TODOS los años son el año
de algo, pero hay algunos, como el pasado y como éste, que conmemoran en números
más o menos redondos sucesos de origen español que, sobre la trascendencia
que tuvieron para nosotros, conmocionaron al mundo. Es el caso de la publicación
de El Quijote , cuyo 400 aniversario se celebró en 2005 con gran
aparato de cuchipandas y, lamentablemente, escasa cosecha de nuevos lectores,
y lo es ahora también, en este 2006 que ensaya torpe sus primeros pasos, el
advenimiento de la II República Española, que llegó jubilar y pacífica,
democrática y moderna, aclamada y esperanzadora, hace 75 años.
La importancia del suceso, pese a lo efímero de su existencia, pese al golpe
brutal y mortal que le asestaron los partidarios del atajo violento y de la
dialéctica de las pistolas cuando apenas había cumplido cinco años de vida,
se aprecia hoy en toda su magnitud en el recuerdo afectivo y vivo que le
guardan generaciones de españoles que no llegaron a conocer a la República
«en persona», pero sí a través de sus mayores y del testimonio que de
ella, de sus conquistas y de sus ideales, nos legaron sus protagonistas y que
hoy, derruido el muro censor de miedo, mentira y silencio, recuperamos para
reconstruir y restaurar aquello que es más indispensable para una nación que
se quiere orgullosa y civilizada: la memoria. Pero, dueños los españoles de
nuevo de la verdad histórica de cuanto sucedió en la Guerra, conscientes de
qué intereses espúreos y qué sujetos infames la trajeron, sabedores de los
espantos de la tiranía franquista y de la realidad de hambre, violencia y
opresión de su régimen ominoso e interminable, hora es de recuperar el
conocimiento de lo que significó la II República, asesinada por la Guerra
desigual que le hicieron precisamente.
Dieciséis mil colegios construidos en cinco años, salarios dignos,
alquileres justos, libertad, ciudadanía, progreso, imperio de la ley,
honestidad política, ciencia, cultura, dinamismo, proyecto nacional... tales
son algunas de las cosas que ojalá, aprovechando éste aniversario, se
divulguen y se sepan para vencer definitivamente la ignorancia, el tabú y el
olvido.