Entrevista a José Luis Pitarch,
presidente federal de Unidad
Cívica por la República
UCAR
2 de Noviembre de 2009
Las gentes de izquierda siempre hemos
tendido a la generalización negativa
sobre ciertos colectivos. Curas obreros,
militares progresistas y/o
revolucionarios jamás se han podido
librar de las suspicacias, de los
recelos, del ojo vigilante de los
puristas. Los puros entre los puros, los
guardianes de las ortodoxias, no han
comprendido nunca la grandeza de la
democracia social robespierrista,
imantadora y magnetizante para muchos
estratos de las clases dominantes,
capaces de unirse al bando de los
pobres, dejando atrás el pan y las rosas
que les correspondían desde la cuna.
La conferencia que impartirá José Luis
Pitarch en Granada el próximo jueves 5
de noviembre, significa sólo un pequeño
esfuerzo por desentrañar la maraña de
equívocos, una apuesta asociativa
decidida a resituar en el plano de la
actualidad republicana a la milicia
democrática española, tan castigada, tan
minusvalorada, tan olvidada, incluso
entre nosotros. |
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José
Luis Pitarch Bartolomé, socio fundador de la
Unión Militar Democrática, combatiente
antifranquista en las filas del Ejército
afranquistado, enemigo de golpistas y de ultras,
prisionero de la ignominia, exiliado ya en los
años del felipismo por amenazas de milicos y
militarotes. Comandante de Caballería en la
reserva, profesor de Derecho Constitucional y de
Ciencias Políticas en la Universidad de
Valencia, presidente de Unidad Cívica por la
República, hermano del general Pedro Pitarch (ex
jefe del Eurocuerpo). Liberal a lo Riego,
compañero de viaje de los comunistas en Esquerra
Unida, heroico representante de la
intelectualidad batalladora contra la Monarquía
Borbón.
UCAR-Granada realizó esta entrevista a través de
Internet, a fin de convertirla en sabroso
aperitivo de la clase magistral de
republicanismo cívico-militar que podremos
degustar en cuestión de días.
¿Desde cuando militas en el movimiento
republicano? ¿Cuándo comprendiste que el actual
régimen borbónico es perjudicial para los
destinos de España?
-Desde que comprendí en profundidad --tras
desprenderme de tantos barnices y tintes
fascistoides con que fui embadurnado primero en
mi familia y en el colegio de curas (misa y
rosario incluidos todos los días del año), luego
en casi un lustro de Academias Militares,
después en las salas cuarteleras de oficiales,
tan honrados personalmente como ideologizados en
la ignorancia de la auténtica Historia de España
y en el desprecio a la democracia-- que no puede
haber libertad y justicia sin democracia, y que
el fin natural de una sociedad democrática es la
República. Optar por la República equivale a
defender la democracia.
Desde tu óptica privilegiada de
constitucionalista, ¿Consideras que se puede
avanzar hacia la Tercera República
utilizando los instrumentos reformardores de
la Constitución de 1978?
-Es como preguntar si el Papa se puede hacer
mahometano, o si el Partido Popular (PP) puede
defender verdaderamente los intereses más hondos
del pueblo cuando está maridado al gran dinero,
al gran negocio, etcétera (aunque tenga muchos
militantes de buena fe que lo ignoren). La
famosa “transición” fue en realidad
“transacción”, pacto forzoso bajo enormes
trágalas y guetos impuestos por los franquistas
más astutos o inteligentes, trágalas que llegan
hasta hoy (ver juicios aberrantes del franquismo
sin anular, guerrilleros antifranquistas sin
reconocer su lucha contra el fascismo --caso
único en Europa--, militares de la UMD sin
rehabilitar plenamente, o el pueblo toledano al
que en la guerra impuesta por el fascismo
arrancaron su nombre, “Azaña”, y 73 años después
continúa con el del Regimiento franquista que lo
tomó a cuchillo. ¡Menuda reconciliación!).
La Constitución de 1.978 --que tiene partes
francamente buenas, por ejemplo en “derechos
fundamentales”, donde ha copiado bien a la
alemana actual-- tuvo entre sus “padres” a
personajes con las manos llenas de sangre de
demócratas, así Fraga. Esto es, la Constitución
formó parte de la “transacción” y del tupido
velo para gatunamente legitimar los crímenes de
lesa humanidad de la dictadura. Y consagró o
culminó la “democracia otorgada”, la
monarquía-por-la-gracia-de-Franco, y el Rey que
al césar marroquí le vino en gana, sin siquiera
tener derecho dinástico a ello, el Rey del
“Movimiento Nacional”.
Todo lo cual blindaron desde el Artículo 1º (“el
Estado español es una monarquía”), y luego en el
57 (Juan Carlos Rey, e ídem sus descendientes).
Con la barbaridad añadida de situar “la Corona”
en un Título por delante de las Cortes (Congreso
y Senado), algo inédito en las Constituciones
españolas, a la vez que la propia Constitución
actual se llena la boca de decir que “la
soberanía reside en el pueblo, del que emanan
los poderes del Estado”, y que “las Cortes
representan al pueblo español”. El pueblo
español, en definitiva, queda por detrás de “la
Corona”. Suena a Edad Media, o a Antiguo
Régimen.
Por otra parte, el procedimiento de reforma de
la Constitución, en lo que atañe al Rey, es
complicadísimo (Art. 168), aunque desde un punto
de vista técnico-jurídico sí sería posible
llegar a la III República por esta vía del Art.
168. Pero muy difícilmente, debido a las
mayorías requeridas en Congreso y Senado por dos
veces (pues una vez aprobada la reforma por
ambas Cámaras hay que disolver ambas, convocar
nuevas Elecciones, y repetir la faena con las
Cámaras nuevas). Y, además, será preciso también
un referéndum que ratifique la reforma.
Hay otro eventual instrumento reformador,
contemplado en el Art. 92 de la CE., el
“referéndum consultivo” para “decisiones
políticas de especial trascendencia”. Pero debe
convocarlo el propio Rey, y, por otro lado, ya
decimos, lo que resulte de este referéndum no es
eficaz o “ejecutivo”, no obliga. Es una consulta
no vinculante.
¿Cómo le explicarías a las nuevas
generaciones de españoles lo que fue la
Unión Militar Democrática?
-La “Unión Militar Democrática” fue una
asociación clandestina de militares
demócratas surgida en los últimos tiempos de
Franco. La mayoría con el empleo o grado de
capitán, aunque también, no pocos,
comandantes. Y de algunas otras
graduaciones, más minoritariamente. Unión,
decimos, clandestina, ilegal, obviamente
según las “leyes” de la dictadura.
El objetivo y razón de ser de los “úmedos”
era informar y despertar las conciencias de
otros compañeros militares sobre el papel
espurio que llevaba cuatro décadas
desempeñando el Ejército como puntal básico
de un régimen antidemocrático, homicida y
pisoteador de los derechos humanos. Y, desde
otra perspectiva congruente, teníamos el
propósito y finalidad de “mojar la pólvora”
de los militares que pretendían que el
franquismo continuara básicamente
controlando España después de Franco, para
lo cual estaban dispuestos a dar golpes de
estado.
Una docena de miembros de la UMD (del grupo
de Madrid) fueron detenidos y condenados a
penas de prisión, en un juicio con ribetes
de linchamiento. Y, aunque dé vergüenza
decirlo, tal juicio acaeció cuatro meses ya
muerto Franco y reinando su designado a dedo
como sucesor, Juan Carlos. Quien también era
Jefe supremo de las Fuerzas Armadas que
despacharon aquella parodia de juicio. No
detuvieron y condenaron a más “úmedos” para
hacer creer a la ciudadanía española y a los
observadores internacionales que la UMD no
eran más que cuatro gatos localizados en
Madrid. Sin embargo, el mayor núcleo estaba
en Barcelona, y había grupos de UMD por todo
el país, y por el norte de África y el
Sahara.
¿Se puede ser, a la vez, militar y
republicano? ¿Existen muchos tópicos
reduccionistas sobre los militares, en
relación a su actitud ante determinados
cambios sociales o revolucionarios?
-Evidentemente se puede ser. Así sucede en
la inmensa mayoría de países del mundo,
desde EEUU, China, Alemania, Francia,
Italia… a Uruguay, Argentina, Argelia o
Sudáfrica. Un militar es un funcionario del
Estado, el cual puede ser monárquico (muy
pocos) o republicano (la gran mayoría).
En cuanto a la actitud de un militar ante
los “cambios”, los uniformados tienden
mayoritariamente a ser conservadores en
cualquier país, lo mismo que los jueces, los
médicos y, en general, las personas con una
posición consolidada y un sueldo seguro.
Aunque siempre ha habido un sector de
militares progresistas. En mi reciente libro
“Memoria irredenta del franquismo”, hay un
anexo que es una conferencia mía en el Club
de Amigos de la UNESCO de Madrid titulada
“Militares progresistas en España: de Riego
a la Unión Militar Democrática”; donde me
ocupo de tal tema.
¿Qué te provoca Hugo Chávez, el presidente
venezolano? ¿Conoces el grado de implicación
decisiva de las Fuerzas Armadas en la
Revolución Bolivariana?
-Lo de Hugo Chávez es un fenómeno político
de enorme trascendencia y que implica un
cambio de época y de paradigma en la
posición, hasta ahora colonial, de toda
Latinoamérica respecto al gran amo del
Norte. Por eso, pese a sus defectos,
representa una enorme esperanza.
Mas Chávez es un “caudillo”, y esto tiene
sus inconvenientes, entre otros su sucesión.
Sin olvidar el peligro de ensoberbecerse.
Por otra parte, no hubiese podido realizar
lo que está haciendo si no tuviera la enorme
riqueza del petróleo. Pero el saldo de su
larga presidencia es altamente positivo para
los que siempre fueron olvidados, abusados,
expoliados por una infame oligarquía
económica y política.
Para muchos integrantes de las Fuerzas
Armadas venezolanas --general,
tradicionalmente cercanas al poder
oligárquico-- el chavismo ha sido un shock,
y Chávez ha tenido que refrenar a muchos
mandos. Pero, al crear unas milicias
politizadas y fidelísimas a él, constituye
un contrapeso al poder “político” del
Ejército. Y esto, en un país con
insuficiente tradición y experiencia
democrática, no es nada malo para los más
pobres y preteridos.
¿Te estimula visitar Granada para charlar de
republicanismo con jóvenes estudiantes?
-Granada, maravillosa ciudad que he visitado
muchas veces. Trágicamente, mi vivencia de
ella siempre lleva consigo la acordanza de
unos militares asesinos de Federico
(“Mataron a Federico/ cuando la luz
asomaba./ El pelotón de verdugos/ no osó
mirarle a la cara.”).
Hablar de República con los jóvenes es
importante, porque éste nuestro es
demasiadas veces el país de la confusión, de
la Historia mentida y mal explicada. Hay que
explicar a los jóvenes que la República dos
veces llegó democráticamente y sin una gota
de sangre, y dos veces fue fusilada por la
España varada desde Trento, por la media
España negra de que hablaba Machado. Hay que
decirles que la República es un régimen
político y moral superior a la monarquía. Y
pedirles que se lean el Artículo 23.2 de la
Constitución: todos los ciudadanos tienen
derecho a acceder a todas las funciones y
cargos públicos. ¡Qué gran violación de este
importante precepto de la Constitución, y
del principio de igualdad ante la ley (Art.
14 de la misma), el que la más importante
función y cargo público del Estado se los
queden en propiedad un señor y sus hijos y
nietos!
En
tu alto cometido de presidente a nivel
estatal de nuestra asociación, ¿En qué
debemos perseverar? ¿Qué debemos mejorar?
--Impulsar la “lucha ideológica”, para
llegar a la gente y explicarles lo que dice
José Luis Sampedro con la lucidez de sus 93
años: lo grave no es la maldad de los malos,
sino el silencio de los buenos.
En esta perspectiva, informar por qué la
República es un régimen más justo, digno y
moral que retener el más alto puesto y
función del Estado como propiedad de una
familia.
Con otras palabras, explicar que “la familia
real” se apropia de una parte de la
Soberanía que corresponde al pueblo, a los
ciudadanos/as.
--Referir a la gente que España se ha
convertido en el último refugio de los
Borbones, expulsados del trono de Francia
hace 180 años, y del de las Dos Sicilias
hace 150.
--Explicar que el movimiento republicano no
es cosa “de rojos”, sino de todos los
ciudadanos progresistas y liberales de
diversos idearios o creencias; como lo
fueron nuestras I y II Repúblicas. Sin
dichos aportes, solidaridad, sinergia, será
difícil contrarrestar el enorme poder que
aún conserva el tardofranquismo
reaccionario.
Denunciar que este tardofranquismo, todavía
detentando posiciones de mucho poder
político e ideológico, no ha querido una
auténtica Reconciliación, no le interesaba
un “abrazo de Vergara”. Por mala conciencia,
por egoísmo, y por miedo a que España dejara
de ser el único país de Europa con la más
absoluta impunidad del fascismo. Sólo ha
querido una “reconciliación del embudo”, sin
reconocimiento alguno a la legitimidad de la
II República.
Por tanto, es preciso llamar a una gran
confluencia de los numerosos grupos e
iniciativas republicanas actualmente en
marcha por toda España.
--REGENERACIÓN: aquilatar, explicar esta
palabra y concepto clave en nuestro quehacer
y horizonte: República, igual a
Regeneración.
Y República igual a superación de los
lastres históricos
tridentinos-inquisitoriales; los del
caciquismo que llega inverecundamente hasta
hoy mismo (ver, verbigracia, red y urdimbre
de Fabra en Castellón); los de una sucesión
casi incesante de dictaduras y dictablandas;
o los de una ideología militar, de parte de
los militares, que todavía hoy echa las
patas al aire (ver generales José Mena o
Blas Piñar, coronel Navarro de los Paños,
capitán González Calderón, o el manifiesto
público de cien coroneles integristas en mi
libro de este año sobre la memoria
irredenta).
Y Regeneración/República igual a
erradicación de la CORRUPCIÓN, que parece
inmarcesible en nuestro país, porque viene
de siempre, y llegó al paroxismo en la
vesánica dictadura de Franco, dejando
profunda impronta y crapuloso
acostumbramiento que nos latrocina y
abochorna cada día.
--Reforma de la Constitución, pactada
forzadamente por los demócratas con los
francofascistas tales que Fraga y Cisneros;
como primer paso antes de una Constitución
republicana, si no fuera posible ésta
directamente.
El Estado español debe ser “federal”; igual
que Alemania, Austria, Bélgica, Suiza,
Rusia, USA, Canadá, México, Venezuela,
Brasil, Argentina, Nigeria, Sudáfrica, la
India, Australia, etcétera, que tienen
motivos iguales o inferiores que España para
el federalismo.
Acabar con la ficción del Senado tal como lo
configura la Constitución actual.
Prácticamente casi inútil, salvo como
“agencia de colocación” de políticos con
buen sueldo y otros gajes.
Cambiar la escasamente democrática Ley
Electoral en vigor, con sus listas cerradas
y bloqueadas, que consagran la obediencia
estricta y subordinación del elegido a la
cúpula de su partido, no a sus electores, so
pena de no volver a ir en una lista
electoral.
--República igual a Democracia, a una
Democracia mejor (la democracia siempre es
un horizonte hacia el que avanzar). España
arrastra un gran déficit histórico de
Democracia. Aún hoy, por ejemplo, tenemos un
“rey soldado”, a la manera (en el fondo) de
Alfonso XIII, por no decir de Franco; un Rey
que es, demasiado, “un militar”. Esto no
sucede en ningún país avanzado del mundo.
--Laicismo, separación nítida de Iglesia y
Estado, demasiado en coyunda, lo que no
sucede prácticamente en ningún país del
mundo. Superación de un Concordato
“constantinista” (por el emperador
Constantino, siglo IV).
--Plena rehabilitación de los últimos
soldados de la República, nuestros
guerrilleros antifascistas de los años
cuarenta y cincuenta. Ídem de los Generales
“leales” Vicente Rojo, Escobar, Aranguren,
Núñez de Prado, Romerales, Batet, Caridad
Pita, Salcedo, Campíns, Azarola... como del
gran coronel Joaquín Pérez-Salas, de
Virgilio Leret, de Burillo, Álvarez-Buylla,
De la Puente Bahamonde, y tantos más
abyectamente fusilados. Y de Lluís Companys,
Peiró, Zugazagoitia, los Rectores Peset
Aleixandre y Leopoldo Alas, etc, etc.
--Finalmente, o lo primero: España no tendrá
un régimen legítimo, estará en interinidad,
hasta que no se dé un referéndum
monarquía/República.
¿Cual es tu visión de la Tercera República
Española?
-La III República significará la tercera
regeneración democrática. Y significará la
devolución de una parte de la soberanía o
señorío político --que retiene una familia
apellidada Borbón-- a los ciudadanos. Pues,
residiendo la soberanía primigenia en el pueblo,
en sus mujeres y hombres, sucede aquí como con
la dignidad o la virginidad, que sólo se pueden
tener enteras.
La III República significará también superar, al
fin, el atraso del rancio pensamiento
nacional-católico que sepultó tantas esperanzas.
Que prevalece, al fin, el pensamiento
liberal-popular, liberal-republicano. Que los
que siempre se han creído amos únicos de la
historia de España, los eternos inquisidores, ya
no podrán más considerar a España, como
escribiera Araquistáin, “tierra de conquista”.
Amamos la República porque la necesitamos. Como
se ama a una mujer o un hombre, como se ama a la
primavera, como se ama al amor. Y sentimos que
todo el edificio político de la “transición”
quedará en farsa mientras no haya un referéndum
monarquía/república. Hasta ese momento, España
está y seguirá estando en interinidad.
Interinidad política, moral y jurídica.
Posdata: El amigo y compañero Pitarch
también aprovechará su paso por la ciudad de
los cármenes para presentar su último ensayo
político, "Memoria irredenta del
franquismo. La reconciliación del embudo",
publicado por Flor del Viento, cuya
contraportada dice así:
La automitificada “transición” fue en verdad
“transacción”, bajo horcas caudinas o coacción
de los franquistas pactantes con los demócratas
(y, si no, no había democracia, partidos,
elecciones libres). Tal semichantaje, con su
lote de guetos y trágalas, habían de configurar
a España como el único país de Europa, casi del
mundo, con absoluta impunidad del fascismo.
Nadie tendría responsabilidad por el mayor
magnicidio de la historia celtíbera, el
fusilamiento de la II República, ni por los
crímenes y latrocinios de la dictadura,
realizados por los socios y herederos españoles
de Hitler y Mussolini. Y todo ese tinglado
político incluía un monarca designado
digitalmente por Franco, bajo curatela del
Ejército del caudillo, ejército síndico del
“atado y bien atado”.
Algunos de estos polvos mantienen hasta hoy sus
lodos, somos el solo país europeo que no ha
reconocido cabalmente a los “resistentes” o
combatientes antifascistas, aquellos últimos
soldados de la República que no se rindieron en
1.939, ejerciendo el sagrado derecho de
resistencia armada a la tiranía. Tampoco se
atreve nuestra democracia a testimoniar pleno
agradecimiento a los militares que, desde la UMD,
pidieron el fin de la dictadura y se jugaron
todo para quemar la pólvora golpista a sus
compañeros más agrestes, dispuestos a impedir
que llegase la democracia, y, si llegaba, a
masacrarla, igual que habían hecho con la
República.
Así, la democracia de que tanto alardeamos ha
mantenido, treinta años rigiendo la
Constitución, a más de cien mil españoles
asesinados ferozmente y enterrados sin nombre
por zanjas, pozos y barrancos, y aún no osa
anular los aberrantes juicios sumarísimos del
franquismo. Ni siquiera conocemos todo lo que
pasó el 23-F, ni cuánto sabía de ello el rey. Y,
mientras el hospital de la Seguridad Social de
Burgos lleva el nombre de Yagüe, y Franco
cabalga en la capitanía general de Valencia, con
su escudo fascista presidiendo la puerta
principal, no hay una calle ni costanilla en
Valencia a nombre del valenciano General Vicente
Rojo, ni han devuelto al pueblo toledano “Azaña”
su nombre de siglos que le robaron en 1.936
sustituyéndolo por el del regimiento que lo
“conquistó” para Franco. ¿A esto llaman
“reconciliación”? ¿A este seguir pagando
hipotecas que impuso el franquismo? ¿Hasta
cuándo?