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No consiento que se hable mal de Franco en mi presencia. Juan Carlos «El Rey» |
Unidad Cívica por la República POR LA III REPÚBLICA, Federal, Laica, Participativa y Solidaria Construyendo la Tercera República - Manifiesto a la ciudadanía
El desarrollo legislativo de esta Ley tiene que subsanar las carencias que no quedaron bien resueltas en su trámite parlamentario y cuyo máximo exponente pasa porque debemos exigir el establecimiento de procedimientos jurídicos por parte de la fiscalía del Estado que permitan la nulidad de oficio de todos los juicios, sentencias, condenas y sanciones de la dictadura, evitando que los afectados tengan que pasar por un nuevo calvario de tener que sufrir la tramitación de sus expedientes de forma individual. La mera aprobación de esta Ley no puede dejar cerrada en falso, o en el silencio, la justa restitución de las reivindicaciones aun pendientes. Consecuentemente, los ciudadanos y las organizaciones políticas y sociales que reconocemos la legalidad republicana en todos sus términos seguimos estando llamados a luchar por un desarrollo normativo justo y progresista de esta Ley.
El resultado de las recientes elecciones generales del 9-M ha mostrado las imperfecciones de este sistema en relación con los valores republicanos que defendemos, fundamentalmente por conculcar la Democracia Radical Participativa que los republicanos queremos para la ciudadanía. El bipartidismo y, mucho mas grave aún, el presidencialismo, es la negación de la pluralidad social. Más aún cuando ello no es resultado de la voluntad de los ciudadanos sino de toda una maquinaria del sistema claramente alineada a disposición de tal fin. El acceso restringido a los medios de comunicación tanto públicos como privados, la simplicidad de los debates políticos monocolor, la cultura de la imagen, de lo superfluo y no en base al programa y los contenidos, la adormidera del pensamiento único que nos invade por todas partes, la antidemocrática Ley Electoral en la conformación de la voluntad popular, etc. etc. han determinado un Parlamento donde las fuerzas políticas que podrían mejor representar una voluntad alternativa a este sistema defendiendo valores republicanos, han quedado mínimamente representadas. El movimiento republicano tiene que volcarse, más si cabe, como siempre lo hemos hecho y hay que seguir haciéndolo, en crear ciudadanía republicana por toda la sociedad, con multitud de iniciativas y propuestas, tantas y tan continuadas en el tiempo como las que florecen en este “abril republicano”, que permita superar este estado de cosas y estos falsos e insuficientes modelos de representación y participación en lo político y en lo social.
Reivindicamos la República como modelo de Estado por ser mucho más justo y democrático que un régimen Monárquico. No es sólo por la Jefatura del Estado sino por los valores que conforman el funcionamiento de la sociedad republicana. La centralidad de los ciudadanos en la acción política y social, la libertad y la igualdad, la supremacía de los Derechos Humanos como referente inexcusable de la acción de gobierno, la educación y la cultura, el laicismo, la democracia radical participativa, la ética personal y colectiva, la paz y la solidaridad, el federalismo, etc. son valores que están mejor garantizados en una República, por ley y por consenso social, y no por ser meros textos declarativos tal como así mayormente figuran en la Constitución monárquica de 1978.
Además, es que el tema de la propia Jefatura del Estado en una Monarquía como la que tenemos (y en otras) supone, como mínimo, un insulto a la inteligencia y al sentir democrático de lo que supone ser ciudadano y no súbdito. Una monarquía que, tal como establece la Constitución, se erige sobre el derecho obsoleto y feudal de la herencia, siendo una contradicción con la Democracia. Con un monarca “irresponsable” ante la Ley, que no puede ser juzgado por tribunal alguno frente la comisión de un delito, es un dislate jurídico que atenta contra los principios básicos del Derecho. Un Jefe del Estado cuya figura es “inviolable”, que no puede ser objeto de críticas, es toda una afrenta a la libertad de expresión. Un Rey elegido por Franco, que juró los Principios Fundamentales del Movimiento y que tiene como misión la de hacer guardar la vigente Constitución es una desfachatez. Un soberano con el poder de ejercer el “mando supremo” de las Fuerzas Armadas, que se arrogan la misión de “defender la integridad territorial de España”, representa una velada amenaza de intervención militar ante la demanda del ejercicio del derecho de autodeterminación. Una Casa Real que tiene la prerrogativa de no dar cuenta pública de sus gastos, pagados a cargo de los Presupuestos Generales, ni de sus negocios y su patrimonio, y sin obligación de declarar IRPF y pagar impuestos como cualquier otro ciudadano, es una afrenta al principio de Igualdad ante la Ley y una burla a la ciudadanía que socava las propias bases de la Justicia.
Desde nuestro compromiso por la Paz y la Solidaridad como valores republicanos, denunciamos la ruptura por parte de ETA del proceso de paz que se inició en la anterior legislatura y que tantas esperanzas había suscitado en la sociedad vasca y española. Los republicanos, desde nuestra más absoluta condena a la violencia y desde nuestra solidaridad con todas las víctimas, seguimos apostando por el mantenimiento de las vías de diálogo que posibiliten acuerdos tendentes a erradicar el terror y que permitan, sin cortapisas, la libre expresión política por métodos democráticos que se ha venido limitando a un amplio sector de la sociedad vasca. Consecuentemente, al tiempo que exigimos a ETA el cese definitivo de las armas, demandamos del Gobierno la suspensión de las actuaciones políticas y judiciales que suponen, como la Ley de Partidos, una criminalización de los movimientos políticos y sociales impidiendo por la fuerza de los hechos el ejercicio democrático de la libertad de expresión y opinión. No obstante, estimamos que sólo en el marco de la República Federal será posible realizar y expresar el derecho democrático y colectivo de la autodeterminación de los pueblos que integran el Estado español.
Igualmente, los republicanos reiteramos nuestro compromiso en la defensa de los Derechos Humanos y del Derecho Internacional como elementos consustanciales para la resolución de los conflictos. Denunciamos que esos derechos son conculcados por los intereses económicos y geoestratégicos de aquellos países y gobiernos, como el de Bush, que hacen de ello su política en contra de los ciudadanos, los pueblos y los organismos de paz internacionales. Es el caso de la ilegal e injusta guerra de ocupación de Iraq, también de Afganistán y el Líbano, la ocupación de Palestina y el genocidio sobre su pueblo en la franja de Gaza, la situación el pueblo Saharaui, la vergüenza y el silencio cómplice internacional sobre las cárceles y vuelos secretos de la CIA y el limbo jurídico de la Base estadounidense de Guantánamo que debe ser clausurada. En este sentido, exigimos al Gobierno del Sr. Zapatero, la retirada de las tropas españolas de todas las zonas de conflicto en misiones que son realmente de ocupación, la desvinculación de nuestro país de la OTAN y la supresión de las base militares extranjeras en nuestro territorio. En esta misma línea, la defensa de los Derechos Humanos nos lleva a luchar contra el montaraz neoliberalismo económico que es causa de la pobreza de los pueblos, de la precariedad de las condiciones de trabajo, del deterioro de los Servicios Públicos en beneficio de lo privado (sanidad, educación, asistencia social, etc.), el ataque despiadado a los recursos naturales y al medio ambiente, las situaciones de desigualdad en derechos y oportunidades para un desarrollo armónico, justo y en paz, etc.
La Laicidad del Estado y de las Instituciones es otro valor republicano fundamental que nos permite denunciar con firmeza los acuerdos adoptados por el Gobierno del Sr. Zapatero con la Iglesia Católica, plegándose a los intereses y presiones de su jerarquía, en relación con seguir manteniendo su financiación y la de la escuela religiosa concertada, la presencia de la asignatura de Religión en el currículo escolar, la ofensiva integrista contra la Educación para la Ciudadanía, su intromisión en el contendido de leyes civiles y, todo ello, en el marco de unos privilegios de todo tipo establecidos por los Acuerdos con la Santa Sede de 1976 y 1979, de raíz y contenidos franquistas, que el Gobierno se niega a denunciar. El laicismo, como concepto que propugna, a la vez que el respeto, la separación de las Iglesias y el Estado, y la defensa de la libertad de conciencia, ideología, pensamiento y creencias, no sólo de tipo religioso, es un reto que todos los republicanos tenemos que seguir combatiendo en esta España del “nacional-catolicismo” que aún tenemos que superar.
Estos y otros valores republicanos son los que defendemos y queremos para nuestro país. Con la República como modelo de Estado. Porque la República no es otra cosa que la gestión democrática del Estado y de lo Público en base al interés general. Por ello, no habrá República de ciudadanos sin democracia y no habrá democracia sin la participación de la ciudadanía. Consecuentemente, los republicanos debemos implicarnos más en la tarea de transmitir nuestros valores, de republicanizar todos los espacios políticos, institucionales y sociales, teniéndolos presentes en nuestra actividad y esfuerzos cotidianos. La República sólo se conseguirá conquistando espacios de poder a las fuerzas monárquicas y conservadoras de las oligarquías políticas, religiosas, financieras y mediáticas que hoy lo detentan. Para ello, todos los ciudadanos republicanos estamos convocados a este ilusionante reto: LA CONSTRUCCIÓN DE LA TERCERA REPÚBLICA PORQUE LA TERCERA NO VENDRÁ, SINO QUE HAY QUE TRAERLA
Madrid, 14 de Abril de 2008 - Por un desarrollo justo y progresista de la Ley de la Memoria Histórica - Por la defensa de los valores republicanos - Por el inicio de un Proceso Constituyente republicano - Por la convocatoria de un Referéndum entre Monarquía y República - Por la Tercera República Española ¡ Viva la República !
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