con nuestros
cánticos, no digamos ya si nos ven (a unos pocos)
haciendo el "botellón"?. Debemos ser más serios a la
hora de manifestarnos, sino, estamos condenados a
que nos vean sólo como unos cuantos nostálgicos e
idealistas que se limitan a reunirse un par de veces
al año, sino, nuestras manifestaciones se convierten
casi en actos semi-lúdicos, en actos puramente
sociales. No nos engañemos, muchos de los que nos
ven "desfilar" piensan que somos "cuatro pringaos",
que no tenemos nada que hacer. No imponemos respeto,
no damos miedo al sistema. Éste no se siente para
nada amenazado ante semejante "movimiento"
republicano desunido, descoordinado, tímido y
autorreprimido. Si somos la vanguardia del pueblo,
si se supone que somos más activos, si se supone que
somos más luchadores, debemos demostrarlo. ¡Pobre
sociedad ésta en la que el espíritu de lucha sólo
permanece, bajo mínimos, en una minoría que resiste,
minoría que muestra poca fe en lo que reivindica! Si
queremos combatir la pasividad del conjunto de los
ciudadanos, debemos primero combatir nuestra propia
pasividad, nuestra pereza, nuestra comodidad,
nuestra timidez.
6)
En los días siguientes a las manifestaciones, hay
que denunciar, en todos los frentes,
especialmente en Internet, y especialmente en los
foros de los diarios más conocidos, las posibles
censuras informativas sobre las mismas. Son
ocasiones muy buenas para que la gente vea que se
practica censura sistemática. Es una forma muy clara
de que el ciudadano vea que esto no es realmente una
democracia. Es una oportunidad de ir ganando adeptos
a la causa. Hay que aprovechar todas las ocasiones
en las que el sistema se pone en evidencia.
7) Los militantes de los principales partidos
políticos y sindicatos deben presionar a sus
dirigentes para acudir a las manifestaciones. No
puede ser que a la manifestación por la Tercera
República, no acudan, por ejemplo, los dirigentes de
IU o del PCE. No sólo deben movilizarse todas las
organizaciones republicanas, también deben hacerlo
todos los partidos políticos y sindicatos que apoyen
el republicanismo. No sólo se trata de enviar a las
manifestaciones a las juventudes correspondientes,
hay que movilizar a toda la militancia, dando
protagonismo especialmente a la más experimentada.
El movimiento republicano da imagen de inocencia, de
estar poco maduro, de estar demasiado "verde". Sin
unidad ni movilización generalizada, no tenemos nada
que hacer.
8)
Hay que promocionar la causa republicana también en
manifestaciones que no tengan que ver exclusivamente
con la República, en todas aquellas ocasiones en las
que haya que defender causas justas. En las
manifestaciones contra la crisis, contra la guerra,
contra la precariedad laboral, contra los despidos,
contra la privatización de los servicios públicos,
etc. En las reivindicaciones laborales y en las
huelgas, junto a los sindicatos, aunque tengamos
poca fe en ellos. En las reivindicaciones políticas,
junto a los partidos políticos de masas. Es
especialmente importante estar también en aquellos
actos de la presunta "izquierda", la causa
republicana debe también expandirse entre los
militantes y votantes del PSOE, muchos de ellos
engañados por sus dirigentes, por las siglas, por
las etiquetas. Asimismo, también debe promocionarse
la causa republicana entre los seguidores de todos
los sindicatos. Debemos acudir a donde esté la
gente, allá donde haya "potenciales" republicanos.
El ciudadano debe acostumbrarse a ver banderas
republicanas siempre que vea alguna protesta
popular. Es especialmente importante que la
causa republicana sea cada vez más conocida por toda
la ciudadanía y por tanto hay que llevar las
banderas y hay que repartir panfletos de propaganda
republicana allá donde acuda la ciudadanía. Esto ya
se viene haciendo en parte desde hace tiempo, pero
hay que hacerlo aún mucho más, hay que intensificar
la propaganda republicana ahora que se avecinan
movilizaciones populares. Éste es el momento de
"poner toda la carne en el asador". Quizás no
tengamos otra oportunidad.
En definitiva, se requiere más activismo (en la
calle y en Internet, a nivel colectivo y a nivel
individual), más organización, más unidad,
más coordinación (sobre todo a nivel estatal),
más contundencia, más presencia en los actos
de masas, más entusiasmo, más fe en las
propias posibilidades del movimiento republicano.
Debemos ir aprendiendo de nuestros errores, para que
cada manifestación sea más concurrida, para que el
movimiento republicano siga creciendo, para que la
República esté cada día más cerca. No debemos olvidar
que el objetivo principal de toda manifestación por la
República es ir ganando adeptos, y todos nuestros
esfuerzos deben concentrarse en dicho objetivo. Es
verdad que tenemos pocos medios, pero debemos
precisamente por esto, gestionarlos mejor. No
desperdiciemos las octavillas repartiéndolas a los que
sabemos que ya están con nosotros, compartamos gastos
entre todas las organizaciones para hacer una octavilla
conjunta, para hacer una única pegatina de promoción de
nuestros actos, usemos Internet, hagamos más ruido,
proclamemos bien en alto nuestros argumentos, seamos más
insistentes. Hay que concentrar los recursos sobre todo
en la promoción (de los actos antes de realizarlos, de
la causa republicana entre los que no la conocen). Es
decir, la propaganda debe priorizar todos nuestros
esfuerzos y medios. Hay que concienciar a los ciudadanos
sobre la falta de democracia, hay que informarles de
aquello que nosotros sabemos pero ellos no. Hay que
"despertar" al ciudadano medio. No es suficiente con
agitar las banderas tricolores. No es suficiente con
pasear un par de veces al año por el centro de Madrid,
como si paseáramos por el Retiro.
¡La República hay que traerla, no
vendrá sola! ¡Ante las dificultades, debemos crecernos!
¡Impliquémonos todos activamente! ¡Mejoremos la lucha!
¡Desprendámonos del sectarismo y del dogmatismo! ¡Seamos
abiertos a la crítica constructiva!
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