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 Chaplin. Un rebelde contra el capital

Xavier Andocilla R.

Voltairenet

       Un pequeño hombre de ojos azules, portador de un sombrero hongo demasiado chico para su cabeza, trae unos pantalones abombados que terminan en sus tobillos, en la parte trasera asoman a menudo las pedazos inferiores de las camisas o los calzoncillos que utiliza. En su tórax porta una leva de esmoquin y tiene unos pies excesivamente pequeños para los zapatos que calzan y por los que tiene que caminar en forma de pato; posee un bigote mosquito y lleva consigo un bastón que tiene innumerables usos.

  Este personaje es la estrella principal de varias películas que se han convertido en clásicos del cine mudo o cine silente, es un actor universal que se relaciona fácilmente con las personas gracias a una gran sinceridad y convicción de la actuación que realiza y de la construcción de las obras que ejecuta, se lo conoce con el nombre de Charlot y es un hombre sensible y soñador, no tiene vergüenza de la miseria y se presentó en el Teatro de la Universidad Central del Ecuador, en el ciclo semanal de cine de Charles Chaplin, que se lo realizó desde el 7 de mayo hasta el 2 de junio.

  Charles Spencer Chaplin Hill nace el 16 de abril de 1889, en el número 287 de Kennington Road, en un barrio del sur de Londres. Sus padres fueron actores cómicos de music hall, en un teatro de variedades.

  Después del divorcio de sus progenitores conoce la miseria y a los 5 años, mientras su madre se encontraba enferma, Chaplin aparece por primera vez en un escenario en la Cantina de Aldershot.

  Años después, en 1906, fue contratado por la compañía de variedades de Fred Karno en donde aprende a dominar la pantomima, que se convierte en elemento clave para la construcción de su personaje en el cine. El papel más importante es la interpretación que la realiza sobre Billy, el muchacho ayudante del detective, en una adaptación teatral de Sherlock Holmes.

  Charles Chaplin llega a adquirir una experiencia importante de actor en la compañía de Fred Karno, logra construir una técnica muy personal para la mímica, adquiere un sentido de ritmo y de danza que le permite destacarse en cualquier escenario. A los 25 años, después de una primera gira por los Estados Unidos y con un alto prestigio en la Compañía de Variedades, llega a Los Ángeles y es contratado por Marck Sennett, quien le ofrece rodar tres películas cada semana y ganar un sueldo de 150 dólares.

  En su primer año en Hollywood, realiza 35 películas de diez o quince minutos de duración y en las que deja la base de su personaje Charlot, que es “un ingenioso vagabundo, con modales de caballero, que sobrevive gracias a su personal perspicacia, pero su afición por las mujeres le envuelve en constantes conflictos que suelen finalizar mal” *1.

  Desde el inicio, las películas de Charles Chaplin se convierten en una verdadera arma de agitación de conciencias, pues conseguía que las personas se relacionen con la vida del pequeño vagabundo y las obras cinematográficas se convertían en verdaderos repertorios de denuncia contra una sociedad cruel y violenta; se realizaron en un momento “en que la primera guerra mundial estaba arrasando cualquier sentimiento de seguridad en unas instituciones sociales que se tambaleaban al compás de los cañones y los bombardeos, mientras el pequeño vagabundo era capaz de reírse y entablar su propia guerra contra las amenazas más inmediatas a la vida cotidiana de cualquier habitante de la Tierra. Esta confianza en las propias fuerzas, esta fe en el futuro que sin ninguna duda Charles Chaplin adquirió en sus infernales años de infancia, le hicieron conectar con la sensibilidad amenazada que reinaba en cualquier punto del mundo. Era el favorito, porque era el paladín de una causa secreta: el orgullo de los humildes” *2.

  A medida que va adquiriendo experiencia, Chaplin realiza obras en mejores condiciones económicas y un mayor control en su trabajo, de las que se puede destacar, Carmen, Vida de Perros, ¡Armas al hombro!, Un día de juerga, Día de paga, El peregrino, El chico, esta última de una hora de duración y es una severa crítica a la situación de vida de los barrios populares de los EEUU.


 

     Charles Chaplin fue un activista por la libertad, un ser humano que puso su arte al servicio de los intereses de los sectores populares. Sus obras se constituyeron en herramientas de denuncias sociales, eran instrumentos que confrontaron la realidad de pobreza y miseria, y a la vez componía escenarios en los que se acusaba a los verdaderos enemigos del progreso social; sus trabajos proveían de energía y fuerza a los oprimidos, razón por la cual fue objeto de múltiples ataques y las clases dominantes lo veían como un enemigo que debía ser callado y proscrito.

       Sus películas no fueron producto de la casualidad, respondían a las condiciones históricas en las que se presentaron, es así que el 26 de febrero de 1921 se estrenaba “El Chico” en medio de un contexto en el que se hablaba de la prosperidad de los EEUU, se alababa el estilo de vida norteamericano y se manifestó que “un vendedor de periódicos podía llegar a ser presidente de la república”, motivo por el que miles de emigrantes llegaron a los Estados Unidos para conquistar el sueño americano.

      Estos argumentos dieron material para que Charlot interpretara una denuncia de la verdadera situación en que vivían los inmigrantes en los barrios yanquis, y se constituyera como uno de los mejores melodramas que se granjeó un gran rencor de la oligarquía de ese país, es así que “un sector de la prensa atacó a Chaplin con energía. Tildaron a la película de derrotista, amarga, incluso fea; no podía tolerar, en plena época de la ficticia prosperidad que disfrutaban, que alguien les señalara con el dedo los verdaderos cimientos de esa prosperidad”1.

      En 1923 se aleja de los estudios cinematográficos de Mack Sennett y se incorpora a la United Artista; allí inicia los trabajos de una de las obras que traería el escándalo más sonoro de la historia del cine, por lo que sería prohibida en 15 estados de la Unión y se la titula bajo el nombre de “Una mujer en París”. Esta película da un severo ataque a la sociedad norteamericana, pero en gran parte se altera la historia, producto del miedo a la censura por parte del recién creado Código Hays, por lo que es trasladada la acción a Francia.

     En sus memorias, Charles Chaplin manifestó que esta obra “fue la primera película muda que articuló ironía y psicología”, pero fue un “fracaso comercial por no ser la divertida comedia que el público esperaba, pero lo sitúa entre los grandes realizadores por la plasmación de las ideas visuales y su buen tono narrativo”2.

      A pocos años, en 1925, Chaplin hace resucitar a su personaje del vagabundo en uno de los filmes que lograría constituirse como su obra maestra y a la que se le tituló “La Quimera de Oro”. Esta película expresa una ridiculización de la famosa época de la “fiebre del oro”, parodió con un espíritu burlón el auge económico y de consumo que se desarrollaba en los EEUU.

      Mientras el sonido en el cine llega a ponerse en auge y muchos directores del cine mudo caen en fracaso, Chaplin trata a toda costa de convertir a su persona en un símbolo internacional y comprende que si el vagabundo llega a abrir la boca y hablar perdería toda su identidad; es por eso que el 21 de enero de 1931 es estrenada “Luces de la ciudad”, obra que obtiene un rotundo éxito y es una película muda a la que únicamente se la adicionó una banda musical compuesta por el propio cineasta.

       En “Luces de la ciudad” Chaplin logra expresar su talento en el manejo de la pantomima, pues él siempre “hizo hincapié en la importancia de las manos para darnos una idea de lo que siente o quiere expresar el personaje en un momento concreto. La mímica crea una abstracción, cómica o trágica, que las palabras jamás podrán ofrecer. Y son las manos, precisamente, punto determinante en el amargo desenlace de “Luces de la ciudad”.

       La estética de Chaplin siempre se constituyó en una importante herramienta de rebeldía contra el capital y sus sostenedores, no eran simples obras artísticas sin contenido, sino por el contrario, estas lograban relacionarse con el público y explicar las cosas más complejas de una forma cómica y sencilla; el gran actor podía agitar conciencias y al mismo tiempo ridiculizar a las clases dominantes, se burlaba de los explotadores y confrontaba al capitalismo, a la vez que desarrollaba una pantomima atrayente en historias comunes en las que se refería a la vida de los oprimidos y ofrecía esperanzas a los explotados.

          Una de las películas que nos plantea con nitidez la propuesta de Chaplin por vincular los planteamientos políticos con el cine es “Tiempos modernos”, obra que se la estrenó en Nueva York el 5 de febrero de 1936; en ella aparece el artista como un feroz acusador, confronta a la burguesía y denuncia la explotación de que son objeto los trabajadores en el proceso de producción de mercancías.

       Tiempos Modernos es una sátira de los problemas que tienen los sectores populares frente a la mecanización social y técnica de la producción, “es una rigurosa crítica sobre los problemas económicos y sociales de la América de la depresión y se universaliza a través del personaje de Charlot, convertido en la imagen de millones de obreros sin trabajo que arrastran la angustia y la desorientación del vagabundo”1.

        Este tema no fue un descubrimiento de pura casualidad, sino que se constituyó en una respuesta a las tensiones políticas a las que se encontraban sometidos los trabajadores en el periodo de entre guerras; según Charles Chaplin, “la gente estaba dominada por un caos mental. Me pareció un buen tema para la película. El único medio era burlarse de toda nuestra malparada situación, reírse de los tiempos modernos. Producimos mucho, pero nos encontramos con que no podemos disponer de lo que producimos.” Las clases dominantes después de ver esta película lanzaron una intensa campaña contra la obra y su director, los sectores conservadores de la sociedad norteamericana levantaron sus gritos de indignación y lo trataron de estigmatizar y callar. A pesar de aquello, Chaplin no se amilanó y el 15 de octubre de 1940 es proyectada por primera vez “El gran dictador” en un momento en la que la situación política y social se encontraba convulsionada con los días de en que se desarrollaba la II Guerra Mundial.

      Mientras los trabajadores se levantaban contra el fascismo en todo el mundo, Charles Chaplin construía una obra que se constituyó en una impresionante sátira contra el fascismo en general y contra Hitler y Mussolini en particular.

      En El Gran Dictador se ridiculiza al más tirano de los dictadores, desnuda las verdaderas caras del fascismo y desenmascara los intereses que tenía Hitler, pero Chaplin no solo se queda en la valiente denuncia, sino que por primera vez hace que hable el Vagabundo y en el discurso final de la obra logra exponer una declaración de amor y de guerra al momento que señala “Vosotros el pueblo, tenéis el poder, el poder de crear máquinas, ¡el poder de crear felicidad! Vosotros, el pueblo, tenéis el poder de hacer que esta vida sea libre y bella, de hacer de esta vida una maravillosa aventura. Por tanto, en nombre de la democracia, empleemos ese poder, unámonos todos. Luchemos por un mundo nuevo, por un mundo digno que dará a los hombres la posibilidad de trabajar, que dará a la juventud un futuro y a los ancianos una seguridad!”.

      En los días que se estreno “El Gran Dictador” Chaplin realiza una actividad intensa en contra del belicismo imperialista y se toma las tarimas de los mítines en contra de la Guerra organizados por el Partido Comunista norteamericano, en ellos Charles Chaplin llama a los pueblos a realizar acciones contra el fascismo y apoyar el trabajo que desarrollaba la URSS por liberar a los sectores oprimidos.

     Terminada la II Guerra Mundial, en los EEUU se impulsa una política para desterrar todo género de “actividades antinorteamericanas”, “limpiar” de los Estados Unidos toda clase de actividad comunista, por lo que se crea “El Comité de Actividades Antiamericanas”, comité que tenía el objetivo de liquidar a los responsables de las películas que se consideraban contradictorias a las políticas del imperialismo o eran de filocomunistas.

      Por el odio que Chaplin se había ganado en toda su vida de actor y de director de cine, es que al finalizar su película Candilejas, liquida sus negocios en Estados Unidos y se embarca con su mujer y sus cuatro hijos rumbo Inglaterra, donde estrenara su película. Después de una vida intensa y con el orgullo de haber dado un importante aporte al desarrollo del séptimo arte, a los 88 años, el día de navidad de 1977, muere en Suiza el mayor icono del cine del siglo XX, Charles Chaplin.

 

 

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