El himno de Riego en
Melburne
David Piñeiro
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Menuda se montó con la supuesta equivocación del trompetista de Melbourne en
Australia. Casi se arma una crisis de Estado porque un hombre toca las notas
del que fuera durante la República el himno de todos los españoles, el himno
constitucional, que nadie lo olvide, porque lo que actualmente se tiene por
himno nacional no es más que una horrible marcha militar que entonaba el
cuerpo de Granaderos en el siglo XVII cuando desfilaban ante el rey, antes
de partir a la guerra. Fue Carlos III quien la eligió como Marcha de Honor
para los actos públicos donde aparecía él. De ahí que empezara a llamar
Marcha Real y luego Himno Nacional. En 1812, cuando se proclaman las
primeras libertades en España, con la Constitución de Cádiz, las Milicias
Nacionales adoptan el Himno de Riego, un canto a la libertad y a la
Constitución. En 1931, con la proclamación de la Segunda República, se
restaura el Himno de Riego como Himno Nacional, como Himno Constitucional y
se añade a la bandera el color morado, que representa el color de los
Comuneros de Castilla, el color de la lucha por las libertades de la nación,
unido al himno que llevaba el nombre de quien más había luchado en España
por la Constitución y las libertades, Riego. Fue el dictador Franco, enemigo
de constituciones y libertades, quien abolió el Himno de Riego, como
destruyó todo lo que le sonaba a libertad, y volvió a imponer como himno
nacional la marcha militar del cuerpo de Granaderos. Lo que sorprende a
cualquier español con memoria histórica y con sentido común no es que el
trompetista australiano se haya equivocado, sino que se monte un escándalo
tal por semejante equivocación, porque en Melbourne se tocara el himno que
canta a la libertad en lugar del que canta a “las caenas”. En todo caso, ya
que gracias a tal equivocación se abre el debate sobre los himnos, lo que
realmente nos sigue sorprendiendo es que tras la cacareada transición, los
padres de ella, no se hubieran dignado en restituir como himno nacional en
1978 el himno de Riego, el más constitucional de todos, el que lleva por
nombre de aquél asturiano de Tuña, al que ahora todo el mundo, hasta la
derecha, le quiere rendir homenaje, el general Riego, que fue ejecutado en
Madrid, precisamente por un rey Borbón, por defender y proclamar la
constitución, contra la dictadura y la felonía del más criminal de los reyes
que jamás tuviera nuestra patria, Fernando VII de Borbón, el tatarabuelo del
actual rey de España. Le rinden homenaje pero de mentira y en voz baja,
porque tienen miedo de pronunciar su nombre. La República instauró el Himno
Nacional de las Cortes de Cádiz, el Himno de Riego. Franco nos impuso el de
los reyes, una marcha militar; la libertad estaba prohibida. La Constitución
de 1978 se hizo a la sombra de Franco, bajo la amenaza de los sables y tomó,
participando quienes participaban en la redacción, gran parte de la letra y
toda la música del franquismo, como el dictador lo había dispuesto: todo
quedaba atado y bien atado, también los españoles. La culpa de todo la tiene
un mal trompetista que se equivoca en Australia y elige el himno anterior,
el de la libertad, el de Riego. Como hace unos días decía Haro Tecglen,
“Franco se estremece en la tumba y sus hijos braman editoriales. Son los
guardianes de la guerra civil. El fascismo”.