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Todos
los españoles aspiramos a tener “la casa”. Debe ser algo
inherente a la idiosincrasia de nuestro pueblo. A lo largo de la historia,
hemos intentado dos veces construirnos” la casa”, pero en
ambas ocasiones los huracanes, los truenos y las tormentas de la sinrazón,
unidos, quizás, a la precariedad de la construcción, hicieron que “la
casa” se cayera aplastando a los que moraban en ella.
Después
de la última tragedia, algunos buscaron “la casa”
allende nuestras fronteras, otros estuvieron viviendo debajo de un puente
esperando que la climatología mejorara para iniciar la reconstrucción de “la
casa”, otros murieron añorando “la casa” y
otros simplemente se adaptaron a vivir en precario y se olvidaron de ella.
Pasados 40 años de penurias, el clima mejoró un poco, pero las condiciones
habían sido tan duras que algunos renunciaron a “la casa”
con tal de tener una chabola en la que guarecerse de los huracanes y las
tormentas. Otros dentro y fuera de España, después de 75 años desde el último
intento, seguimos aspirando a construir “la casa”.
Como
no podría ser de otra manera y de acuerdo con nuestro carácter, cada español
tiene en su cabeza una idea diferente de cómo debería ser “la
casa”. Para unos debería ser roja, para otros verde, unos la
prefieren grande y espaciosa, otros austera y funcional, algunos más
atrevidos la prefieren rica en ornamentos y donde abunden los colores. Pero en
definitiva, lo que no debemos perder de vista, es que todos anhelamos “la
casa”.
“La
casa”, básicamente, debe tener buenos cimientos. Unos cimientos
basados en los principios de libertad, igualdad y solidaridad
asegurarán que la casa no se derrumbe en cuanto haya el más mínimo
movimiento de tierra. Unas buenas paredes fabricadas de laicismo,
asegurarán la independencia de “la casa” y consolidarán
su fortaleza frente a la sinrazón y el fundamentalismo que durante tantos
siglos han impedido su construcción. Un tejado en donde los tres poderes, el
ejecutivo, el legislativo y el judicial estén perfectamente
ensamblados pero nítidamente separados, darán el último toque a “la
casa”.
Así
construida tendremos “la casa”, una casa muy básica y
sencilla, pero suficiente para darnos cobijo y poder vivir con dignidad. Después
podremos discutir sobre la decoración de “la casa” y
sobre las mejoras o la distribución a efectuar en la misma, pero por lo menos
ya tendremos “
Ahora
no tenemos nada.
Por
la creación de una plataforma unitaria de partidos, asociaciones, colectivos
y ciudadanos a favor de la instauración de
Queda menos de un año. Hagamos de cada elección un referéndum. Se
irán corriendo,
¡Viva