Como
homenaje a la Defensa de Madrid y sus escritores y artistas en el 70ª
aniversario
Miguel
Pastrana
UCR
8 de noviembre de 2006
El
siguiente escrito corresponde a mi intervención durante el Acto-Homenaje
Unitario de los Partidos políticos, Sindicatos y Asociaciones y Colectivos
sociales que tuvo lugar en el Ateneo de Madrid el 7 de noviembre de 2006 y en el
cual tuve el Honor de participar en compañía de Rosario Sánchez Mora, “La
Dinamitera”. A ella dedico este texto que allí, por motivos de tiempo y
organización, hube de extractar, y ahora reproduzco íntegro. (Nota
del autor)
Salud,
Compañeros y Compañeras.
Por
iniciativa de Unidad Cívica voy a hablaros de Literatura -en tanto soy
escritor- , y de Política, por cuanto toda obra escrita lo es en alguna medida
(ahí tenéis si no "El Quijote")
También
porque, cuando algunos políticos en ciertos lugares parecen interesados en
hablar sólo de gestión, tal vez sea hora de que los escritores hablen -vuelvan
a hablar- de Política.
Al hablaros
de la Guerra, os hablaré un poco como el militar que fui durante nueve años,
licenciado por iniciativa propia y con Honor.
Los
sublevados del 18 de julio, no: por Ley -por la República- fueron expulsados
con deshonor por traidores. A partir de esa fecha dejaron de ser generales y
militares, y se convirtieron en delincuentes; en forajidos.
El 7 de
noviembre de 1936, en Madrid, se enfrentaron dos concepciones de la existencia:
el ¡Muera la inteligencia! ¡Viva la Muerte !, contra Luchar y
saber por qué se lucha. La Cultura es un arma contra el fascismo.
Ontológicamente,
no hay entre ambas equidistancia posible; como no la hay entre la Muerte y la
Vida.
De la
imprescindible labor que tuvo la Poesía en la Defensa republicana, son
reveladoras las palabras del comandante Enrique Líster:
Yo les
estoy profundamente agradecido a los poetas por el importante papel que la Poesía
ha desempeñado durante la Guerra. Lo que representaba como materia combativa,
explosiva, de reforzamiento de la moral de combate y de confianza en la
victoria; de impulso para la realización de actos heroicos individuales y
colectivos. Fue por esos días cuando me di plenamente cuenta de la inmensa
fuerza de la Poesía para despertar en el ser humano todo lo que hay de mejor en
él
(Nota
personal sobre Líster: me alegra saber -por el cartel de la convocatoria de
este acto- que existe una "Asociació pro-Fundació". La merece.
Yo eché de
menos cuando murió -8 de diciembre de 1994-, la pluma de algunos escritores
consagrados de la izquierda. Sobre él, que tanto había defendido la Cultura y
a quien habían cantado los mejores poetas de la II República.
Cierto es
también que a mediados de los años noventa el republicanismo no gozaba aún de
"caché" literario...
Empero,
algunos poetas casi adolescentes que en provincia sacábamos una modesta revista
literaria -no "de Partido"- , le rendimos nuestro pequeño homenaje)
Cuaderno
Literario Uretra, Nº 7, Utrera –Sevilla-, enero 1995 (Nota del
autor)
Los
escritores y artistas republicanos no improvisaron de la nada ni su obra ni su
Compromiso: fueron frutos de un muy sólido proceso intelectual, como refleja la
Ponencia Colectiva del Congreso de 1937.
Compromiso
desinteresado en lo material. Activo, militante y combatiente junto al Pueblo.
Compromiso
con la Razón y la Cultura, y lucha por ellas y desde ellas.
Lograron,
en consecuencia, un arte doblemente emotivo: por bello, y por humano verdadero.
La Defensa
de Madrid nos ofrece una soberana -mejor dicho: una republicana- lección sobre
la importancia de la Poesía frente a quienes piensan que no es "útil":
La Palabra
importa.
Pero no
cualquier palabra: la Palabra con el Pueblo; con la ciudadanía.
La Palabra
que toma el Pueblo, y el Pueblo que toma la Palabra.
Eso fue la
Defensa de Madrid, y eso es la República.
Al situarse
en primer plano de la escena, la ciudadanía trabajadora, organizada y dueña de
su propio destino, demostró que la única barrera del Arte es la infravaloración
que de él hacen los poderes económicos al privatizarlo.
La eclosión
de Poder Ciudadano a todos los niveles en la España republicana, evidenció
que, contrariamente a lo que dicen los elitistas, también en el Arte puede
haber una auténtica Democracia participativa.
En la República,
los creadores se fundieron con su Pueblo, y a su vez, ese Pueblo combativo hizo
suyos a los creadores, asimilándolos en un proceso de simbiosis sin parangón
en la Historia cultural de Occidente.
Nunca la
ciudadanía y sus escritores y artistas estuvieron tan íntima, fraternalmente
vinculados, mezclándose.
Poetas y
escritores fueron milicianos, soldados de la República, y los milicianos y
soldados dieron a su vez en poetas, en creadores, demostrando así que Creador
verdadero sólo hay uno:
El Pueblo.
El Madrid
del 7 de noviembre nos enseña que cuando la izquierda se une, la República es
imparable e invencible: ¡No pasarán: pasaremos! , como se dijo también
aquel día.
El revés
de aquel Madrid es el 5 de marzo de 1939, cuando unos traidores (Casado,
Besteiro, Mera...) buscaron medrar a costa de los antifranquistas: de
entregarlos al verdugo.
Otra lección
de Madrid: las consecuencias del egoísmo en un Frente republicano.
O todos
nos salvamos, o todos nos hundimos en el oprobio y el exterminio , dijo el
doctor Negrín, Jefe del Gobierno de la República. Socialista que supo forjar
un Gobierno de Unidad con comunistas, republicanos y nacionalistas de izquierda,
sindicalistas y confederales, negándose a entregar a ninguno de ellos como
"chivo expiatorio" para intentar "suavizar" a Franco (empeño,
por lo demás, inútil) que era lo que pretendían, y lo que hicieron, los
traidores; los golpistas del 5 de marzo, derrocando al legítimo Gobierno de
Negrín y entregando Madrid sin condiciones: decenas de miles de hombres y
mujeres murieron sin posibilidad alguna de defensa por culpa de aquella traición.
No
olvidemos hoy, no, aquella otra fecha: 5 de marzo de 1939. El Golpe -la traición-
de Casado, Julián Besteiro y Cipriano Mera, que dejó inerme a España ante el
franquismo.
Yo quiero
aquí, ahora, acordarme del coronel Luis Barceló, tal vez, el último (Jefe)
defensor del Madrid republicano. Militar Leal que se opuso con todas sus fuerzas
al Golpe del 5 de marzo.
Los
secuaces de Casado le fusilaron de manera cobarde contra las tapias del
Cementerio del Este días antes de entrar Franco en Madrid.
Pero la
victoria del 7 de noviembre estaba ya por entonces lo suficientemente alta, lo
suficiente adentro de la conciencia del Pueblo, y su Corazón, como para ser
destruida por aquella traición y sus consecuentes cuatro décadas de
franquismo.
No
pudieron: era ya inmortal.
Así
cayó Madrid , tuvo la desfachatez de titular un libro Segismundo Casado,
de vuelta, tranquilamente, al solar franquista con la intención (frustrada) de
integrarse en la hueste del "caudillo" sangriento.
Una vez más,
se equivocaba: Madrid no cayó.
Resistir
es vencer , afirmaba el Presidente Negrín. Y pocas veces consigna alguna
se ha revelado tan verdadera en el tiempo: Madrid no cayó nunca.
Madrid
venció, porque resistió aquel 7 de noviembre de hace setenta años. Porque lo
defendieron sus ciudadanos; sus hombres, sus mujeres y hasta sus niños. Sus
milicianos, soldados y militares leales llegados de todos los pueblos y naciones
de España republicana. Del mundo entero. Sus escritores y artistas, sus poetas,
lo defendieron y lo conservaron ya para siempre.
Para
nosotros. Para entregárnoslo a nosotros este otro 7 de noviembre. Y con él,
con aquel Madrid heroico e invicto, la República entera.
La que
nosotros, si sabemos (y debemos) ser agradecidos y bien nacidos, aceptaremos y
haremos ser (debemos, entre todos, hacerla ser) en una Tercera:
En una
Tercera República española.
En
Madrid, 7 de noviembre de 2006, Miguel Pastrana
(Miembro de la Asociación de Escritores y Artistas Españoles)
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